“El fascismo societal no sacrifica la democracia ante las exigencias del capitalismo; las fomenta hasta el punto en que ya no resulta necesario, ni siquiera conveniente, sacrificarla para promover el capitalismo. Se trata por lo tanto de un fascismo pluralista y, por ello, de una nueva forma de fascismo”
Boaventura de Sousa Santos
Por Molay Maza Ontiveros
Regeneración, 13 de marzo de 2018.- Como lo han señalado muchas voces, era de esperarse y sólo estamos atestiguando en prensa, radio, TV, redes sociales y acontecimientos de violencia muy preocupantes, el inicio de la desesperada reacción de espectacular basura propagandística, terror y mentiras, que la cisticercosis neoliberal auspiciará sin otro precedente que el pasado estercolero electoral en el Estado de México. El prian quiere una sociedad mal informada, temerosa y desmovilizada para imponer el fraude el 1º de julio.
Ahora se incorpora una voz <<calificada>> y docta al coro conservador y rancio. A escena entra Mario Vargas Llosa para decir que el pueblo de México es poco menos que un imbécil a punto del “suicidio político”. El escritor peruano radicado en España ha soltado una <<talentosa>> perorata replicando cual repetidor autómata, las versiones de los prianistas, sus ideólogos y sus cadenas de desinformación masiva, sobre el peligroso Andrés Manuel y el populismo demagógico.
Sólo hay de dos sopas, son estas las opiniones de un bien intencionado y poco informado veterano de la política latinoamericana o son los dólares del narcogobierno de Peña, que estimulan la inteligencia del escritor que también celebró, en su momento, la irrupción de los neonazis en la plaza Maidán y la llegada de un gobierno golpista del cual forma parte Svoboda (Libertad, partido ultraderechista ucraniano) en Ucrania en 2014.
La política zombie trans-nacional utiliza con frecuencia personalidades galardonadas con el premio Nobel, para ejercer en los momentos de mayor utilidad la falacia de autoridad en defensa del estatus quo. Si no es un Nobel de economía que dice que los mercados deben dictar según su mano invisible la economía de las naciones sin importar las consecuencias sociales, apoyando las reformas neoliberales en Chile tras el golpe de Estado de 1973 contra el gobierno democrático y socialista de Salvador Allende; es una Nobel de la paz la que viene a México a hacer campaña para el PRI en Veracruz a penas desaparecidos los 43 estudiantes campesinos normalistas de Ayotzinapa; o si no uno de literatura que en plena coyuntura electoral actual se avienta cual paladín libertario contra los demonios del populismo autoritario, la demagogia populista y la falta de lucidez de un pueblo que no comprende las bondades de vivir en la miseria, el analfabetismo, la violencia y la crisis humanitaria por causa de la violencia machista y la impunidad.
Hay muchas formas de defender y pretextar a Vargas Llosa, como si fuera un iluso y un ignorante escritor despistado, pero no debe pasar desapercibido que lo que él llama democracia en México es un narco-estado, uno de los más corruptos del mundo, el segundo lugar en asesinatos de periodistas, el que ha desaparecido a los 43 y ha permitido el asesinato y desaparición de cientos de miles de personas más. Una camarilla cleptocrática que se ha mantenido en el ejercicio del poder por medio de fraudes electorales documentados, un modelo de subdesarrollo, explotación de los seres humanos y saqueo de los recursos naturales que se ha mantenido vigente a sangre y fuego, a eso llama democracia el señor Vargas Llosa. Como toda política zombie, a la muerte llama vida y a la vida dinero.
No, Vargas Losa no es un liberal de derechas, es un fascista societal según definición de Boaventura de Sousa Santos, miembro intelectual orgánico, refinado, de la expresión más retrógrada del fascismo heterogéneo del siglo XXI.
El populismo famoso no es más que el petate del muerto, mero reducto publicitario que no permite mayor reflexión ni crítica. Bien haríamos en teorizar más profundamente el concepto para acercar una definición que ilustre actitudes políticas y deje de utilizarse hipócritamente por listillos para espantar incautos.
A vuelo de pájaro se puede decir que hay populismo en todos los discursos políticos de la actualidad global, es un significante vacío al cual se le puede llenar de cualquier contenido y que nadie desprecia para hacer campaña. El problema real es la capacidad de la sociedad, de nosotros, del pueblo y sus instituciones estatales para hacer cumplir los programas de cambio en la ejecución concreta de nuevas formas de hacer política y reinventar democráticamente el Estado como experiencia pública y comunitaria. Nada sencilla la tarea, pero urgente es su realización, para lo que es indispensable vencer el miedo.