El Mercado Alternativo de Tlalpan organiza, en colaboración con el proyecto El Chinampero, visitas guiadas a su sitio de producción en una chinampa en Xochimilco
Por @isadorabonilla.
Regeneración, 26 de febrero de 2016.- Hemos escuchado en muchos lugares que la comida que consumimos en los supermercados no es la más saludable. Y que la otra opción, la mejor, sería consumir orgánico. Porque sabemos de los efectos de los agroquímicos, de la situación de los agricultores, de los daños a la salud, etc… y en el mundo de algunos, consumir orgánico es posible. Pero normalmente este tipo de productos no es accesible para todos.
La comida orgánica tiene altos costos para la mayoría de la población. Conseguir una certificación para un agricultor puede costar entre 20 y 45 mil pesos, según datos de empresas certificadoras. Además, para asegurar la producción para participar en los sistemas de competencia en el mercado se requiere ser capaz de solventar altos costos en pesticidas, herbicidas, transporte, conservación, y empaque. Esto hace que el precio al consumidor sea alto, y que llegue a subir, en el caso de los productos orgánicos certificados, desde un 30% hasta un 80% más que los productos no orgánicos, dependiendo del lugar donde éstos se encuentran a la venta.
Ante esta situación, El Chinampero, proyecto de producción de hortalizas y lácteos ha optado y se encuentra buscando establecer para sí la “certificación participativa”, una modalidad que garantiza al consumidor la naturaleza agroecológica de sus productos, que se consigue acercando a los compradores a los sitios y procesos de producción que dan vida a sus alimentos.
Recientemente, el Mercado Alternativo de Tlalpan, mercado ciudadano que reúne a productores locales de la Ciudad de México, llevó a cabo una de las visitas a sitios de producción. En esta ocasión se trató de El Chinampero.
El Chinampero es, como su nombre lo indica, una cooperativa de producción de hortalizas situado en una chinampa de la zona lacustre de Xochimilco. Se trata de una empresa familiar que recupera técnicas agrícolas tradicionales como el chapín para producir hortalizas de manera agroecológica. También producen leche, quesos, yogurt y huevo. Todo esto, aprovechando la riqueza de la tierra con procesos libres de pesticidas, herbicidas u hormonas.
Estas visitas que se organizan varias veces al año, comienzan temprano algún sábado o domingo reuniendo a los asistentes en un punto de encuentro desde donde inicia el viaje que se dirige a Xochimilco.
En esta ocasión, una vez en la zona de chinampas, nos invitaron a subir a una trajinera que nos llevó por un paseo de alrededor de 20 minutos. Durante este paseo, el equipo de El Chinampero y el MAT, aprovecha para contarnos un poco sobre la historia de la zona lacustre de Xochimilco. Se trata de una región cuyos recursos naturales han sido aprovechados por la ciudad desde su fundación en la época de la conquista, y cuyas prácticas, dadas las graves condiciones ambientales de la Ciudad de México, conviene recuperar.
La chinampa, nos explican, es un sistema de siembra que el día de hoy tiene poca actividad agrícola activa. No son muchas las familias que preservan estas prácticas por la creciente idea de desarrollo que hace que se vea al campesino y a la producción agrícola como poco llamativa y redituable.
Y no es para menos, ya que con las aperturas comerciales y la competencia del mercado, los campesinos han tenido que adoptar cada vez más agresivas para sobrevivir. La historia es bien conocida, mientras que al productor se le paga un mínimo porcentaje, los intermediarios y puntos de venta como los grandes centros comerciales se llevan la mayor parte. Además de que tengan que transportarse miles de kilómetros en algunas ocasiones para volverse accesibles al consumidor, aumentando la huella de carbono y las emisiones de combustibles fósiles.
Esta y muchas otras razones, son las que han hecho que alternativas como la agroecología o la certificación participativa sean hoy una opción viable para quienes desean hacer un cambio, no sólo para el consumidor, también para el medio ambiente.
En la visita al Chinampero Fernando Velasco y Víctor Solano, nos explican que en lugar de utilizar fertilizantes extra, utilizan la técnica del chapín, que aprovecha el lodo del fondo de los canales, rico en minerales y nutrientes, para crear camas de siembra que generan altos porcentajes de brote sobreviviente y que exige muy poco cuidado. Una vez que brotan las semillas, las plantas son trasladadas a camas de cultivo más grandes que utilizan “microorganismos eficientes” para mantener estable la mineralización y salud de la tierra. Además, en el proceso de producción de lácteos, la familia cuida y mantiene a vacas y borregos de los cuales obtienen la leche, con pasturas también agroecológicas, cultivadas en la misma chinampa.
Luego de la demostración del proceso, se organiza una comida comunitaria en donde los asistentes comparten algún platillo e intercambian contactos e ideas. Existe la posibilidad de cosechar sus propias verdolagas, lechugas, acelgas y de adquirir algunos de los productos del lugar. Esta es en resumen la visita que permite al consumidor conocer a fondo la procedencia de su comida. A menor costo que una certificación, y con la posibilidad de mantener el producto a precios accesibles, basado en un mecanismo de confianza y apoyo mutuo.
Desde hace un par de años, el MAT, quien colabora con El Chinampero, sirve de lugar de encuentro social, distribución, e intercambio de conocimientos entre productores locales y consumidores conscientes. Es, además de un mercado, un espacio de aprendizaje y participación civil que busca acercar al campesino con el ciudadano y establecer mejores relaciones de consumo, justas para las personas y el medio ambiente.
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