La recuperación del mercado laboral sigue siendo muy dispareja y es probable que la tasa de empleo solo sea un 1% mayor a su nivel anterior a la crisis, para finales de 2018.
Regeneración, 13 junio 2017.- México aún no vuelve a tener los niveles previos a la recesión económica del 2008-2009, informó la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Aún peor: de acuerdo con el reporte Perspectivas del Empleo 2017, publicado este día por el organismo internacional, el empleo y la participación laboral en México seguirán siendo débiles hasta finales de 2018.
De acuerdo con el organismo encabezado por José Ángel Gurría, el empleo, como proporción de la población de 15 a 74 años de edad, está ahora 2.2 puntos porcentuales por debajo de su valor anterior a la crisis en 2007.
Además, el desempeño del mercado laboral ha quedado por debajo del promedio de la OCDE en su conjunto, como resultado del débil desempeño en el empleo refleja la disminución en la participación laboral de los jóvenes y trabajadores de más edad.
Para la OCDE, hoy en día, casi seis de cada diez trabajadores están empleados de manera informal en México. “Esto incluye a los empleados dependientes informalmente empleados, así como a los trabajadores autónomos de subsistencia en la agricultura. La gran mayoría de estos trabajadores no están cubiertos por la seguridad social”, precisó el informe.
Sin embargo, la incidencia del trabajo informal aumentó inicialmente a raíz de la crisis financiera mundial, reflejando su papel como red de seguridad social para los que perdieron el empleo en el sector formal.
El panorama que pinta el organismo internacional, donde se agrupan 35 países, que son los más desarrollados del orbe, pone al mercado laboral mexicano con más deficiencias que virtudes. Muy lejos de la imagen que da el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien presume constantemente la creación de miles de plazas… pero de mala calidad.
No quedó ahí, el documento alerta que el mercado de trabajo mexicano presenta una puntuación baja en comparación con otras economías de la OCDE en términos de calidad de los ingresos, así como diferentes medidas de inclusión relacionadas con la desigualdad de ingresos, la igualdad de género y la integración de grupos desfavorecidos.
“La escasa inclusión en el mercado de trabajo está relacionada en gran medida con la omnipresente informalidad laboral. Para promover el trabajo formal, se debe aumentar la conciencia de los subsidios en el trabajo para los trabajadores formales, mientras que la aplicación de la legislación laboral debe mejorarse centrándose en las grandes empresas formales que emplean a los trabajadores informales”, sugirió.
La preocupación de la OCDE también está en el descontento de la población en varios países que voltean a ver al populismo, por las fallidas políticas económicas, el comercio internacional y la inversión.
La mala noticia es que las personas con ingresos bajos y medios han visto estancarse sus salarios y la proporción de empleos “semicalificados” ha disminuido, lo que contribuye a aumentar la desigualdad y la preocupación de que los empleados mejor pagados estén recibiendo una parte desproporcionada de los beneficios del crecimiento económico.
Aún más, la recuperación del mercado laboral sigue siendo muy dispareja y es probable que la tasa de empleo solo sea un 1% mayor a su nivel anterior a la crisis, para finales de 2018.
Con información de El Economista y El Financiero