Marty McFly y su encuentro con Peña Nieto (parodia)

Por Saulo Aguilar | @SauloAguilarB
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Regeneración, 22 de octubre del 2015.-Un haz de luz se manifestó espontáneamente en una calle vacía y el aire caliente comenzó a oscilar levantando polvo y hojas de periódicos que se encontraban en el suelo. De entre luces y humo emanó el Delorean, en su interior se encuentran Marty McFly y el Dr. Emmet Brown. Era el 21 de octubre del año 2015 pero han llegado a la Ciudad de México.
Al bajar del auto-maquina-del-tiempo Marty miró alrededor y en la avenida logró ver a una multitud de gente atravesando la calle con pancartas, gritando consignas al unísono. Asustado comenzó a caminar hasta toparse con un estanquillo y leyó los titulares de diversos periódicos:
“Verdad histórica del Estado cierta”, “Los 43 eran criminales”, “Enrique Peña Nieto sigue moviendo a México”, y solamente en uno que se llama La Jornada alcanza a leer “Grupo de especialistas afirma que gobierno miente: los 43 fueron detenidos y trasladados”. Al bajar la mirada percibió varias revistas con caricaturas haciendo mofa a Enrique Peña Nieto y esto le causa bastante intriga.
Ansioso por saciar su curiosidad preguntó:
—Doc, ¿quién es ese tal Peña Nieto?
—Bueno, Marty. Es el presidente de México, pero es un hombre muy torpe y desaprobado por la  sociedad que representa a grupos de gente muy poderosa. También ha sido acusado de corrupción y de haberse hecho con la presidencia mediante un fraude electoral orquestado por su partido, el PRI. Esa marcha que ves ahí en la avenida seguramente es contra otra de sus reformas estructurales –dijo el doctor suspirando, con un gesto de amargura en el rosto.
—¿El PRI?, ¿reformas estructurales? No entiendo, Doc.
—Mira, Marty. El PRI es el partido hegemónico en México. Gobierna desde que estábamos en los ochentas y aunque hubo 12 años de otro partido en el poder, el PRI jamás dejó de tomar las decisiones importantes. Ha sido una dictadura disfrazada de democracia y las reformas de las que te hablo son cambios a la constitución mexicana para que esos grupos de gente con dinero y poder tenga cada vez más dinero y poder.
—Ok, Doctor. Entiendo, pero ¿qué me dice de esos 43? –dice Marty señalando uno de los diarios con el encabezado “43 eran criminales”.
—No hagas mucho caso a ese tipo de periódicos, Marty. Los 43 eran estudiantes que desapareció el gobierno y hay pruebas científicas para demostrarlo –grita el Doctor- lo que pasa es que aquí los periódicos tergiversan toda la verdad y solo unos pocos se atreven a decir la verdad es más ¡hasta sacaron una película por el Estado para difundir lavar su propia imagen! –vociferó el Doctor.
Marty y el doctor caminaron unas cuadras más pero Marty ya no se encontraba emocionado por conocer el futuro, por el contrario sintió una tristeza que lo invadía poco a poco, que lo hacía pensar cómo era posible que el futuro sea así.
—¡Demonios, Doc! ¡¿Para qué me trajo a ver todo esto?! Este no es el futuro que yo esperaba. Me imaginaba algo con patinetas y autos voladores –reclamó.
—Para que comprendas, mi joven amigo, que todo el mundo está igual y este es  solo uno de tantos ejemplos  —sentenció el Doctor.
Marty se quitó la gorra y se rascó la cabeza desesperadamente. Se preguntó a sí mismo que haría si estuviese en los zapatos de los mexicanos, sabía que ese también podría ser su futuro y eso no le gustó nada.  En su catarsis llegó a la conclusión de que nadie se merece ese futuro, de que el futuro no puede y no debe ser así. Esa aberración llena de injusticia no puede ser llamada “futuro” para él.
—¡Vamos, Doc! Tenemos que ir al  pasado y evitar que ese tal Peña Nieto gane las elecciones y que esa gente desaparezca a los 43 estudiantes.
—Oh, Marty… ese es un gran paso de tu parte —dijo el Doc, en un tono paternal— pero lo importante no es cambiar nuestro pasado sino nuestro futuro. Por eso te he traído hasta aquí.
Marty miró al Doctor a los ojos y supo que nada de lo que le había contado era una broma. Ese era el mundo actual, a eso se enfrentaba. Sabía que la tarea sería no sería para nada fácil, respiró hondo y entonces lo supo: era el momento de volver a replantearse el futuro.