De un crimen muy helado cometido hace cinco mil años, surgen pistas. El caso de Otzi, un hombre congelado de la Edad del Cobre, que murió asesinado, fue encomendado al detective inspector Alexander Horn de la policía de Múnich. A partir de unas pocas pistas, los rayos X arrojan algunas respuestas de cómo murió Otzi, aunque quedará la principal duda por resolver.
Rod Nordland | New York Times
Regeneración, 8 de abril de 2017. Cuando la directora de un pequeño museo italiano llamó al detective inspector Alexander Horn de la policía de Múnich, le preguntó si investigaba casos fríos o no resueltos.
“Sí”, respondió Horn, recordando la conversación.
“Bueno, le tengo el caso más helado que pueda haber”, dijo Angelika Fleckinger, la directora del Museo de Arqueología del Tirol del Sur, en Bolzano, Italia.
Literalmente, la víctima desconocida, apodada Otzi, ha estado guardada en el frío, en su museo, durante un cuarto de siglo. A menudo llamado como el ‘Hombre de Hielo’, es la momia más perfectamente conservada del mundo, un tipo de la Edad del Cobre que había estado congelado dentro de un glaciar en el norte italiano, en la frontera con Austria, hasta que las temperaturas mundiales en aumento derritieron el hielo y dos excursionistas lo descubrieron en 1991.
La causa de la muerte fue incierta hasta 10 años después del hallazgo, cuando una placa de rayos X de la momia indicó que había algo raro en forma de una punta de flecha de pedernal, justo bajo el hombro.
La mano del hombre de las nieves (NYT)
Sin embargo, ahora, armados con una riqueza de nueva información científica que han compilado los investigadores, Horn se las ha arreglado para reunir una imagen detallada de lo que le ocurrió al Hombre de Hielo ese fatídico día del –más o menos—tres mil 300 antes de Cristo, cerca de la cresta Otztal de los Alpes.
“Cuando entré en contacto con la idea por primera vez, pensé que era demasiado difícil, había pasado demasiado tiempo”, comentó Horn, un importante analista de perfiles. “Pero, de hecho, está en mejores condiciones que las víctimas recientes de homicidios con las que he trabajado, a las que se ha encontrado al aire libre”.
Son pocas las momias tan antiguas como Otzi en el mundo, pero ninguna está tan bien preservada.
A la mayoría las prepararon como parte de un ritual, que, por lo general, implicaba la remoción de los órganos internos; la preservación con químicos, o la exposición a las destructivas condiciones del desierto.
El glaciar no solo congeló a Otzi donde había muerto, sino que la elevada humedad del hielo también conservó los órganos y la piel intactos en gran medida. “Imagine que conocemos el contenido del estómago de una persona de hace cinco mil años”, notó Horn. “En muchos casos, no podemos hacer eso ni siquiera ahora”.
Ese contenido, resultó ser crítico para determinar con sorprendente precisión lo que le sucedió a Otzi e, incluso, ayudó a arrojar luz sobre el posible motivo de su asesino.
La pierna del hombre de las nieves (NYT)
Entre más averiguan los científicos, más reconocible se vuelve el Hombre de Hielo. Medía cinco pies con cinco pulgadas (la altura promedio para su época), pesaba 110 libras, tenía ojos color marrón y cabello castaño oscuro hasta los hombros, y los pies eran talla siete y medio (aproximadamente, talla 39 europea). Tenía unos 45 años (+/- seis años), respetablemente anciano para el Neolítico tardío, pero todavía en la flor de la vida.
Cuando se lo ve a través de la ventana del congelador del museo, donde se guarda por ahora, las manos no solo parecen inusualmente pequeñas, sino, también, muestran pocos signos de uso rudo, lo que sugiere que Otzi no era un trabajador manual.
Cada investigación moderna de algún asesinato se basa fuertemente en la ciencia forense, pero en el caso de Otzi, las técnicas han sido de alta tecnología, en particular, lo que ha implicado especialidades exóticas, como la arqueobotánica y la paleometalurgia.
Con el examen de los rastros de polen encontrado en el tracto digestivo, los científicos pudieron ubicar la fecha de la muerte de Otzi en algún momento del final de la primavera o principios del verano.
En sus dos últimos días, encontraron, consumió tres alimentos distintos y caminó de una altitud de seis mil 500 pies, al fondo del valle y luego subió de nuevo a las montañas, donde se le encontró en el lugar de los hechos, a unos 10 mil 500 pies de altura.
