Obispo de Chilpancingo acepta que dialoga con narcos para detener la violencia en Guerrero

Salvador Rangel Mendoza, dijo que “dialoga con el narco” porque intenta reducir los niveles de violencia y que eso no es un delito.

Regeneración, 17 de noviembre de 2017.- Salvador Rangel Mendoza, obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, en Guerrero, aceptó que “dialoga con el narco” porque intenta reducir los niveles de violencia en la entidad.

Además, retó al secretario de Gobierno, Florencio Salazar Adame, a demostrar que, por este hecho, está incurriendo en un delito. Rangel Mendoza insistió en que políticos de la entidad tienen nexos con el crimen organizado.

“Yo creo que es justo lo que he declarado, y como dicen por ahí, a quien le venga el saco que se lo ponga y punto”, dijo.

En su edición de este viernes 17 de noviembre, el periódico El Sur publicó una entrevista donde el sacerdote católico justifica su dialogo con el narco en Guerrero y deja entrever que tiene un conflicto personal con Florencio Salazar, originado tras la destitución del subsecretario de Gobierno para Asuntos Religiosos, Jorge Alberto González Rivero, el cual fue señalado por el gobierno de Héctor Astudillo Flores por ser una persona cercana a Rangel Mendoza.

Apenas el pasado martes 14, el secretario de Gobierno admitió que en Guerrero no “existe la gobernabilidad esperada” y que la delincuencia tiene el control de territorios completos.

Aprovechó para decir que Salvador Rangel hace acusaciones que no tienen fundamentos contra las autoridades del gobierno por presuntos vínculos con el crimen organizado e incluso, dijo que lo denunció ante la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, “por su intromisión con grupos de la delincuencia, bajo el supuesto de promover acuerdos para terminar con la violencia”.

“Es conveniente que las acusaciones sobre la complicidad del Estado con el crimen organizado, procedentes de los representantes de las iglesias, siempre se expresen con veracidad y apego a la ley. La politización de la religión es una combinación que resulta sumamente grave”, dijo Salazar.

Ante ello, el obispo aseguró que mantiene comunicación con los delincuentes porque intenta revertir los efectos de la narcoviolencia en Guerrero.

“Yo como obispo, como pastor, creo que tengo toda la libertad de hablar con las personas que sean dentro de mi línea como ministro de culto, como sacerdote”, aseveró.

Agregó que “ciertamente he platicado con esas personas (jefes del narco), tratando de buscar la paz, la concordia de que no aumenten los asesinatos, yo operando, ayudando a Guerrero”.

Asimismo, indicó que ha platicado con los criminales que las autoridades no pueden ubicar y lo hace “cuando es necesario y principalmente para que no se metan con los sacerdotes, las religiosas, los seminaristas, los catequistas”.

“Simplemente estoy tratando de ver a estas personas, como lo he dicho otras veces, ellos también tienen sus razones y son personas”.

Cuestionó “¿Estoy haciendo bien o estoy haciendo mal? ¿A quién estoy perjudicando? ¿Dónde está el error de que yo hable con ellos para que no asesinen?”, al tiempo que exigió al secretario de Gobernación que demuestre la gravedad de dialogar con los delincuentes.  

“Estoy para sumar, para cooperar, para ayudar, si quieren bien y si en algo los ofendí que me disculpen y punto”, concluyó el obispo.

 

 

Con información de Proceso