Ayer sábado 29 de noviembre un colectivo de mexicanos se unió a la Marxa de la Dignitat en Barcelona. Bajo el cielo que lloraba solidario con nosotros, salimos nuevamente a las calles a gritar que nos faltan 43, a pedir que cesen los encarcelamientos por motivos políticos y compartir nuestra ilusión por un México mejor: un México más justo, un México digno, un México incluyente.
Barcelona, 29 de noviembre, 17:30 horas. Bajo una persistente lluvia un contingente, pequeño pero muy ruidoso, de mexicanos y personas solidarias con Ayotzinapa marchamos desde la Plaça Universitat hasta la Estación de Sants de Barcelona. Nos sumamos así a los diferentes colectivos que salieron a la calle para exigir pan, trabajo, techo y dignidad. Por un mundo más justo, libre e igualitario.
Ahí estuvimos, con los zapatos mojados y con el corazón encogido, caminando por nuestros desaparecidos, por nuestros presos políticos, por nuestros muertos, por sus familiares, por sus amigos, por nosotros mismos.
El cielo, solidario, no paró ni un segundo de llorar.
Al llegar a la Estación de Sants, Arturo Landeros dio lectura al siguiente comunicado:
Al cumplirse dos meses de la desaparición de los 43 estudiantes de magisterio no tenemos, aún, ninguna respuesta del gobierno mexicano. El 26 de septiembre fueron secuestrados por la policía, es decir por el Estado, y no sabemos qué fue de ellos. Por eso exigimos al Estado mexicano que asuma su responsabilidad y actúe en consecuencia. Ya que ¡vivos se los llevaron y vivos los queremos!
El gobierno del señor Peña Nieto respondió diciendo que va aumentar la seguridad, que habrá más policía y más megaproyectos de desarrollo. Trata de curar la enfermedad con el mismo virus que la ha incubado. Los grandes proyectos de infraestructura son una de las fuentes de corrupción del Estado mexicano. Son los que encabezan el mayor despojo de la madre tierra sin que esto beneficie a una sola comunidad, a una sola aldea que tiene la mala suerte de asentarse sobre una mina de oro o de plata, sobre un campo petrolífero o sobre las mejores tierras para sembrar amapola. Hoy Peña Nieto se ha descubierto también entre las tramas corruptas de sus amigos empresarios y, sin embargo, propone que sean estos los que salven a México.
Por su parte la policía mexicana, en todos sus niveles, no es más que el brazo armado del poder narcopolítico empresarial que vigila por los intereses patrimoniales de la casta en el poder. Las fuerzas armadas asociadas al narco han sido las que han masacrado a más de cien mil mexicanos y mexicanas y desaparecido a más de treinta mil personas en los últimos años, entre ellas a los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Es precisamente Ayotzinapa la clave que ha destapado la podredumbre del sistema político de México. Alrededor de Ayotzinapa se descubren fosas con decenas de cuerpos sin identificar; seguimos escuchando historias de personas que han desaparecido, que se las han llevado como si un viento maligno barriera un jardín hermoso. Porque los que desaparecen en México son principalmente jóvenes: 17 por aquí, 31 por allá, siguen las cuentas que habríamos de sumar a los 43 que ya sabemos, más las cifras de los que nunca podremos ni siquiera tener noticia. Porque desaparecer a alguien es querer borrar una historia y a nosotros nos toca que esa vida no se olvide.
Por eso hoy aquí denunciamos que ha sido el Estado mexicano el principal responsable de la muerte y desaparición de personas. Que es el principal cómplice de la corrupción narcoempresarial. Que las respuestas que está dando no sólo son inútiles sino que amplían el camino hacia más injusticia y más guerra contra la sociedad. Y que, ante todo, criminalizan la posibilidad de defender los derechos fundamentales de todas y todos. Su respuesta es la represión y, en ese andar, hoy contamos con una larga lista de presos y presas por motivos políticos que se cuentan por centenas entre personas estudiantes, campesinas, indígenas, amas de casa, gente que está harta y que dice ¡ya basta! como lo hicieran los zapatistas hace 20 años.
Hoy las personas presas por razones políticas se llaman Mario y Fernando, entre los indígenas Yaquis de Sonora que defienden su derecho al agua; Adán, Paul, Albino y Primo, que defienden el patrimonio cultural de Cholula en Puebla; se llama Nestora, por defender la autonomía indígena en Guerrero; se llaman Tania, Analí, Liliana, Isaac, Laurence, Antzín, Hugo, Juan, Luis, Roberto y Francisco, las 11 personas detenidas el pasado 20 de noviembre por ejercer su derecho a la manifestación y por exigir que aparezcan los 43 de Ayotzinapa.
Según dice la policía la razón para detener a estas 11 personas era que pertenecían a un grupo subversivo porque entre ellos se decían “compas”. En México “compa” quiere decir compañero o compañera, y esa es la persona que sale a defender y a luchar por los derechos de todas y todos. Como estamos haciendo aquí esta noche en que todas y todos salimos a construir un mundo nuevo y digno donde haya pan, trabajo y techo. Así hoy queremos pedir su solidaridad para con todas las personas que en México luchan por los mismos motivos, porque esta es una misma lucha contra el despojo del Poder con mayúsculas, para que no haya más Ayotzinapas, pero tampoco más desahucios, ni más hambre en casa nostra.
Compañeros y compañeras, compas, les pedimos que difundan lo que pasa en México, que nos ayuden a presionar a ese mal gobierno, para que en México haya paz con justicia y dignidad. No sabemos si el autoritario y fallido Estado mexicano responderá, pero se lo debemos a nuestros muertos, a nuestros desaparecidos, a sus familiares, a sus amigos y a nosotros mismos.
Muchas gracias compas.
¡Vivos se los llevaron vivos los queremos!
¡Presos políticos libertad!