Poquianchi (poema)

Allá va, la de amores quiméricos, la devoradora de mentiras. Allá va, con sus ojos puestos a la grandeza. Allá va, por caminos deshechos, pisando firme pero con rodillas temblorosas.

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Por: Jorge Pino

 

Suena como arroyo que no lleva agua

Pero tiene corriente, invisible corriente

Sutil cual hielo en pastizal matutino

Pero te parte como rayo y empapa como tormenta

 

Allá va. La sinceridad con gorro

La rebeldía vestida de dama

La ternura pintada de negro

La niñez cantando dolores

La sensatez chillando groserías

 

Allá va, la del pueblo sin nombre

Sin dios y sin nada

La que derrotó la costumbre

Y cuestionó la tradición

La del pueblo chico, paraíso grande

 

Allá va, la de amores quiméricos

La devoradora de mentiras

Allá va, con sus ojos puestos a la grandeza

Allá va, por caminos deshechos

Pisando firme pero con rodillas temblorosas

 

Allá va, Con sus ojeras ocultando historias

Y su cursilería rasgándole las venas

Allá va.

Y me quedé con sus caricias a medias

Con su risa rota,

Con sus manos lloviendo tapando mis locuras,

 Me perdí en su llanto y me salvó del recuerdo

 

Ahora el huracán deja de mirarme

Y empieza a retornar

Por el sendero que ya caminó.

Allá viene, con su bandera de paz

Anunciando batallas

Y desmantelando mis trincheras

Allá viene con su ignorancia arrastrando filosofía,

Y su sabiduría zurrando desvergüenza

Allá viene

Causando entropía, desesperándolo todo

Y sin soportar a nadie,  empezando por ella misma

Allá viene, La impredecible, Violenta, Loca,

la torturadora del aliento

La asesina de esperanzas

Y proxeneta de ilusiones

Allá viene La poquianchi, allá viene