Estudio revela que piratería no afecta ventas de música

Una investigación realizada por la Universidad de Queen en Canadá revela que la piratería no afecta las ventas de la música digital: de hecho las aumenta.

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Por Isadora Bonilla

Regeneración, 26 de enero 2016.- La industria de la música se ha empeñado en sostener que la piratería afecta a la música y a los artistas por igual. Sin embargo un estudio ha revelado en fechas recientes que tanto las descargas ilegales como los contenidos piratas pueden incluso favorecer las ventas.

El anuncio resulta polémico para una industria que ha sido objeto de críticas por manipular el mercado de la música y favorecer sólo productos mediatizados o redituables para ella, no siempre en beneficio de los propios artistas.

Este estudio se realizó en los últimos diez años, y fue encabezado por el profesor Jonathan Lee.Comprar, piratear, publicar: el efecto del intercambio de archivos en las ventas de discos, sostiene que hay una relación directa entre la cantidad de veces que un álbum es pirateado y su éxito en ventas.

El libre intercambio digital de música ha sido una causa poco difundida en los medios, y no es difícil imaginar por qué. Ya en muchas ocasiones, artistas como Amanda Palmer han dejado su obra disponible y abierta en la red sabiendo que al hacerlo más que asegurar su negocio musical, están construyendo un público, y una cultura musical que eventualmente, con su preferencia y sus recursos (materiales, simbólicos y financieros) asegurará la sostenibilidad de su trabajo como artistas.

Esto puede ser confirmado hoy por el estudio que obtiene sus conclusiones a partir de una muestra de 2,251 álbumes vendidos tanto física como digitalmente a lo largo de 27 semanas en el año 2008 y 250,000 en Internet, en donde se consideraron más de 4,8 millones de descargas en BitTorrent.

Hablamos de gustos, íconos producidos por los medios y grandes empresas que obtienen millones de dólares al año gracias a las preferencia del público. Sabemos que en muchos casos, el ciclo de gusto y preferencia musical y el consumo a través de medios de comunicación es difícil de romper, pero quizá la piratería esté escapando ligeramente a esto. «La piratería solo beneficia a aquellos artistas que son realmente talentosos, ya que la gente estaría dispuesta a invertir su dinero en alguien cuya música aprecian como buena, a diferencia del resto de músicos o bandas sin talento.”

Se revela en el documento -que podría servir de advertencia para la industria, que “en un futuro la piratería podría reemplazar las ventas de música y podría incrementar las ventas por sí sola.” Esto desplazaría un montón de eslabones e intermediarios que convierten al artista en producto y al público en consumidor, una ecuación cuyos resultados no siempre se traducen en una buena calidad en la música y que eleva al hombre de negocios por encima del artista.

El tema es complejo y las ventas no aumentan por el mero hecho de compartir archivos. Para que el intercambio de archivos se vuelva un efecto positivo en las ventas hay que considerar otos factores, como de qué artista se trata, cuánta popularidad tenga y qué tipo de público le siga.

Otros estudios han mostrado de manera anticipada resultados similares a éste, como el de David Blackburn, de la Universidad de Harvard que demostró cómo el intercambio de contenidos musicales tiene importantes efectos de difusión y penetración que se ven reflejados en las ventas y que esto beneficiaba al menos a 3 de cada 4 artistas.

También se descubrió que compartir archivos de forma libre puede ayudar a los artistas no muy renombrados y afectar a los más conocidos, de una forma en la que es la opinión y gusto del público lo que ayuda a discernir y elegir entre artistas menos conocidos, regulando la calidad de la música en función de las preferencias del público.

El caso Amanda Palmer

Ex vocalista del grupo Dresden Dolls, y hoy solista de su propio proyecto, Palmer se ha vuelto un ícono de defensa de la autonomía del artista y el libre acceso a la cultura. Todo su material se encuentra disponible en Internet, con pleno consentimiento de su parte. En su video para TED llamado “El arte de pedir” defiende la cultura del libre intercambio de obra y recursos. Varios de sus álbumes y materiales han sido producidos y financiados con ayuda de campañas de fondeo colectivo, así como con donaciones de miles de sus fans. Bajo la misma premisa que este estudio, su trabajo se ha vuelto sostenible gracias a la fama que ha obtenido a través de la libre descarga de su obra. En su sitio web puede leerse:

“Esta tienda está construida con una filosofía de “paga lo que tú decidas” para mi música digital.

Creo firmemente que la música debe ser tan libre como sea posible, liberada y difundida.

Creo que para que los artistas puedan crear y sobrevivir con sus creaciones sus públicos necesitan levantarse y apoyarlos. Es un sistema de honor, no de juicio.

Si estás quebrado, tómalo. Si te gusta, puedes volver luego y pagar lo que puedas luego.

Una vez que lo tengas, comparte, comparte, comparte, copia, copia, copia, difunde el mal!!!, nosotros somos el medio. “

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Esto resume lo que muchos llaman hoy, la economía de compartir . Un sistema sostenible de intercambio y generación de bienes y recursos en donde se cortan tanto como sea posible los intermediarios de manera que el costo sea establecido libremente por quienes ofertan y consumen.

Se trata de un visión revolucionaria para el mundo del arte y de la música. Porque lo sabemos, cuando pagamos por un disco o una canción, no siempre estamos pagándole al artista.

Puedes leer el estudio de Jonathan Lee en inglés aquí.

Con información de www.eldiario.es