Entre los maestros disidentes también hay matices, aunque conjuntados en el mismo sindicato, dentro hay por lo menos tres grandes corrientes: SNTE, CNTE y la CEND del SNTE, una fracción que se nombra a sí misma “la parte viva del SNTE”.
Por Fabiola Rocha
Regeneración, 21 de julio de 2018.- En el interior de la más radical disidencia magisterial también hay diferencias, esta semana, en la capital del estado de Morelos, se llevó a cabo el XIII Encuentro Curso Taller del Educador Popular, una propuesta del Comité Ejecutivo Nacional Democrático, una de facciones disidentes del SNTE.
Los orígenes de esta organización podrían remontarse hasta 1989, cuando contingentes de maestros cansados del charrismo sindical crean sus propios Comités Seccionales, pero no es sino hasta 2008, en el Congreso Nacional de Bases, realizado el 11 y 12 de julio, decidió la elección del Comité Ejecutivo Nacional Democrático CEND, que desde entonces se ha movilizado en cuatro líneas de acción: 1) Jurídica 2) Pedagógica 3) Política-Sindical y 4) Social.
Y sólo para muestra, hace falta un botón:
Encuentro Curso Taller del Educador Popular
Desde el lunes de esta semana, se llevó a cabo el Encuentro del Educador popular que conjuntó a profesores de 12 estados de la República entre las que se encontraban docentes de Quintana Roo, Puebla, Morelos, Querétaro, Estado de México, Tamaulipas, Baja California Sur, Nuevo León, Jalisco, Guanajuato, Oaxaca y Guerrero.
Los profesores, hicieron un ‘campamento de verano’ en el que discutieron y analizaron las distintas condiciones en las que desarrollan su actividad, así como el momento en el que se encuentra la lucha magisterial contra la reforma educativa que los dejaría en malas condiciones laborales.
Durante el curso, alrededor de 250 profesores acamparon en el Escuela Secundaria Número 9 “Emilio Abreu Gómez”, de Cuernavaca, Morelos y participaron de los actividades en los que principalmente se discutían la formas de enseñar el Programa Nacional Alternativo de Educación y Cultura (Panaec), un modelo educativo que el Gobierno Federal ha ignorado olímpicamente pero que en comunidades de Michoacán, principalmente ha dado resultados positivos en las comunidades.
El Programa propone la creación de Escuelas Integrales de Educación Básica, mismos que plantea la reorganización del modelo educativo como una asunto de la colectividad a partir de la visión del proceso educativo, no sólo como un proceso de enseñanza aprendizaje, “sino como un el espacio en el que se dimensiona, en su totalidad la personalidad del sujeto entendido de manera integral, se fortalece la relación entre teoría y práctica; la escuela y el trabajo, así como la vinculación”, dice su presentación.
Sobre ello habló la maestra Verónica Padilla, profesora de preescolar en la comunidad de San Felipe los Alzati, cerca de Zitácuaro, Michoacán; ella participó por segunda ocasión en el Curso del Educador Popular y sólo ha implementado una de las cuatro líneas que se plantean en el Panaec.
“Con la línea que llevo, el desarrollo de conocimientos ha sido bastante positivo, mis niños han superado mis expectativas; por ejemplo, algunos ya saben leer o resolver problemas matemáticos, y con una sola línea”, contó.
Para la maestra de segundo año de Preescolar, el Programa es una forma de combatir el resago educativo que existen en diversas zonas del País.
“Con este programa buscamos desde el aspecto social y pedagógico dar soluciones a ese atraso educativo”, dijo.
El Programa, ideado por el CEND tiene su principal representación en Michoacán, donde más de 80 escuelas lo tienen integrado al cien por ciento y otras 2 mil lo han implementado en alguna de sus aristas.
Las escuelas integrales trabajan ocho horas al día donde los docentes laboran frente a grupo de autro horas y media a cinco horas de lunes a viernes y de tres a tres horas y media en actividades de formación física, artística, tecnológica y ética, además de tiempos para la recreación y tomar por lo menos un alimento en la escuela.
“La Jornada educativa inicia con una activación colectiva, se continúa con una actividad de identidad colectiva, denominada mística, luego el trabajo intelectivo sobre ciencia y tecnología, recuperación de la memoria histórica, el desarrollo del pensamiento y el lenguaje, con la creación artística y cultural desde el canto, baile, juego; finalmente, una actividad transformadora mediante talleres laborales o de tecnologías, con espacios de análisis permanentes de los problemas de agenda mundial, nacional o de ámbito comunitario”.
Las escuelas integrales, son un modelo de educación que además de enseñar a los niños, se plantea desde la comunidad, es decir, los conocimientos básicos que se facilitan en la escuela tienen alguna aplicación práctica en las comunidades, como compartió el profesor Danny Becerra, quien actualmente trabaja en la Escuela Integral de Educación Básica de los Rusios Municipio de Turicato en Michoacán.
“Está funcionando el proyecto (Panaec) y eso es a partir de los procesos de la organización comunitaria, cuando comienzas la organización comunitaria, es desde un diagnóstico, ahí la misma comunidad identifica cuáles son sus problemáticas principales, entonces eso hace que comiences con la misma comunidad a desarrollar un programa general de cómo ir solucionando esos problemas generales”, dijo.
“Esto es el programa educativo aplicado a las necesidades de la comunidad. En general, es un programa con contenidos básicos necesarios pero contextualizados al espacio donde se aplica”.
En la escuela de Becerra, hay una cocina comunitaria y una parcela en la que se cultivan los alimentos¡; pero la unión de los padres y pobladores se ha fortalecido tanto que ahora la gran mayoría participa de otras actividades como arreglar la caminos o salir a combatir el fuego si comienza un incendio porque “comenzamos a rescatar este principio del trabajo comunitario”, compartió.
Y precisamente esta vinculación de los maestros en sus comunidades con este programa ha fomentado la relación entre los docentes y padres de familia lo que se ve directamente reflejado en el apoyo que ellos dan a los maestros.
“Al haber una vinculación directa con los padres de familia en cosas que no están relacionadas solamente con la parte escolar, hay una gran credibilidad de nosotros; no por una cuestión de que se los manejemos en el discurso, sino por los hechos, porque de alguna manera se demuestra en la práctica que los maestros estamos comprometidos con el desarrollo de las comunidades, aunque a veces tengamos que ausentarnos”, comentó.
Los docentes que participaron de esta formación alternativa, misma que finalizó hoy, fueron con sus propios recursos, participaron de las actividades entre las que estaban el desarrollo de mesas de trabajo para su participación política, plenarias y talleres y cursos que fortalecían su particular visión de educación que más allá del discurso, está dando resultados en la práctica.