El cuerpo presenta una herida prominente, además de la punta de flecha: una cortada profunda en la mano derecha, entre el pulgar y el índice, hasta el hueso y potencialmente paralizante. Por el grado de sanación de la herida, tenía de uno a dos días de haber ocurrido.
De esto, Horn presume que Otzi pudo haber bajado a su aldea y haberse enredado en un altercado violento.
“Era una herida defensiva muy activa e interesante en el contexto de que no se encontró ninguna otra herida en el cuerpo, ni moretones importantes, ni puñaladas, así es que, probablemente, él fue el vencedor de esa pelea, y hasta es posible que haya matado a la persona que trató de atacarlo”, dijo.
Luego se fue, totalmente aprovisionado con comida, brasas para prender una fogata, preservadas en hojas de maple dentro de un cilindro de corteza de abedul, y algo más en otro equipo, la mayor parte del cual seguramente lo cargaba en una mochila con un marco de madera.
De armas, solo llevaba una daga de sílex, tan pequeña que parecía ser el equivalente a un revólver en la Edad de Cobre, un bastón de seis pies de largo para un arco que todavía no estaba terminado, y una aljaba hermosamente hecha de piel de venado, con una docena de flechas, de las que solo dos tenían la punta.
El hacha del hombre de las nieves (NYT)
Cómo murió Otzi
Horn estima que Otzi no tenía ninguna prisa. A 10 mil 500 pies, hizo lo que parecía ser un campamento en una hondonada protegida, en un collado de la montaña, donde esparció sus pertenencias a su alrededor y se sentó para lo que sería su último alimento.
“Aproximadamente media hora antes de su muerte, estaba ingiriendo una comida en forma, incluso, una comida pesada”, contó Horn.
El menú en la Edad del Cobre estaba bien balanceado ya que consistía de carne de cabra montés, ahumada o cruda; trigo escaña (una de las primeras variedades domesticadas) posiblemente en forma de pan; algún tipo de grasa, que pudo haber sido de tocino o de queso, y helecho común.
Hasta hay evidencia de que parte de esta comida se había cocido recientemente. “Si tienes prisa y lo primero es alejarte de alguien que está tratando de matarte, eso no es lo que haces”, observó. Al arco largo de Otzi le faltaba medio día de trabajo para estar terminado, añadió, pero no había ningún signo de que hubiese estado trabajando en él en ese momento.
Media hora después de que Otzi cenó, el asesino se acercó y le disparó en la espalda desde una distancia de casi 100 pies.
La flecha entró por la axila izquierda, desgarró una sección de la arteria subclavia, una herida que habría sido rápidamente fatal y es probable que fuera incurable, aún en tiempos modernos, en especial donde sucedió. Por el ángulo de la herida, o le dispararon desde abajo y atrás, o estaba inclinado hacia adelante cuando le dieron desde arriba y atrás.
“El objetivo del criminal era matarlo, y decide hacer un disparo a gran distancia; pudo haber sido un efecto de aprendizaje, por lo que sucedió uno o dos días antes”, notó Horn.
“Que es, sobre todo, lo que ves todo el tiempo hoy en día. La mayoría de los homicidios son personales y siguen a la violencia y a una escalada de la violencia. Quiero seguirlo, encontrarlo y matarlo. Todas las emociones que tenemos en un homicidio, estas cosas no se han acabado en todos estos años”.
Se puede descartar con toda seguridad al robo, dijo. Otzi tenía un hacha de cobre, un artefacto valioso, visto solo en pocas ocasiones en entierros de ese periodo. La ropa y equipo eran adecuados para el duro clima alpino y es probable que fueran valiosos, hechos de cuero y pelo de al menos 10 animales de seis especies.
“No se trató de un robo que salió mal o algo así”, notó Horn; es evidente que el asesino estaba tratando de cubrirse. “Regresas a tu aldea con esta hacha poco común y sería bastante obvio lo que había pasado”.
El caso frío de Otzi sigue produciendo sorpresas para los científicos de muchas disciplinas que todavía están estudiando sus restos. El año pasado, por ejemplo, descubrieron que estaba infectado con una cepa rara de H. pylori, la bacteria que se cree es responsable de las úlceras hoy en día.
Hay algo que es poco probable que descubran, como hizo notar Horn con una risita. “No soy optimista en cuanto a encontrar al criminal en el caso de Otzi”.
(Publicado en El Financiero).