La Escuela Nacional de Pintura y Grabado ‘La Esmeralda’ está pasando por una delicada y compleja circunstancia, ya que quienes aspiran a dirigirla tienen denuncias serias de acoso, abuso de confianza y mal ejercicio de poder.
Por Alexandro Guerrero
RegeneraciónMx, 30 de junio de 2022.- En el marco del cambio profundo que propone la Cuarta Transformación, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura fue pionero en establecer un protocolo que busca garantizar que sus espacios, en especial los formativos y académicos, sean seguros y libres de violencias para sus comunidades.
Gracias a tal estrategia, poco a poco las escuelas públicas de artes se han ido volviendo lugares seguros para sus integrantes, de manera primordial para sus estudiantes.
Si bien no formo parte de su comunidad, he conocido de cerca este cambio en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado ‘La Esmeralda’. La primera vez que visité esta escuela fue a mediados de la primera década de este siglo, pude atestiguar un examen de titulación, el de Viviana Rivera una artista transgresora. Recuerdo el rigor de los examinadores y también que obtuvo mención honorífica; hoy es una notable especialista en restauración. También de aquella época a la maestra Vania Lozano, artista multidisciplinaria hoy radicada en Quintana Roo, activista de conciencia libre y crítica.
Me impresionaron entonces las instalaciones tratándose de una escuela pública, además de que al conocer la planta de maestros me llamó mucho la atención su vinculación con el teatro a través de las enseñanzas de Jarmila Dostalova, genial artista de la escenografía de origen checo.
Por los vínculos creativos que se han tendido con mi quehacer escénico a lo largo de los años, puedo decir que ‘La Esmeralda’ es axial en la formación de creadores. Pero sobre todo, en tanto escuela pública, considero que es de interés de todas las personas saber que en este momento pasa por una delicada y compleja circunstancia.
‘La Esmeralda’ atraviesa ahora el «proceso de auscultación» mediante el cual se decide quién la presidirá los siguientes cuatro años. Pero contrario a la ética que refería antes, se ha permitido que la elección sea entre dos personas candidatas sobre quienes hay denuncias serias de acoso, abuso de confianza y mal ejercicio de poder.
Durante la presentación de los candidatos y sus proyectos, pública aunque restringida a quienes cuenten con la plataforma de Facebook, pude atestiguar lo que una nutrida parte de la comunidad esmeraldina lleva ya semanas comentando con indignación: las autoridades correspondientes no están escuchando, de hecho ignoran deliberadamente reclamos legítimos. Los comentarios surgidos durante las trasmisión en vivo lo evidencian; hay ahí incluso denuncias de acoso a las que la autoridad responde con una invitación a hacer las denuncias…. ¡que se hicieron antes por los medios formales!
Desde hace semanas, integrantes de ‘La Esmeralda’ externan preocupación por lo que supondrá que quien dirija esta escuela, una de las más importantes de artes plásticas y visuales en el país, no cuente con la legitimidad necesaria para garantizar un desempeño ético de sus funciones. Incluso el Consejo Académico de la escuela solicitó una prórroga del procedimiento y ni ese órgano colegiado ha merecido una respuesta clara de las autoridades del Instituto, en específico de la Subdirección General de Educación e Investigación Artística del INBAL, quienes se limitan a responder (cuando lo hacen) con evasivas y cumpliendo burocráticamente.
Como sociedad (porque las públicas son nuestras escuelas) y con mayor razón quienes se asumen parte de la cuarta transformación (por los principios que nos rigen), habrá que recordarles a las autoridades del INBAL en todos sus niveles que son funcionarios públicos, cuya obligación es actuar con transparencia, ética y responsabilidad, y sin violentar a las personas que se dirigen a ellas. Negarse a escuchar con toda atención, a responder con toda buena voluntad y a fin de conciliar las demandas de una comunidad preocupada por la institución donde estudia y trabaja, es violento.
No podemos permitir que sean las propias instituciones, nuestras instituciones, las que nos violenten.
Hay una exigencia a muchas voces, adentro y afuera de «La Esmeralda», para que la designación de quien dirija esta importante institución de formación artística, se realice con estricto apego a principios que den absoluta certeza, legalidad y transparencia. Hay que escucharla y atenderla, están a tiempo.