Enfrentamientos en Phoenix, Arizona tras discurso de Donald Trump (VIDEOS)

La policía lanzó gas lacrimógeno para dispersar al grupo que se manifestaba en contra de Donald Trump

Regeneración, 23 de agosto del 2017.-El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, realizó este martes un mitin político en el Centro de Convenciones de Phoenix en Arizona que atrajo a miles de manifestantes que se encontraban a favor y en contra del mandatario.

La policía mantuvo a los dos grupos, de simpatizantes y opositores, en lados opuestos de la calle, detrás de barricadas y de agentes. Sin embargo, eso no evitó que se gritaran unos a otros y que en ocasiones hubieran roces. Las protestas fueron en su mayoría pacíficas, a pesar de que se congregó una gran multitud.

Una media docena de personas se presentaron afuera del centro de convenciones donde el presidente Donald Trump daría un discurso, con rifles y uniformes de estilo militar para unirse a las protestas en contra del mandatario.

Miembros del grupo Redneck Revolt se describieron como antifascistas que están ofendidos con las políticas del presidente y por sus comentarios sobre la violencia racial en Virginia.

Un hombre, que se identificó a sí mismo como “John Brown”, portaba un rifle de asalto AK-47 y dijo que estaba ahí para proteger a los manifestantes opositores de Trump, el estado permite a la gente portar armas libremente.

Varios disturbios ocurrieron en las cercanías del centro de convenciones, la policía disparó balas de salva y gas pimienta para dispersar a los manifestantes, que permanecían en el lugar tiempo después del mitin de Trump.

Un helicóptero sobrevoló la zona e incita a los manifestantes a dispersarse, mientras que personas corren por las calles de la ciudad para alejarse del gas.

Reiteró que el muro fronterizo se va a construir 

Poco antes había visitado el condado fronterizo de Yuma, donde le había quedado claro que «el muro [con México] es absolutamente necesario» para asegurar las fronteras. Una tarea que, dijo, es importante para cumplir con la «sagrada» obligación de un presidente de proteger la vida de los ciudadanos.