La leyenda de los Traveling Wilburys

Los Traveling Wilburys eran cinco amigos que viajaban haciendo música por carreteras solitarias… con el tiempo, George Harrison, Jeff Lynne, Bob Dylan, Roy Orbison y Tom Petty se convirtieron en uno de los supergrupos más queridos en la historia del rock.

Los Traveling Wilburys eran cinco amigos que hacían música por carreteras solitarias. Con el tiempo se convirtieron en uno de los supergrupos más queridos.
Fotos: Especiales

Por Miguel Martín Felipe

PALOMAZO DE AMIGOS

We’ll bury them in the mix (los enterraremos en la mezcla). Así versaba la frase hecha que empleaban George Harrison y Jeff Lynne para referirse a errores de grabación durante las sesiones del disco Cloud Nine. En la morfología de esas palabras nació el nombre de uno de los supergrupos más queridos en la historia del rock: Los Traveling Wilburys. El nombre final se impuso ante otros alternativos como Trembling blenders (Licuadoras temblorosas). El concepto de cinco amigos que viajaban haciendo música por carreteras solitarias fue el que afianzó la identidad del grupo.

Inicialmente se trataba de amigos de George colaborando con él para la canción Handle with care, que sería el lado b del sencillo This is love, contenido en Cloud Nine. Jeff Lynne (con una Electric Light Orchestra en vías de separación y volcado como productor), Tom Petty (con una prolífica carrera con los Heartbreakers), Bob Dylan (recién desempacado de la gira que hiciera junto a Tom y su grupo) y Roy Orbison (leyenda indiscutible del rock and roll), grabaron con George la canción, pero ésta sonaba demasiado bien como para ocupar un lado b de sencillo, así que, en vista del buen ambiente que se vivió en aquella sesión, y el hecho de que todos tuvieran un espacio en su agenda, aquel mayo de 1988, juntó a estos amigos de toda la vida en un estudio prestado por Dave Stewart, la mente maestra de Eurythmics, ubicado en su casa de campo de California.

Los Traveling Wilburys eran cinco amigos que hacían música por carreteras solitarias. Con el tiempo se convirtieron en uno de los supergrupos más queridos.

HAGAMOS UN DISCO

Si bien a la postre harían dueto Jakob Dylan y Dhani Harrison grabando el cover de John Lennon Gimme some truth, ellos refieren que las colaboraciones comenzaron en ese período, pero a los mandos del Nintendo y en una habitación contigua al estudio mientras sus padres hacían historia.

En esos 10 días de grabaciones, en los que hubo muchos jams –más que sesiones formales, o al menos ellos prefirieron tomarlo de esa forma–, los Traveling Wilburys invitaron como baterista al siempre solícito Jimmy Keltner, quien había trabajado con cada uno de ellos como músico de sesión y que fue batería simultánea junto con Ringo en el Concert for Bangladesh allá por el 71.

Al finalizar ese mágico período, Jeff y George viajaron a Inglaterra para producir el disco con el sonido característico que Lynne había logrado al momento: múltiples rasgueos de guitarras de 12 cuerdas y muchos coros hechos por ambos amigos. Asimismo, se agregó la participación de dos infaltables que bien podrían nombrarse como Wilburys honorarios: el percusionista Ray Cooper y Jim Horn con sus característicos saxofones.

El disco salió finalmente en octubre de 1988 bajo el nombre de Traveling Wilburys Vol. 1 y obviamente fue un superventas.

Dentro del ambiente festivo y de camaradería, estos genios de la música se hicieron pasar por un grupo de hermanos y se acreditaron de la siguiente forma en el disco sin utilizar sus nombres reales:

George Harrison: Nelson Wilbury
Jeff Lynne: Otis Wilbury
Bob Dylan: Lucky Wilbury
Roy Orbison: Lefty Wilbury
Tom Petty: Charlie T. Wilbury Jr.
Jim Keltner: Buster Sidebury (Acreditado en la reedición de 2007)

Los Traveling Wilburys eran cinco amigos que hacían música por carreteras solitarias. Con el tiempo se convirtieron en uno de los supergrupos más queridos.

LAS CANCIONES

El disco abre con Handle with care, que es también el primero de dos sencillos promocionales con videoclip. La atmósfera del sonido Jeff Lynne se hace patente, con un George que lleva la voz líder y el resto de amigos contribuyendo con coros en una letra que alude al amor y a superar los problemas causados por nosotros mismos o por alguien más. La guitarra slide de George y la armónica de Bob tejen también su propia historia aparte.

