«De concretarse la extracción, el porvenir es más negro que la noche», auguran pobladores
La extracción hidráulica contaminará el agua y ecosistemas con las emisiones de gases tóxicos
Por Leticia Ánimas | @letianimas
R. 10 de marzo; FRANCISCO Z. MENA, PUE.- Con urgencia, pobladores del municipio de Francisco Z. Mena acordaron organizarse, y redactar y firmar, en cada comunidad y ejido, actas de rechazo a la fractura hidráulica (fracking) para extraer el petróleo y el gas en el yacimiento Paleocanal de Chicontepec ante el inminente inicio de las Rondas 0 y 1 para licitar el hidrocarburo.
Acostumbrados a lidiar –en el sentido literal de la palabra: pelea, lucha-, contra las empresas petroleras extranjeras y nacionales que exploran y explotan el también llamado Aceite Terciario del Golfo, pero que también dañan sus caminos y contaminan sus ríos y parcelas, los lugareños se reunieron por más de tres horas para informarse y deliberar sobre el “problema” este fin de semana en la cancha techada de Las Balsas.
Pese a estar ubicada a 10 minutos de La Mesa de Metlaltoyuca la cabecera, poco ha cambiado el panorama de esta comunidad desde hace tres años cuando realizaron una protesta para demandar a ex paraestatal la reparación de la carretera estatal 101 y varios terminaron en la cárcel.
La misma bandera nacional hecha jirones ondea en la presidencia auxiliar y las necesidades de los balseños, dedicados a la citricultura y la producción de chiltepín, también siguen siendo las mismas: agua potable, ampliación de la clínica y pavimentos.
Bien abrigadas por el inusual frío en el trópico húmedo de la sierra baja de Puebla, más de un centenar de personas escucharon a Francisco Cravioto de FUNDAR, miembro de la Alianza Mexicana contra el Fracking explicarles –con dinosaurio incluido-, la composición del petróleo, sus usos, su creciente demanda, el abuso y su perentorio agotamiento.
Les habló de la voracidad de las empresas que en lugar de buscar fuentes alternativas de energía, dicen “hay que buscar en lugares más peligrosos y de más abajo”, usando técnicas nocivas como la fractura hidráulica que, como su nombre lo dice, emplea agua en grandes cantidades, combinada con unas 600 sustancias tóxicas que a la fecha no se sabe exactamente cuáles son, pero liberan metales pesados y ácidos, y uno de cada 20 de los tubos que se introducen a más de 6 mil metros del subsuelo, se revienta y tiene pérdidas, con las que contamina lo que hay alrededor.
Aunque para los poblanos que habitan Z. Mena, Pantepec y Venustiano Carranza los nombres de las empresas Schlumberger, Halliburton, Watherford, Tenaris no son ajenos porque están aquí por lo menos desde 2009, al grado de que en campos como los Huamapa, ubicados muy cerca de la comunidad de El Coyolito, lo único nacional es la bandera tricolor, los especialistas los alertan de que con la reforma energética la llegada de más corporativos es cuestión de días. “Las licitaciones en la región empezarán en mayo”, les dicen.
Y, agregan, cuando hicieron esas leyes y “repartieron el país” no pensaron que había huastecos, totonacos, tepehuas, nahuas asentados en los 21 municipios poblanos amenazados por el fracking.
Ahuacatlán, Amixtlán, Francisco Z. Mena, Hermenegildo Galeana, Huauchinango, Huehuetla, Jalpan, Jopala, Juan Galindo, Naupan, Olintla, Pahuatlán, Pantepec, San Felipe Tepatlán, Tlacuilotepec, Tlaola, Tlapacoya, Tlaxco, Venustiano Carranza, Xicotepec y Zihuatehutla, forman parte de la “Plataforma Tuxpan”, según un informe de la firma Advanced Resources International Inc., especializada en la búsqueda de gas no convencional y que consideró que “México tiene un excelente potencial para el desarrollo de sus recursos de gas y petróleo de esquisto almacenados en lutitas de rocas distribuidas a lo largo de la costa del Golfo de México”.
De concretarse la extracción, el porvenir es más negro que la noche: disminuirá la disponibilidad del agua para los seres humanos y ecosistemas; las fuentes de agua serán contaminadas; habrá emisiones de gases contaminantes y habrá menos empleos por lo que es una alternativa energética costosa e inviable.
Y vino la alerta: “están llegando a ofrecer a algunos propietarios o ejidatarios hasta un millón de pesos por hectárea donde se instalará un pozo. Eso beneficia a unos pocos y estos ya con el dinero en la mano tienen malas experiencias”, les dice Óscar Espino.
Pero con la ocupación temporal las cosas se facilitan a las empresas, porque basta con el permiso del gobierno y el aviso de un juez aunque “yo les pregunto ¿si nos vamos a ir de aquí? En el Totonacapan hemos dicho: ni madres. Pero solos no nos vamos a poder defender”, agregó.
Entonces la urgencia, la inquietud, por hacer nacer la conciencia para defender la tierra y la vida estalló en propuestas de la gente: hay que juntar a los estudiantes, a los niños de primaria, hay que repartir un volante para informar casa por casa. “Hay que defender nuestra patria, nuestro suelo con inteligencia. Nos toca organizarnos y exigir que nos respeten, antes de que a punta de bayoneta nos impongan su progreso. Vamos a hacer una sola lucha”, dijeron.