SOBRE LAS ALIANZAS

El argumento central de las alianzas es menti­roso porque el PRI y el PAN son, por igual, instru­mentos del régimen oligárquico para garantizar su continuidad. Ambos defienden la política económica neoliberal, la privatización de los bienes nacionales, la represión y el autoritaris­mo. Los une la complicidad en la corrupción monumental. Aliarse con el PAN o con el PRI sig­nifica, en los hechos, entregarse a los brazos de la mafia que tiene secuestrado el poder público. Nos convertiría en cómplices de un régimen co­rrupto que, desde Salinas a Calderón, ha llevado al país a la postración, a la zozobra y a una ver­gonzosa dependencia.

No hay justificación posible para el oportunis­mo y la falta de escrúpulos de la actual dirigencia del PRD. Sus verdaderas intenciones se desnudan cuando acusan al movimiento lopezobradorista de ser un factor de división de la izquierda y de favorecer a Peña Nieto. En su alianza con la dere­cha, los chuchos le dan la espalda a la izquierda misma, al movimiento popular y democrático.

En las elecciones de julio pasado, la alianza PRD-PAN postuló candidatos a media docena de gubernaturas y obtuvo el triunfo en tres de ellas: Oaxaca, Puebla y Sina­loa. Oaxaca se cuece aparte porque el gobernador elec­to, Gabino Cué, encabezó una opción respaldada por movimientos populares, al cual el PAN se trepó de últi­mo momento. El movimiento lopezobradorista se hizo a un lado después de promover el voto por Cué para derrotar al asesino de Ulises Ruíz. En Puebla, en cambio, el PRD apoyó al candidato de Elba Esther Gordillo, y en Sinaloa respaldó al candi­dato de Manlio Fabio Beltrones. Así pues, esos dos “triunfos” son, en realidad, derrotas para la izquierda.

En el caso del proceso electoral en el Estado de México, la dirección del PRD quiere aliarse al PAN con el argumento de que sólo así se puede derrotar al PRI y detener a Peña Nieto, el candi­dato de Televisa. Olvida que en 2006 la izquier­da, unida en la coalición Por el Bien de Todos y en torno a la figura de López Obrador, derrotó al priísmo mexiquense sin alianzas vergonzosas, lo que podría repetirse en 2011 y en 2012. Y olvida que el pueblo no es inmoral ni tonto, y que re­chazará un pragmatismo tan parecido al “haiga sido como haiga sido”, con que Calderón justifi­có el fraude de 2006.

En suma: los aliancistas de la “izquierda mo­derna” y entreguista pretenden convencernos de que para derrotar a Drácula hay que irse a la cama con el Hombre Lobo. A lo que puede ver­se, ya perdieron de vista que el objetivo principal consiste, más bien, en demoler la casa de los sus­tos, es decir, el corrupto y antidemocrático régi­men de la oligarquía y de sus sirvientes: el PRI y el PAN