La migración en la frontera sur del país ha presentado un incremento en el número de personas que se identifican como LGBTI provenientes de los países del llamado Triángulo Norte, conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador.
Regeneración, 23 de agosto de 2017.-Los migrantes transgénero en su paso por México, viven historias que hacen de su recorrido un sufrimiento. La agencia informativa Conacyt registró varias historias de migrantes en esta condición.
Al contar su historia, se desdibuja su rostro. “Salí de Honduras porque fui amenazada y perseguida por las pandillas; mi vida corría peligro. Me vestí de niña y empecé a pedir jalón (aventón); así logré salir a la frontera con Guatemala, pero en el trayecto fui víctima de asaltos. De jalones me llevaron a El Naranjo, por ahí entré a Tenosique. Pensé que en México estaría mejor, pero desde que llegué no han parado las agresiones. Me violaron en dos ocasiones”.
Con tan sólo 19 años, Stephanie Nicole Garcés busca un lugar donde vivir en libertad. Dejó su país huyendo de las pandillas que la agredían por su condición de mujer transgénero. Puso sus esperanzas en México, pero en su largo viaje migratorio ha sufrido discriminación, amenazas, violencia física y sexual. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) rechazó su solicitud de asilo y, a pesar de haber recibido la visa humanitaria, no ha encontrado condiciones de seguridad.
Ahora tiene las esperanzas en que el gobierno de Estados Unidos le conceda el asilo político por condición de género, confiada en que se reconozca que proviene de la región donde se ha documentado 78.1% de los crímenes de odio transfóbico en el mundo, según el Observatorio de Personas Trans Asesinadas.
Cabe destacar que entre 20008 y 2016 se registraron 2343 asesinatos a personas trans y genéro-diversas en el mundo, de estas 1834 ocurrieron en Centro y Sudamérica.
HUYEN DE LA VIOLENCIA
Stephanie Nicole, a su corta edad se reconoció como mujer en el cuerpo de un niño, es oriunda de San Pedro Sula, uno de los municipios más violentos que es dominado por la Pandilla 18 y la Mara Salvatrucha.
La Asociación Americana de Psicología define a las personas transgénero como aquellas que no se sienten cómodas con la identidad de género que tienen por nacimiento; la mayoría lo descubre en la infancia y la adolescencia.
Debido a que su familia no aceptó su personalidad, creció en un entorno hóstil. Luego de abandonar su hogar, se enfrentó a rechazo social, acoso y ataques físicos y sexuales. Esta situación la padece 88% de las personas LGBTI (lesbiana, gay, bisexual, transexual/transgénero/travesti, intersexual) solicitantes de asilo y refugiadas en México, pues en entrevistas con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) reportaron que sufrieron violencia sexual y de género en sus países de origen, de acuerdo con eel diagnóstico “Violencia sexual basada en género en la frontera sur de México contra personas refugiadas y solicitantes de asilo del triángulo norte de Centroamérica”, realizado en diciembre de 2016.
Tras las amenazas de muerte que recibió por parte de grupos criminales, vio en la migración el único medio para seguir con vida.
DINÁMICAS MIGRATORIAS
En los últimos años, la migración en la frontera sur de México ha experimentado un ascenso en el número de personas que se identifican como LGBTI provenientes de los países del llamado Triángulo Norte, conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador.
Este fenómeno se observa principalmente en los albergues para migrantes localizados en los municipios fronterizos de Tenosique, Tabasco, y Tapachula, Chiapas, donde esta población busca pasar desapercibida entre los cientos de niños, mujeres y varones que hacen paradas en busca de alimentos, servicios de salud y un sitio donde dormir.
Aunque a la fecha no existen datos oficiales sobre el flujo migratorio en el sureste mexicano, organizaciones de la sociedad civil estiman que 400 mil personas en situación irregular cruzan anualmente la frontera con Guatemala.
En tanto que las solicitudes de asilo ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados son un referente de cuánto ha incrementado el arribo de centroamericanos, aunque en los datos no se hace distinción de la preferencia o identidad sexual. Según los datos, entre 2013 y 2016 se elevó en 622 por ciento la petición de este recurso, mientras que en el primer trimestre de 2017 se recibieron más que durante todo 2015, que contabilizó tres mil 24. La ACNUR considera que, por la tendencia que se ha tenido, al cierre de este año podrían registrarse hasta mil solicitudes.
La investigadora, Ailsa Winton del grupo de Estudios de Migración y Procesos Transfronterizos de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), identificó estas nuevas dinámicas, quiso saber por qué migra la población LGBTI, pero se enfrentó a un vacío de información académica y de las organizaciones que las atienden.
en 2015 inició el proyecto exploratorio “Diversidad sexual y movilidad forzada en la frontera sur de México”, con el propósito de conocer y documentar las experiencias que tuvieron en su lugar de origen, cómo vivían y qué impulsaba su huida; además de saber cómo es el proceso de cruzar la frontera, así como los proyectos que tienen a futuro.
Encontró que al igual que el caso de Stephanie Nicole, la mayoría huye de la violencia de género por no cumplir los roles asociados a un hombre o a una mujer. Derivado de ello, el abuso sexual, la tortura y el homicidio son una constante para esta población, por lo que se desplazan buscando condiciones más seguras y dignas para vivir.
En las más de 50 entrevistas a profundidad que aplicó, observó que el rechazo familiar por su identidad de género es la primera confrontación que viven, debido a que no son aceptados por transgredir las normas sociales que son regidas por el patriarcado y, algunas veces, condicionadas por la religión.
Con información de: Agencia informativa Conacyt