Por Miguel d’ Escoto, Nicaragua; Leonardo Boff, Brasil; Obispo Pedro Casaldáliga, Brasil; Obispo Thomas Gumbleton, EU; y Ramsey Clark, EE.UU.
Le saludamos como a un hermano en Cristo Jesús nuestro Señor, con amor y respeto, en cumplimiento del mandato que debemos amar incluso a aquellos que, como enemigos, se comporten contra nosotros. ¿Qué le pasó a usted, querido hermano? ¿Qué fue de ese valiente e inteligente Obama que en 2008, y a lo largo de su campaña presidencial, habló de cambio, cambio verdadero, en el que la gente pudiera creer? Usted inspiró esperanza a millones de personas, tanto en los EE.UU. como alrededor del mundo, incluyendo a nosotros.
Recordamos las encuestas de opinión que registraban un número peligrosamente significativo de afroamericanos que no estaban a favor de su elección, pero no porque no les gustaran las cosas que decía y prometía. Ellos le amaban demasiado. Ellos no querían que usted fuera asesinado por el complejo militar-industrial-financiero en caso usted tuviera la valentía para seguir adelante con su visión y su promesa de que los Estados Unidos retornase a la comunidad humana. Es decir, impedir que los EE.UU. siguiera comportando de una manera que solo generaría guerras más y más grandes hasta el punto de eliminar a nuestra propia especie humana.
Usted personalmente sabía que Estados Unidos era el país más odiado en la historia del mundo por su arrogancia y su diabólico objetivo nacional de dominación de espectro completo. Contrariamente a lo que fue el caso de dirigentes como Ronald Reagan y George W. Bush, que nunca jamás fueron acusados de ser inteligentes, usted es claramente una persona inteligente. Además de eso, mostró signos de tener muy arraigados valores éticos y morales y adhesión a los principios y valores proclamados por Jesús y, de hecho, por todos los grandes líderes espirituales del mundo, independientemente de su religión.
Lo que nos impulsa, querido hermano, a escribir esta carta es su extremadamente vergonzosa Orden Ejecutiva del 9 de marzo 2015 declarando una emergencia nacional con respecto a la amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior de los Estados Unidos planteada por la situación en Venezuela. No podía dejar de recordarnos de una Orden similar emitida por Reagan hace más de tres décadas para tener las manos libres para el lanzamiento de su guerra de la Contra, contra su más que legítima Revolución Sandinista en la década de 1980.
Decimos vergonzosa y extremadamente hipócrita, pero también su Orden Ejecutiva es una flagrante violación del derecho internacional por constituir una amenaza del uso de la fuerza contra Venezuela y, al mismo tiempo, servir como estímulo a sus lacayos venezolanos a continuar en sus esfuerzos para desestabilizar el país.
Usted debe saber, querido hermano, que en América Latina hay un creciente sentimiento de unidad y solidaridad en lo que la gente de la región considera su extendida Patria Grande indolatinoamericana-afrocaribeña.
Mientras rechazamos totalmente su arrogante e intervencionista Orden Ejecutiva, le instamos que vuelva a Jesús, a la fraternidad, la solidaridad y la paz y a que, de una vez por todas, rechace los demonios de la codicia, de la guerra y de dominación sobre nuestra planeta.
Usted seguirá estando en nuestras oraciones por usted, sus seres queridos, su país y nuestro mundo.
La asombrosa gracia de Dios no le faltará si usted no le da la espalda a Él.
Amor y bendiciones.
Miguel d’ Escoto Brockmann, M. M., Nicaragua
Leonardo Boff, Brasil
Obispo Pedro Casaldáliga, Brasil
Obispo Thomas Gumbleton, EE.UU.
Ramsey Clark, EE.UU.
México, Regeneración, 23 de marzo del 2015. Foto