El discurso pronunciado el 5 de marzo en Madison, Wisconsin*/ Contrariamente a lo que quieren hacerles creer los gobernantes para que renuncien a las jubilaciones, les reduzcan sus salarios y para que se adapten a la vida de sus bisabuelos, Estados Unidos no está en bancarrota. No por mucho tiempo. El país dispone de riquezas y de efectivo. Lo que sucede es que no están en vuestras manos. Se han transferido, en el mayor atraco de la historia, de los trabajadores y consumidores a los bancos y las billeteras de los super ricos.
Hoy sólo 400 estadounidenses tienen la misma cantidad de riqueza que la mitad del total de los estadounidenses.
Déjenme decirles que 400 ricos obscenos, muchos de los cuales disfrutan en cierto modo de la multi-trillonaria reducción de impuestos de 2008, tienen un botín, unas reservas y tantas propiedades como los bienes combinados de 155 millones de estadounidenses. Si ustedes no pueden llamar a esto un golpe de Estado financiero, entonces no están siendo honestos con lo que en su corazón saben que es verdad.
Y puedo decirles por qué. Admitir que hemos dejado que un pequeño grupo de personas se haya fugado con una enorme cantidad de dinero que moviliza nuestra economía quiere decir que hemos aceptado el humillante reconocimiento de que hemos entregado ciertamente nuestra preciosa Democracia a una élite financiera. Wall Street, los bancos y Fortune 500 son los que gobiernan esta república y hasta el mes pasado, el resto de la población nos hemos sentido completamente huérfanos, incapaces de encontrar el camino para hacer algo en este sentido.
No he terminado más que la educación secundaria. Pero antes, cuando yo iba a la escuela, todos los estudiantes debíamos cursar un semestre de economía para graduarnos. Y esto es lo que aprendí: el dinero no crece en los árboles. Crece cuando hacemos cosas. Crece cuando tenemos buenos empleos con buenos salarios que nos sirven para comprar las cosas que necesitamos y eso crea nuevos empleos. Crece cuando mantenemos un buen sistema educativo que permite el crecimiento de nuevas generaciones de inventores, de emprendedores, de artistas, científicos y pensadores que generan nuevas e importantes ideas para el planeta. Y esas nuevas ideas generan nuevos empleos y generan ingresos para el Estado. Pero si los que tienen más dinero no pagan los impuestos, el Estado no puede funcionar. Las escuelas no pueden producir las mejores y más brillantes cabezas capaces de crear esos empleos. Si los ricos se guardan la mayor parte de su dinero, hemos visto lo que hacen con él: apuestan descabelladamente en el loco entramado de Wall Street y destruyen nuestra economía. La quiebra que generan nos cuesta millones de empleos. Esto también genera una reducción del ingreso impositivo. Todos terminan por sufrir a causa de lo que hacen los ricos.
La nación no está en bancarrota, amigos. Wisconsin no está en bancarrota. Decir que el país está en bancarrota es repetir una Gran Mentira. Es una de las tres grandes mentiras de la década: 1) Estados Unidos está está en bancarrota. 2) Irak tiene armas de destrucción masiva; 3) los Packers no pueden ganar el Super Bowl sin Brett Favre.
La verdad es que hay mucho dinero dando vueltas. Muchísimo. Es de los que se han encargado de desviar esa riqueza hacia un profundo pozo ubicado en sus bien cuidados Estados. Ellos saben que han cometido crímenes para que esto suceda y saben que algún día ustedes van a querer volver a ver ese dinero que alguna vez fue suyo. Pero han comprado y pagado a cientos de políticos de todo el país para que lo hagan por ellos. Pero en caso de que no funcione, ese día que esperan que no llegue nunca, sus lujosos jets están siempre con el tanque lleno de gasolina y sus motores en marcha. Para prevenir la llegada de ese día cuando el pueblo requiera su devolución, la riqueza habrá logrado dos cosas inteligentes:
Controlar los mensajes. Siendo dueños de la mayor parte de los medios han convencido hábilmente a los estadounidenses de pocos recursos para que compren su versión del Sueño Americano y voten por sus candidatos. Su versión del sueño dice que usted también puede ser rico un día –¡esto es Estados Unidos donde todo puede suceder si usted se esmera lo suficiente!- Ellos le han proporcionado convenientemente ejemplos creíbles para mostrarle cómo un pobre muchacho ha llegado a ser un hombre rico, cómo el hijo de una madre soltera nacido en Hawai puede llegar a ser presidente, cómo un muchacho con apenas educación secundaria puede llegar a ser un exitoso productor de cine. Le cuentan estas historias una y otra vez todo el día hasta que la última cosa que usted quiere hacer es ser la manzana podrida, porque usted –¡sí usted también– podrá ser un día rico/presidente/ganador de un Oscar! El mensaje es claro: mantenga su cabeza baja, no meta las narices donde nadie le llama, no se salga de madre y aseguresé de votar por el partido que protege a los ricos porque usted podrá ser un día uno de ellos.
Ellos han creado una píldora de veneno que están seguros de usted no querrá tomar nunca. Es su versión sobre la segura destrucción mutua. Y cuando amenazaron con liberar estas armas de aniquilación económica en setiembre de 2008, parpadeamos. Cuando la economía y el mercado caen en picada y los bancos son pescados difundiendo en todo el mundo el esquema Ponzi (1) .Wall Street difundió esta amenaza: o alguien nos entrega trillones de dólares de los contribuyentes estadounidenses o mandaremos la economía directamente al piso. Aflojen o digan adiós a las cuentas de ahorro. Adiós jubilaciones. Adiós Tesoro de los EE.UU. Adiós casas y empleos y futuro. Fue impactantemente pavoroso y asustó a todos. “¡Eah. Tomen nuestro dinero. No nos preocupemos. Imprimiremos más dinero para ustedes. Simplemente úsenlo. Pero por favor dejen nuestras vidas en paz, POR FAVOR!”
