Después del robo dentro de un autobús que derivó en la muerte de los 4 asaltantes, expertos señalan que estos actos nacen de la fallida estrategia de seguridad y la falta de justicia.
Regeneración, 03 de octubre 2016.- Durante la madrugada del lunes, cuatro sujetos abordaron un autobús a la altura de la Marquesa que se dirigía de San Mateo Atenco a la Ciudad de México para robar las pertenencias de los pasajeros. Tras robar, uno de los hombres a bordo del camión acribilló a balazos a los asaltantes y descendió del transporte colectivo. Ninguno de los testigos dio información alguna a las autoridades sobre el paradero del fugitivo.
Para la profesora de la Universidad Iberoamericana, Anne W. Johnson, el surgimiento de estos ciudadanos “vengadores” nace de situaciones de gran desconfianza de la sociedad en la justicia.
“Funciona como un mecanismo de acceso a la justicia en la ausencia de otras opciones, […] en muchos casos no se trata tanto de vengar una ofensa, sino intentar impartir justicia frente a un crimen, […] muchas veces los testigos no lo denuncian porque sienten que por lo menos alguien hizo algo”, explicó Johnson.
Los datos oficiales revelan que de enero a septiembre existen mil 404 averiguaciones previas por robo a transportistas en el Estado de México, de las cuales el 91 por ciento se realizó con violencia.
El director del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, José Antonio Lara Duque, acotó que la entidad atraviesa un profundo hartazgo e inconformidad por la gestión del gobierno del priista Eruviel Ávila en cuando a seguridad.
“Desafortunadamente, nos encontramos ante un vacío de autoridad. Parte de éste pasa por un altísimo nivel de corrupción, que se hermana con la impunidad, cuando se cometen actos delictivos”, dijo Duque.
En cuanto a homicidios, los primeros nueve meses de este año se presentaron mil 545 averiguaciones previas por homicidios dolosos o intencionales, sólo 14 menos en relación al año pasado.
También contra militares
El pasado 30 de octubre aparecieron dos cuerpos de soldados en Acapulco. Ambos se encontraban en su tiempo libre, vestidos de civil, tras asistir a un curso en la Base Aérea Militar número 7, cuando fueron secuestrados.
Roberto Álvarez Heredia, vocero castrense, afirmó que ninguno de los elementos conformaba parte de dispositivo alguno de seguridad en Acapulco.
Por su parte, el general en retiro Francisco Gallardo Rodríguez consideró que debe investigarse para determinar dónde operaban estas personas y si cometieron algún abuso contra civiles.
Explicó que el discurso de que el Ejército ha recibido una serie de amenazas, ha servido para justificar el uso excesivo de la fuera por su parte.
“Cuando hay una crisis como la de Acapulco hay un procedimiento sistemático de operar, en donde previenen a la tropa y a los oficiales que no salgan y que tengan mucha reserva cuando salen francos. La autoridad y los medios no lo saben ni lo ponen a la luz pública, y únicamente aseguran que es una afrenta. Y eso no lo creo”, dijo el General.
Con información de Sin Embargo.