El analista político asegura que si se confirma la fuga de Javier Duarte, querría decir sólo una cosa: el enriquecimiento del mandatario alcanza, en algún punto y de algún modo, a las más altas esferas del gobierno federal.
Regeneración, 19 de octubre de 2016.- Javier Duarte no está, se fue, se dice que antes de que le giraran una orden de aprehensión, le advirtieron que desapareciera, y esta situación, a decir de Salvador García Soto, sólo significa una cosa: que estamos ante la farsa de un gobierno corrupto protegiendo a un gobernador corrupto.
En la columna de titulada Duarte ¿oculto o fugado al extranjero?, el periodista comparte algunas de las versiones sobre el paradero del mandatario con licencia de Veracruz.
Se dice que Duarte partió el sábado desde el aeropuerto de la capital veracruzana, unos dicen que a Puebla o la Ciudad de México, otros que se fue a Yucatán para después tomar un vuelo que lo llevara a Canadá sin pasar por Estados Unidos.
La PGR afirmó que no sabía de su paradero, pero una ficha del gobierno federal afirma que Duarte de Ochoa se encuentra escondido entre el Estado de México y Michoacán, propiedad de un empresario amigo de un “encumbrado senador del PRI”, dice la columna.
El hecho de que no se pueda ubicar al mandatario significa que no se puede cumplimentar la orden de aprehensión en su contra, pero además, faltaría un juicio político para quitarle el fuero, que aún conserva.
Hay quien afirma que antes de que la orden de aprehensión fuera librada, la noche del lunes, fue avisado con oportunidad para que se escondiera o se fuera del país.
Por otro lado, los delitos por los que fue acusado Duarte: operaciones con dinero de procedencia ilícita y delincuencia organizada, son los dos delitos más difíciles de comprobar por el Ministerio Público, de hecho, Elba Esther Gordillo fue acusada de lo mismo y tras tres años y medio de su aprehensión, no se le ha podido probar.
El columnista señala que “no es buena señal que justo 48 horas antes de que le libraran la orden de aprehensión, el priista haya desaparecido, como si alguien lo hubiera puesto sobre aviso o la PGR haya esperado a que se ocultara para solicitar la orden a un juez. Si se confirma la fuga, sería la constatación de que el entramado de corrupción y enriquecimiento de Javier Duarte alcanza, en algún punto y de algún modo, a las más altas esferas del gobierno federal y en concreto a la Presidencia de la República”.
“La actuación de las autoridades federales en las próximas horas será clave; porque nos dejará saber si estamos ante un hecho de ineptitud de la procuraduría y sus funcionarios o ante una vergonzosa y sucia complicidad de todo un gobierno, el del presidente Enrique Peña Nieto. Y si no estamos ante la farsa de un gobierno corrupto protegiendo a un gobernador corrupto”, concluyó.
Vía El Universal