Por Antonio Gershenson
Regeneración, 13 de septiembre del 2015.-Hemos hablado de que si no hay un frente progresista verdaderamente amplio, la próxima elección presidencial volverá a ser, como las tres anteriores, entre el PRI y el PAN. Esos dos partidos perdieron muchos votos en esta elección, y se requiere una ley más honrada.
El PRI cayó de 12.8 millones en la anterior elección intermedia, en 2009, a 11.6 millones ahora, aproximadamente un millón 200 mil votos perdidos. También bajaron mucho el PAN y el PRD. Pero el PRI, con la alianza formal con el Partido Verde al que se encargó el trabajo sucio, con priístas en el mismo Verde, y aprovechando la dispersión de votos entre los chiquitos, controla la Cámara de Diputados.
Es evidente la legislación mañosa, que remata con el intento de asesinar al Partido del Trabajo, con el aumento de porcentaje requerido para subsistir, y con las trampas en el recuento. Por cierto, es imposible asesinar o borrar a un partido como este, que cuenta, entre otras cosas, con 23 comités estatales, con su registro y su fuerza en cada estado.
Si las fuerzas progresistas no se unen en un enorme conjunto, y dan una lucha a fondo contra el fraude y la opresión, la Presidencia se volverá a batir entre el PRI y el PAN, entre la derecha y la derecha.
Si no se suprimen ataques e insultos entre partidos de izquierda, pero también si no se suprimen los acercamientos con el PAN y/o con el PRI, como el Pacto por México, no será viable ese enorme conjunto.
Entre las tareas generales del proceso unificador, a tomar en cuenta, estarían, por lo menos, las siguientes:
Modificación de la legislación electoral. Se debe romper toda traza de dependencia de los organismos electorales, en todos sus niveles, del Poder Ejecutivo. Debe haber acuerdo de los principales partidos, incluyendo al frente progresista que se forme, para evitar cosas como las sucedidas.
Se debe poner en primer plano el interés de la patria y el de los sectores populares, no el de funcionarios ni el de grandes empresas trasnacionales.
Se debe devolver a la nación lo que planteaba el artículo 27 constitucional en materia eléctrica: Corresponde exclusivamente a la nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares y la nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines.
También debe respetarse el texto existente del artículo 27, que ha sido deformado, que dice entre otras cosas: Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que, en su caso, se hayan otorgado, y la nación llevará a cabo la explotación de estos productos, en los términos que señale la ley reglamentaria respectiva.
Debe condenarse la entrega, por 30 años, de grupos de terreno marino de Pemex, diciendo que eso permitirá recuperar la caída permanente de la producción de crudo de Pemex. Esto es falso, primero, porque las entregas de zonas petroleras a privados, y en especial trasnacionales, en Burgos, Veracruz y Chicontepec, se han traducido en reducciones importantes de la producción. Segundo, porque estos últimos contratos empiezan por la exploración, y eso implica que la primera producción, si la hay, tardará años. La caída permanente sólo se puede combatir sustituyendo a los actuales funcionarios, que nada saben del petróleo más que para entregarlo al extranjero.
Debe volverse a construir la industria petrolera de transformación, que ha estado congelada o en proceso de destrucción. También la exploración. En este último caso, de 29 pozos productivos terminados en 2009, se ha llegado a sólo cuatro de esos pozos en la primera mitad de 2015. Y en el sexenio del panista Calderón, se inició la construcción carísima de una nueva refinería, y finalmente se tiró el dinero porque no se hizo nada.
Debemos apoyar las luchas campesinas en curso. Debe aumentarse el presupuesto al campo. No sólo debe defenderse la tierra y el agua de las agresiones derivadas de la llamada reforma energética, sino que deben ser estimuladas a la producción, especialmente de bienes de primera necesidad. Se trata no sólo de bienestar para campesinos y ejidos, sino de abaratamiento de la comida y su producción de calidad.
Debemos apoyar las crecientes organizaciones sindicales combativas. Se debe estimular el empleo, sobre todo en áreas productivas. El salario debe aumentar por encima de los precios básicos. El sindicalismo debe ser democrático.
Todo esto debe ser parte del proceso que necesitamos hacia una acción coordinada, y luego organizada, de las fuerzas progresistas. n
Nota. En el número del domingo pasado, Para el cambio, acercamiento y organización, en el quinto párrafo de abajo hacia arriba desde el final, que empieza Debe aumentarse la producción nacional de petróleo, debe cambiarse, agregando dos palabras a la frase la producción de gas, por la producción de electricidad con gas y ya sigue igual, con la que usa agua, viento y geotermia.