La iniciativa aprobada por el Senado fue enviada a la Cámara de Diputados, donde también será discutida y eventualmente tendrá luz verde
Regeneración, 24 de septiembre de 2020. El Senado de la República aprobó reformas a la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y al Código Civil Familiar, para prohibir que los padres de familia ejerzan violencia contra las y los menores de edad como método disciplinario.
La iniciativa no busca criminalizar a padres y madres de familia, ya que no es una reforma al Código Penal; tampoco pretende castigos penales para los progenitores, sino que es una reforma legal en el terreno del derecho familiar, social y civil.
Con el voto de 91 legisladores, se prohibió el uso del castigo corporal y humillante en niñas, niños y adolescentes a los padres o quienes ejerzan la patria potestad, tutela o guarda y custodia, así como de los encargados y el personal de instituciones educativas, deportivas, religiosas, de salud, de asistencia social, de cuidado, penales o de cualquier otra índole.
La reforma impulsada por el senador de Morena Martí Batres –a partir de una iniciativa de Nestora Salgado– prohíbe usar castigo corporal para disciplinar a los menores de edad, es decir ya no se podrán ejercer golpes con la mano o con algún objeto, empujones, pellizcos, mordidas, tirones de cabello o de las orejas, obligar a sostener posturas incómodas, quemaduras, ingesta de alimentos hirviendo u otros productos, o cualquier otro acto que tenga como objeto causar dolor o malestar, aunque sea leve.
También se prohíben castigos humillantes, es decir cualquier trato ofensivo, denigrante, desvalorizador, estigmatizante, ridiculizador y de menosprecio, y cualquier acto que tenga como fin provocar dolor, amenaza, molestia o humillación cometido en contra de niñas, niños y adolescentes.
De acuerdo con la Unicef, en México la prevalencia del castigo corporal y humillante como una forma de violencia contra la infancia y adolescencia es alta, ya que se reporta que más del 60% de niñas, niños y adolescentes de entre uno y 14 años de edad viven agresión psicológica y castigo corporal en sus hogares.