Al día se perciben al menos 40 temblores de baja intensidad, a veces uno más fuerte, como los que sacudieron los pasados 7, 19 y 23 de septiembre.
Regeneración, 24 de septiembre de 2017.- Casi todo el territorio nacional está catalogado como de alto riesgo por actividad sísmica y eso se debe a que México está situado muy cerca de cinco placas tectónicas que usualmente se mueven.
Son las placas de Norteamérica, Cocos, Pacífico, Rivera y del Caribe, las que ocasionan que gran parte del territorio mexicano, principalmente la zona centro y sur del país, estén en movimiento, indicó Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Naciola (SSN) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Todas las placas tectónicas están en movimiento, lo que origina en el país que haya sismicidad bastante alta, con potencial de sismo grandes y con magnitudes arriba de los 7”, dijo para Contralínea.
“El Servicio Sismológico Nacional reporta aproximadamente 40 sismos (al día) y en algún momento cae uno grande”, detalló la también doctora en geofísica por la Univerdad de Standford.
Este movimiento se debe a que el manto (que es la placa de la Tierra que está por debajo de la corteza, se encuentra en movimiento) se va calentando por la actividad del núcleo del planeta.
“Ese material se calienta en el fondo del manto, sube y al llegar a la corteza se enfrían y van creando corrientes convectivas”, dijo.
“Este fenómeno provoca el movimiento de las placas y es justo en los límites entre placas, donde hacen contacto unas con otras, que se generan fuerzas de fricción que mantienen atoradas dos placas adyacentes, produciendo grandes esfuerzos en los materiales. Cuando dichos esfuerzos sobrepasan la resistencia de la roca, o cuando se vence la fuerza de fricción, se produce la ruptura violenta y la liberación repentina de la energía acumulada, generándose así un temblor que radia dicha energía en forma de ondas que se propagan en todas direcciones a través del medio sólido de la Tierra”, expuso.
La experta confirmó lo que en otras ocasiones se ha dicho: “no hay forma de predecir o vaticinar algún sismo. No se puede saber cuándo, de qué magnitud ni dónde ocurrirá. No hay metodología, técnica, instrumento, nada”.
Vía Contralínea.