Los ejecutivos en sus oficinas y los fondos de inversión no podían contener la risa del regocijo y en tres meses ya estaban emitiendo otra cantidad de bonos maravillados de haber jugado tan perfectamente con una nación llena de tontos. Muchos perdieron sus empleos, millones sus casas. Pero no hubo reacción.
¡Hasta ahora en Wisconsin! Nunca ningún habitante de Michigan se sintió más feliz de compartir, su gran, enorme lago con ustedes. Ustedes han despertado al gigante dormido conocido como el pueblo trabajador de los EE.UU. A partir de ahora la tierra tiembla mientras el piso se mueve bajo los pies de los responsables. Vuestro mensaje ha inspirado a la gente de 50 Estados y el mensajes es: ¡LO HICIMOS! Rechazamos a todos los que dicen que Estados Unidos está en bancarrota. Es exactamente lo contrario. Somos ricos en talento, en ideas, en trabajar duro y también en amor. Amor y compasión hacia aquellos que, sin haber cometido faltas propias, están como el más pequeño entre nosotros. Pero ellos también reclaman lo que nosotros reclamamos: ¡Que nuestro país vuelva a ser como antes! ¡Que regrese nuestra democracia! ¡Que vuelva nuestro buen nombre! Los Estados Unidos de América. NO la Corporación de los Estados de América. ¡Los Estados Unidos de América!
Ahora, ¿qué tenemos que hacer para lograrlo? Bueno tenemos que hacerlo con un poquito de Egipto aquí y un poquito de Madison allá. Y déjennos hacer ahora una pausa para recordar que había un pobre hombre vendiendo frutas en Túnez que ofrendó su vida para que el mundo prestara un poco de atención a cómo un gobierno de multimillonarios es una afrenta a la libertad, a la moral y a la humanidad.
Gracias Wisconsin. Ustedes han hecho comprender a la gente que esta era nuestra última y mejor oportunidad para conjurar la amenaza que nos había abandonado a no saber quiénes somos los estadounidenses. Durante tres semanas se han mantenido en medio del frío, durmiendo en el suelo, saliendo del centro hacia Illinois, adonde estuvieron, lo hicieron y una cosa es cierta: Madison es solo el principio. Los ricos satisfechos se extralimitaron. No pudieron contentarse con el dinero que robaron al tesoro. No lograron saciarse deslocalizando millones de empleos y trasladándolos al otro lado del mar para explotar a los pobres de otros lugares. No, querían tener más, algo más que todos los ricos del mundo. Querían tener nuestra alma. Tenían que arrebatarnos nuestra dignidad, encerrarnos y encerrarnos hasta que no pudiéramos sentarnos a la mesa nunca más con ellos y solo regatear cosas simples como el tamaño de un aula o los chalecos antibalas de la policía o dejar algunas horas extra de sueño a un piloto para que él o ella puedan cumplir con su trabajo, con su trabajo de 19.000 dólares al año. Eso es lo que muchos pilotos de línea principiantes ganan y tal vez también el que me trajo a Madison esta mañana. Me dijo que estaba esperando un aumento. Lo máximo que está pidiendo es un poco más de tiempo para no dormirse en su auto en los viajes al aeropuerto de O’Hare. Esta es la bajeza vil a la que hemos llegado. Los ricos deben de estar contentos por pagarle a este hombre 19.000 dólares al año. Ellos se llevan su sueño. Ellos lo degradan y lo deshumanizan y gozan por ello. Después de todo no es más que otro holgazán, ¿no es así?
Y esto es, amigos míos, el terrible error de la Empresa Estados Unidos. Pero tratando de destruirnos han dado a luz un movimiento, un movimiento que se ha vuelto masivo, una revuelta no violenta por todo el país. Sabíamos que algún día llegaríamos al punto de ruptura y ese punto ya está aquí. Mucha gente de los medios no lo comprende. Dicen que les pilló desprevenidos lo de Egipto, nadie lo vió venir. Ahora están sorprendidos y confundidos viendo que tantos cientos de miles de personas han venido a Madison en las tres últimas semanas pese al brutal invierno. ¿Porqué permanecen en medio del frío? Pienso que la elección fue en noviembre y fue ésta.
“Algo está sucediendo aquí y usted no sabe de que se trata ¿o sabe?..”
Estados Unidos no está en bancarrota. Lo único que está en bancarrota es la brújula moral de los dirigentes. Y nosotros pretendemos fijar ahora la orientación y conducir el barco nosotros mismos. No lo olvide, mientras matengamos esta Constitución, una persona es un voto y es lo que los ricos más odian en Estados Unidos, porque siempre pensaron que ellos disponen de todo el dinero y de todas las cartas y ahora comprenden a regañadientes la básica firmeza de este hecho: ¡Somos muchos más nosotros que ellos!
Madison, ni un paso atrás. Estamos con ustedes. Juntos ganaremos.
Nota
El esquema Ponzi es una operación fraudulenta de inversión que implica el pago de prometedores o exagerados beneficios.
* Michael Moore. Traducido para Rebelión por Susana Merino. http://www.rebelion.org/