Gradualismo, cooperación y convivencia con el poder, o fin de complicidades, opresión, injusticia y corrupción, son los proyectos que enfrentan a los perredistas, afirma el político tabasqueño, quien lamenta que algunos prefieran figurar en la política sin apostar a la transformación del país
Las diferencias con los dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se trazaron hace tiempo. Responden a la concepción que cada militante de la izquierda tiene de la política. Hay quienes comparten la visión cooperacionista, de gradualismo y de convivencia con el poder, y quienes defienden que no tiene sentido servir de comparsa para mantener el régimen de opresión, injusticia, corrupción y privilegios que representan el PAN y el PRI.
Andrés Manuel López Obrador resume así un conflicto que empezó a dibujarse en 2006, el cual ha crecido hasta lo que él llama momento de definición: No hay nada que justifique mantener alianzas con el partido que nos robó la Presidencia de la República, pero eso es cosa de ellos. Nosotros, desde el PRD, vamos a fortalecer el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y estoy seguro de que nos va a ir bien
, afirmó en entrevista con La Jornada.
–¿Se ha convertido esto en un enfrentamiento personal?
–No. Aunque parezca maniqueo, que no lo es, hay dos formas de participar desde el flanco izquierdo. Una es figurar políticamente sin apostar a la transformación del país, hacer política en el molde tradicional, donde todos los intereses cuentan, menos el del pueblo.
“Hay otra, y somos muchos los que pensamos de esa manera. Consideramos que lo fundamental es la transformación del país. Que no tiene ningún sentido mantener el status quo. Sostengo que hacer política es hacer historia, y en un país como el nuestro lo fundamental es buscar que haya un verdadero cambio. La realidad nos dice que México está en manos de unos cuantos, de una mafia del poder responsable de la actual tragedia nacional; que no hay, en sentido estricto, una democracia, y que mientras se mantenga este régimen de dominación no va a haber ninguna posibilidad para la inmensa mayoría de los mexicanos. No va a haber justicia, bienestar, paz ni tranquilidad para el país.”
–La dirigencia perredista destaca que así ha ganado espacios.
–El que dirigentes de izquierda, y lo pondría entre comillas, sean regidores, alcaldes, gobernadores, legisladores y se conformen con ello es un modo de vivir, y para no ser tan desconsiderado es también una concepción política. Ellos piensan que poco a poco se puede mejorar la situación del país.
“Asumen el papel de parlamentarios, presentan puntos de acuerdo, participan en comisiones. Viajan al extranjero y asisten a todos los foros habidos y por haber, aunque les implique ceder ante los 30 mafiosos que han confiscado todos los poderes, que controlan a las televisoras y a casi todos los medios de comunicación. Que usan al PRI y al PAN de acuerdo con lo que les conviene.
No sé si tengan algún interés en que el pueblo llegue al poder. Creo que más bien buscan convivir con los poderosos, sin poner por delante los ideales, los principios. Es una visión que ya existía en el PRD desde 2006 o antes, aunque no tan claramente como ahora. Por eso es muy importante el momento, porque lo que está a debate pone a cada quien en su sitio. Ya no hay posibilidades de medias tintas, de indefinición.
–¿Por eso solicitó licencia?
–No han tenido recato y no hay nada que justifique la alianza con el PAN. Había que tomar una decisión y fue en el momento justo. Hay quienes me venían diciendo que yo rompiera. No lo hicimos por los militantes del PRD, que son heroicos, que son otra cosa. Era justo y necesario hacerlo ahora, que ya es más claro para la gente que la licencia tiene que ver con las diferencias en cuanto a posturas políticas. No es algo personal. Hemos llegado a la conclusión de que no habrá cambio sin insurgencia cívica, pacífica, para transformar la vida pública en todos los órdenes, además del fortalecimiento de valores espirituales, morales, culturales.
–¿Todo se inició en 2006?
–Después del fraude electoral, el grupo que tiene esta visión de convivencia con el poder empezó a retirarse de nuestro movimiento. Ya no asistió a los actos y comenzó a negociar la reforma electoral y los presupuestos con (Felipe) Calderón. En el caso del petróleo fue muy claro. Ese grupo aprobó las reformas y ahí están las consecuencias. Nosotros nos opusimos a que se entregaran a particulares bloques para exploración y explotación. Ante esta situación nosotros fuimos tomando distancia. Nos dedicamos a trabajar para construir este movimiento.
–¿Luego vienen las alianzas?
–Es importante que se sepa que uno de los resolutivos de la Convención Nacional Democrática fue la creación del Frente Amplio Progresista para enfrentar a los dos partidos de la derecha, el PRI y el PAN. Ello se hizo a un lado y se construyeron alianzas con el blanquiazul y, en algunos casos, con el tricolor. Nosotros nos hicimos a un lado y buscamos que no hubiera ruptura. Actuamos con bastante tolerancia, sin precipitaciones, pero esa gente se siguió de largo, actuando sin ningún límite y llegó el momento en que no fue posible seguir aceptando que este PRD se convirtiera de plano en un anexo de los partidos de la mafia del poder.
–¿Hubo algún acercamiento?
–Jamás hicieron una consulta. Me enteré por la prensa. Pueden argumentar que para eso es el Consejo Político, pero ese órgano está controlado corporativamente. No hay interés en consultar. Se fue divorciando por completo de los militantes. Aquí hay algo que no se ha dicho. Cuando negociaron la reforma electoral con Calderón, en acuerdo con el PAN y el PRI, se buscó hacer la vida difícil al Partido del Trabajo y a Convergencia, con el propósito de que no alcanzaran dos por ciento en la elección de para quitarles el registro.
Todo esto con dedicatoria, con la idea de que no tuviésemos un instrumento que permitiera registrar eventualmente en 2012 una candidatura a la Presidencia de la República.
–¿Por eso apoya entonces a ambos partidos?
–Logramos que no perdieran sus registros. Por eso digo que lo que está en el fondo es esta concepción de querer mantener el mismo régimen, aunque en el discurso ellos digan que no. De nuestra parte, sería un acto de irresponsabilidad llevar a la gente a más de lo mismo, al engaño. Desde hace más de cuatro años estamos construyendo el Morena. No podemos simular, es un asunto de definición política, ideológica. He pronunciado miles de veces las frases transformación de la vida pública del país o cambio verdadero, como para que ahora hagamos algo distinto.
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