Dirty world es el despreocupado canto de los mecánicos de carretera a una mujer que los vuelve locos. La voz principal la lleva Bob con coros del resto, en una atmósfera folk, pero con el toque de los metales de Jim Horn en todo momento arropando una melodía sencilla pero efectiva.

Rattled, a cargo de Jeff Lynne, es una pieza rockabilly de temática romántica sin más pretensiones que darle rienda suelta al sabor. La batuta de la ELO hace gala de su gran voz y remata con uno que otro ronroneo lascivo.

Last night, cantada por Tom Petty y Roy Orbison, relata la historia de una típica mujer fatal de película, que deja al enamoradizo personaje justo donde empezó, pero sin billetera. Es una balada que se vuelve exquisita gracias a los insertos de percusión que Jimmy Keltner hiciera al sonar sus baquetas sobre distintos enseres domésticos, y que fueron registrados para añadirlos acertadamente en post-producción.

En Not alone anymore nos encontramos con un Roy Orbison pletórico que despliega todo el poder de su voz para cantar esta balada adolorida muy al estilo de su mejor época. Tom Petty se llegó a referir a él como la mejor voz en la historia del rock, y con este despliegue de matices vocales tenemos pocas razones para contradecirlo.

Congratulations, a cargo de Bob Dylan y acompañado nuevamente por el resto en los coros, es otra oda al desamor en la que el bardo de Minnesota emplea un tono melancólico. A ritmo de balada lenta y con toques puntuales de guitarra slide a cargo de George, es difícil no conmoverse con esta pieza que con sarcasmo felicita a quien ha roto su corazón.

George vuelve a la carga con una enorme pieza de atmósfera más rockera y con un mensaje positivo y esperanzador. Heading for the light está además acompañada por un riff que el mismo George ejecuta magistralmente para enfatizar que nada lo detendrá en su camino incansable hacia la luz, que representa cualquier cosa benigna que nos venga a la mente.

Margarita no es precisamente la letra más expresiva, más pareciera un pretexto para adentrarnos en un ejercicio de interesante country muy al estilo de The Highwaymen, otro supergrupo integrado por grandes popes del mencionado género. Bob y Tom se hacen cargo de esta cautivadora pieza.

Tweeter and the monkey man fue una especie de “cadáver exquisito” entre Bob y Tom tomando como punto de partida frases de canciones de Bruce Springsteen. El resultado final es una balada rock lenta y de ambiente western que relata una funesta historia de policías y ladrones.

End of the line es el icónico track que cierra el disco con otro contundente mensaje acerca del recorrido de la vida misma y lo que debemos valorar a lo largo de ella. Se trata de una cálida balada country que George remata con un riff de skiffle, aquel ritmo que sus manos exudaban cuando audicionó para formar parte de los Beatles. Todo el grupo interviene vocalmente, salvo Dylan.

En diciembre de 1988, dos meses después de que el disco saliera a la venta, fallecía Roy Orbison a causa de un paro cardíaco. Sin embargo, el videoclip de End of the line no dejó de grabarse, y se incluyó un sentido homenaje a Roy con el que se hacía patente que los acompañaba en espíritu.

Volumen 3, ADIÓS A LA MAGIA

Sería en 1990, que, recuperados del golpe, los Traveling Wilburys volverían al estudio aparentemente con más ganas, puesto que para el siguiente disco (nombrado Volumen 3 a expresa petición de un pícaro George Harrison) contaron con la guitarra de Gary Moore en She’s my baby y con múltiples estrellas del momento como John Candy o los hermanos Fred y Ben Savage para el videoclip de Wilbury twist. Sin embargo, fue muy evidente que la magia del Volumen 1 no estaba presente. El disco tuvo una recepción muy tibia en ventas y también con la crítica.

Los Traveling Wilburys eran cinco amigos que hacían música por carreteras solitarias. Con el tiempo se convirtieron en uno de los supergrupos más queridos.

Son leyenda

De esta manera, no hubo más de los Traveling Wilburys. Cada uno de ellos siguió su camino. Y aunque unos con otros se volverían a encontrar y a colaborar en diversas ocasiones, las muertes de George en 2001 y de Tom en 2017, zanjaron definitivamente la posibilidad de un reencuentro.

El legado de los Traveling Wilburys es un sonido peculiar y entrañable que nos remite a un grupo de grandes amigos que se juntaron sin nada que perder para simplemente grabar sus palomazos en medio de un ambiente fraterno, una mágica primavera californiana de 1988 que quedará para siempre grabada en la historia del rock.

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