Regeneración, 9 de noviembre del 2015.-San José Acoculco no es un desierto, pero tampoco es una montaña verde, sino un lugar de árboles con signos de putrefacción, esqueletos de roedores, lodazales mezclados con plásticos de refresco, ropa, animales muertos y espuma.
El olor, que se siente a la entrada del pueblo, advierte una especie de abandono. En algunas zonas hay pequeñas parcelas, ya con espigas, donde posan casi secas decenas de milpas, para el autoconsumo de la gente y el zacate apilado de los animales de campo, es lo que se ha dado como resultado la captación y descargas de aguas residuales del Estado de Mèxico y el Distrito Federal, los ríos metropolitanos se han convertido en verdaderos drenajes y no se está tomando enserio ni por parte de la sociedad y los políticos corruptos que tienen negocios con empresas corruptas, del daño a la salud que se está ocasionando tanto al ecosistema como a la misma gente.