Cómo fabrican la opinión conta AMLO

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Cómo fabrican la opinión contra AMLO

 
Blanca Montoya
 
 El supuesto “autoritarismo” de Andrés Manuel López Obrador es un tema recurrente en los medios. Se trata de una estrategia que usa la derecha. Los medios de comunicación concentran toda la atención en los dirigentes, en los poderes fácticos y en la oligarquía. Con ello borran de un plumazo al pueblo, a los ciudadanos que deben participar en las decisiones que se toman.
 
Es un lugar común atribuirle a los líderes del pueblo una vocación autoritaria. Al rastrear algunas suposiciones que fueron conformando el mito, la matriz de opinión, de que AMLO es “autoritario”, nos encontramos con que una de las primeras semillas fue sembrada cuando el Desafuero. Siguiendo los lineamientos de Goebbels (“Una mentira dicha mil veces se convierte en realidad”), se inventó un “desacato” que no ocurrió; eso suponía un acto ilegal y ejemplo del “autoritarismo” del entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
 
En la campaña electoral magnificaron las críticas de López Obrador al intervencionismo de Fox en el proceso electoral y fabricaron la guerra sucia con el eslogan del “Peligro para México”. Tiempo después, cuando el plantón de Reforma, acto de resistencia pacífica contra el fraude electoral, los “opinadores” ofendidos por la medida, silenciaban la demanda “voto por voto, casilla por casilla” y se desgañitaban afirmando que AMLO había decidido él solo el plantón. Esa versión no considera a los cientos de miles reunidos en el Zócalo y que levantamos nuestras manos a favor de la propuesta. Muchos ciudadanos nos quedamos acampando a pesar de las inclemencias del clima, las incomodidades y situaciones difíciles con familias y trabajos. Todo por una convicción de luchar por la democracia en México. El supuesto “autoritarismo” consistía en movilizarse para volver a contar los votos. El verdadero autoritarismo fue no haber recontado todas las casillas. El mundo al revés: la soberbia de la derecha proyectada sobre AMLO. A pesar de las molestias y afectaciones, la protesta en Reforma evitó que la violencia política se desbordara en 2006.
 
Una vez que se legalizó el fraude, más de millón de mexicanos votamos en el Zócalo por abolir el régimen de corrupción y privilegios y reconocer a Andrés Manuel López Obrador como Presidente Legítimo de México. Los voceros del poder tronaron contra AMLO por “autoerigirse” como Presidente legítimo.
 
Incluso en Iztapalapa, en 2009, los medios desvirtuaron la relevante movilización cívica que impidió la imposición del Tribunal Electoral y la convirtieron en el espectáculo de Juanito. Todo eso, dicen, fue por el “autoritarismo” de AMLO.
 
Actualmente, debido a la participación del movimiento en el proceso del estado de México, vuelven a mencionar la supuesta imposición de AMLO al proponer como candidata a Yeidckol Polevnsky.  1) Olvidan que AMLO hizo asambleas públicas en los 125 municipios donde se rechazó la alianza del PRD con el PAN; 2 ) Se tomó un acuerdo entre los aspirantes del PT, PRD y Convergencia de realizar una encuesta; y 3) Si bien Alejandro Encinas era el que mejor colocado estaba en los sondeos, al declinar éste, la senadora Polevnsky resultó mejor posicionada que los otros. En 2006, Yeidckol ganó la senaduría de mayoría y dejó al abanderado de Peña Nieto en tercer lugar.
 
Aunque cada vez con menos fuerza, la estrategia política de la derecha tiene efectos sobre amplios sectores de la población, incluso entre simpatizantes de AMLO. Por eso debe buscarse la unidad y superar el individualismo y la división. Los medios seguirán activos, queda todavía por verse si son tan poderosos como creen para seguir engañando y qué tanta conciencia tendremos los ciudadanos, qué tanto avanzaremos hacia un verdadero cambio.
 
Resumiendo: la guerra sucia hacia el 2012 alimentará la falsa idea del AMLO autoritario. Esto debe desmontarse con ejemplos y con información. No hay que dejarse llevar por el mensaje desesperanzador de los medios. Sí hay alternativas. Todo depende de la capacidad que tengamos los mexicanos de alzar la voz, de unirnos y hacer valer nuestros derechos. Eso también todavía está por verse.
 
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