#Opinión: El futuro está en el Sur

Por Melissa Cornejo

RegeneraciónMx.- El pasado sábado 18 de septiembre, México fue sede de la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde se discutieron temas urgentes y dolorosos que aquejan a todos los países que la conforman. A pesar de que hubo diferencias y roces, el encuentro fue exitoso y los representantes de los Estados miembros lograron establecer 44 acuerdos que recogen los aportes e inquietudes más relevantes de cada nación.

Lo primero a destacar es el maravilloso papel que ha hecho México al ocupar la Presidencia Pro tempore, no sólo en cuanto a la organización y la hospitalidad que nos caracterizan como país, sino también en el liderazgo que demostró ante las naciones que se encontraban reunidas. Cabe destacar las impecables intervenciones del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y el preponderante papel del secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, quien, una vez más, demostró su gran capacidad.

Respecto a la coyuntura actual por la crisis sanitaria, se busca garantizar que todos los países latinoamericanos tengan acceso justo y equitativo a vacunas contra la COVID-19 poniendo fin al acaparamiento de estas, pues ningún país estará a salvo hasta que todos estén cubiertos y tengan la oportunidad de proteger a los ciudadanos. Así mismo, es de interés común seguir impulsando la creación de vacunas latinoamericanas que no sólo representan un avance de la ciencia en la batalla contra el coronavirus, sino que son un gran orgullo para todos los países hermanos.

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En otro orden de ideas, entre los acuerdos se hace hincapié en el derecho irrestricto de los derechos humanos y en poner a las personas al centro de las políticas para que estas logren representar y proteger a los latinoamericanos. Gracias a esto, y buscando resolver una de las problemáticas actuales más dolorosas, se trabajará en conjunto por proteger los derechos humanos de los migrantes haciendo posible que la migración sea responsable, segura, ordenada y regular, al mismo tiempo que se buscará erradicar las causas de la migración irregular y se rechazará su criminalización y cualquier tipo de racismo. Esto nos recuerda que nadie deja su país por gusto y que ningún ser humano es ilegal.

En este mismo sentido, se dará especial importancia a las juventudes latinoamericanas y a las mujeres, garantizando oportunidades que permitan su pleno desarrollo, su seguridad y su autonomía económica, así como trabajando por la equidad de género. Nunca más América Latina y el Caribe concebidos sin la valentía de sus mujeres y sus jóvenes, que no sólo son futuro, sino que son el motor que impulsa nuestras naciones en la actualidad.

Para que sea posible el trabajo en conjunto dejando al margen las controversias entre países, y con la finalidad de que estos acuerdos trasciendan los discursos políticos y sean realizables, se pactó respetar las diferencias y resolver las polémicas de forma pacífica, así como no intervenir ni implementar medidas coercitivas en asuntos internos de los Estados, velando siempre por la democracia y la soberanía de todos los países.

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Los Estados Latinoamericanos y Caribeños hoy se reconocen como hermanos de heridas y problemáticas que sólo podrán resolverse al trazar nuevos caminos y recorrerlos juntos. Es un momento histórico y esperanzador para quienes compartimos el sueño de Bolívar y discurrimos sobre la consolidación de la Patria Grande: tierra digna, fuerte y unida, cansada de mirar hacia el Norte cuando todo este tiempo el futuro ha estado en el Sur.

* Escritora y analista política, es columnista de Regeneración y panelista en el programa Los Datos Duros.

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