Por Fabiola Rocha
Regeneración, 30 de octubre del 2015.-¿Qué determina que le temamos a algo? Instinto de supervivencia, quizás; temor a lo desconocido, al dolor que puede provocar la picadura de un alacrán, una serpiente. La desgracia de tener el corazón roto.
Cuando ves a un perro rabioso que violento te hace una amenaza, se teme, vas por una silla, un palo o recoges una piedra para dar batalla, mientras tiemblas pensando en los más catastróficos escenarios. Puede ser a la naturaleza, a una araña, quizás te amedrenten las cucarachas o las ratas… pero ¿miedo a que una pareja se bese en la calle? ¡Hablemos en serio!.
Quizás fue que alguien se pasó de la raya, que vieron a su padre besándose con otro y se le destrozó el corazón; parece una exageración, pero psicológicamente hablando, trasferimos el odio que podemos sentir por una acción a las personas que lo representan.
Y todo esto sale a flote porque ayer, un grupo diputados comunistas rusos, promovió una ley que platea dar multas o cárcel a personas del mismo sexo por “la expresión pública de orientaciones sexuales no tradicionales”; la noticia está dando la vuelta al mundo y de repente me surge la pregunta ¿por qué podría dar miedo que una persona se bese con otra en la calle? No cualquier pareja, sólo una pareja de varones, porque como aclaró uno de los diputados, Iván Nikitchuk, la medida sólo incumbe a los hombres que reconozcan su homosexualidad.
“Por ahora a las mujeres (lesbianas) no les afecta”, explicó a la emisora Habla Moscú.
Es interesante que sólo las manifestaciones perpetradas por hombres serían castigadas, como si el sistema binario (hombre-mujer) y el machismo hubieran puesto un chip a esto diputados y en el resto de la sociedad comunista rusa, haciéndoles temer que si un par de varones se besuquea en una calle, está atentando contra la humanidad.
Desde siempre las autoridades rusas han condenado la homosexualidad, de hecho, no fue sino hasta 1993 que dejaron de encarcelar a los homosexuales. Mientras en un mundo en el que se discute el matrimonio igualitario y la adopción de niños por parejas homoparentales, Rusia aún condena y quiere multar a los homosexuales.
Hace un año, el grupo punk Pussy Riot fue atacado por una milicia de cosacos que las latiguearon… por increíble que parezca.
Podrán promover leyes intolerantes contra los besos, los abrazos o los agarrones homosexuales en la calle, pero no podrán eliminarlo, porque contra viento y marea, incluso contra los azotes, seguimos aquí.