Este albergue, fundado en octubre del 2014, donde los centroamericanos llegan a descansar, comer y recobrar fuerzas en su largo trayecto hacia el norte, podría cerrar en los próximos días. La amenaza viene del propio presidente municipal de Chahuites, Leobardo Ramos Lázaro, quien ya es apodado como “el Donald Trump oaxaqueño”, por su rechazo a los migrantes, a quienes considera como revoltosos.
Regeneración, 17 de mayo de 2017.- El flujo de migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos, cruzando por territorio mexicano, va en aumento, a pesar de las políticas migratorias de Donald Trump.
Desde Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, los centroamericanos abandonan todo en busca de su sueño americano. La mayoría lo hace por necesidad, y otros, sobre todo los hondureños, huyen de la violencia.
En su ruta migratoria hacia el norte, los migrantes, entre hombres, mujeres y niños, sufren todo tipo de vejaciones, desde asaltos, extorsiones, violaciones, accidentes, largas horas de caminata en las vías del tren o en el monte, dormir en la intemperie, y quedar varios días sin comer.
Activistas como el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, apoyan a los migrantes en su paso por el Istmo de Tehuantepec. El párroco fundó dos albergues, uno en Ciudad Ixtepec, y otro en Chahuites, municipio que colinda con Arriaga, Chiapas.
Este último albergue, fundado en octubre del 2014, donde los centroamericanos llegan a descansar, comer y recobrar fuerzas en su largo trayecto hacia el norte, podría cerrar en los próximos días. La amenaza viene del propio presidente municipal de Chahuites, Leobardo Ramos Lázaro, quien ya es apodado como “el Donald Trump oaxaqueño”, por su rechazo a los migrantes, a quienes considera como revoltosos.
Trump oaxaqueño amenaza con cerrar el albergue
Chahuites es un paso obligatorio para miles de migrantes centroamericanos y aquí es común verlos caminar por las calles, y muchos buscan refugio en el albergue.
Según el alcalde de Chahuites, la petición del cierre del albergue, o en su caso, su reubicación a las afueras de la comunidad, se debe a los constantes pleitos y desmanes que asegura, ocasionan los centroamericanos.
“Yo considero que usted no quiere tener en su casa alguien que no le cae bien, que le perjudica, que se droga, que se alcoholiza, que pelea, no sé si en su casa los responsables del albergue los quieren tener, pues adelante, no lo estamos cerrando por discriminación”, asevera.
El alcalde pidió a los activistas la reubicación del albergue, de lo contrario, lo cerraría, porque, desde su perspectiva, el aumento de la delincuencia que azota en el municipio, es originado por la presencia de los centroamericanos.
“Yo no tengo ni un trato con ellos, yo tengo trato con mi pueblo, yo quiero el bienestar del pueblo, quiero que los niños transiten libremente, ya no caminan en esa calle los niños, ya los padres tienen que ir por los niños a la escuela, yo quiero el Chahuites de antes, donde los niños jueguen fútbol y béisbol en la calle, que haya paz y tranquilidad.
“Si no se reubica el albergue se estaría cerrando, pero no por discriminación, sino por falta de apoyo de las autoridades, por falta de mantenimiento, por falta de manejarlo bien, de las personas que están más arriba”, argumenta.
El alcalde espera la respuesta de los activistas a más tardar el 14 de junio, y si el albergue no se reubica a las afueras de la población, la autoridad lo estaría cerrando, ante la ola de violencia, que asegura, es entre los propios centroamericanos y que trastoca la paz social de la comunidad.
Leobardo Ramos dice que no pretende cerrar el albergue por convicciones propias, “porque sé que le sirve a muchas personas”, pero la ola de violencia que se vive en el municipio lo obliga a tomar dicha determinación.
“Yo le hice la propuesta Alberto Donis, que llevara la propuesta al padre Solalinde de reubicar el albergue, pero boletinan que yo lo pretendo cerrar, le dije que se cerraría si no lo reubican. Se le habló (a Alberto Donis) que se va a cerrar si no toman cartas en el asunto, se le habló que tenemos que restituir, reubicar el albergue porque se han malmatado, vamos a decirlo así, a golpes, a garrotazos, ya no respetan los terrenos de la gente, los patios, se meten a las azoteas”, asegura.
Salvador Chávez, encargado del albergue, dice que el refugio cuenta con reglas estrictas para los migrantes, a quienes se les prohíbe salir a la calle después de las 9:00 de la noche, no molestar a los vecinos, no fumar, no ingerir bebidas embriagantes, entre otros reglamentos.
En palabras de un migrante se resalta la realidad que viven, a lo que dice: “No tenemos quién nos apoye, porque póngale que yo, desde ayer, hasta ahorita estoy recibiendo un plato de comida, tuve que aguantar toda la noche, dormir en el monte, si no estuviera esto póngale que nos toca seguir caminando”, responde con sorpresa cuando se le pregunta qué opina sobre el cierre del albergue.
“Aquí ayudan a mucha gente, no solo a mí, porque en estas casas podemos descansar unos días, son un gran apoyo, no me imagino la vida de un migrante sin este espacio”, comenta Álvaro.
Mientras el alcalde asegura “e ha desatado una ola de bandolerismo, trifulcas entre ellos, le hablé al Fiscal (del Migrante), le hablé al Ministerio Público que me apoyaran al respecto y por eso cité a Alberto Donis y un representante de los Derechos Humanos y se le aclaró que no estamos pidiendo que se cierre a la de ya, se le habló que se va a cerrar si no se toma cartas en el asunto”.
El activista Alberto Donis Rodríguez rechazó la postura de las autoridades y reclamó el trato que se le da a los migrantes centroamericanos en el Istmo de Tehuantepec.
“Reclamamos la postura de Donald Trump y su política migratoria, México ha adoptado una postura hacia afuera, hacia el exterior, de velar por el respeto por los derechos de las personas migrantes y aquí se está haciendo lo que allá se está exigiendo, aquí se les persigue, aquí se les criminaliza”.
En el Centro de Ayuda Humanitaria, como se le conoce al albergue de migrantes en Chahuites, arriban todos los días decenas de migrantes centroamericanos para descansar unos días antes de continuar con su recorrido hacia los Estados Unidos.
De acuerdo con Alberto Donis, en los últimos tres años ha ido en aumento el número de asaltos y violaciones a los derechos de los migrantes, luego que el gobierno federal implementara el Programa Plan Frontera Sur, donde ya no se les permitió a los centroamericanos utilizar el tren carguero como medio de transporte, y realizar diversos operativos para deportarlos.
Con información de: Conexión Migrante