Un amplio estudio del servicio científico de la UE proyecta las enormes pérdidas humanas y económicas que ocasionará el calentamiento global. En el informe han participado 40 investigadores de varios centros durante dos años
¿Qué sucedería en Europa si hoy fuese 26 de marzo de 2080 y no se hubiera hecho nada para evitar el cambio climático? Esa ha sido la pregunta que la Unión Europea le ha hecho al Centro Común de Investigación (JRC), un organismo de la Comisión Europea formado en su mayor parte por científicos que elaboran estudios para que los políticos tomen decisiones basadas en la ciencia. Por supuesto es imposible acertar con la respuesta a esa pregunta, pero se pude apuntar una proyección razonable hecha gracias a años acumulados de datos y potentes ordenadores. Los principales resultados del estudio, que se presentará en unos días, pintan una película apocalíptica.
En 2080 mueren 100.000 personas más al año por causas relacionadas con el cambio climático, el doble que en la actualidad. Muchos fallecen por las olas de calor, pero también por dolencias asociadas al aumento de las temperaturas, riadas, tormentas o enfermedades relacionadas con agua no purificada o intoxicaciones alimentarias. La producción agrícola ha caído un 10%, las sequías se han multiplicado por siete y afectan a 144 millones de personas cada año y hay dos veces más riadas que en la década actual. Lo peor de este escenario se vive en España y el resto de países del sur de Europa: Portugal, Italia, Grecia, Chipre, Bulgaria. Aquí los incendios forestales ya arrasan el doble de terreno cada año, la demanda de energía es creciente por las altas temperaturas y la industria del turismo ha perdido 7.500 millones de euros de ingresos. En total, los costes del cambio climático en la UE ascienden a 190.000 millones de euros y España y el resto del sur se llevan la peor parte: más de 74.000 millones de euros en daños relacionados con el calentamiento, más que cualquier otra región de la UE analizada en el estudio.
“Hay una clara concentración de los daños en el sur de Europa, donde el impacto del calentamiento será unas 20 veces mayor que en el resto de zonas”, explicaba ayer a Materia Juan Carlos Císcar, un economista del JRC que ha coordinado este estudio encargado por la UE. El trabajo corresponde a la segunda fase de un gran estudio sobre los impactos del calentamiento en Europa llamado Peseta. Los primeros resultados de esta fase, Peseta II, fueron presentados ayer en el Instituto de Prospectiva Tecnológica, uno de los siete centros del JRC. El estudio completo, de más de 200 páginas, será publicado por la Comisión Europea en los próximos días, según fuentes comunitarias.
El edificio es un oasis de ciencia en plena isla de la Cartuja, en Sevilla. Sus científicos están instalados en la antigua sede central de la Expo 92. Aquí se realizan estudios sobre qué es un transgénico, qué impacto tiene en cada país reducir la producción de leche, cuánto dinero se pierde en los atascos o herramientas para calcular el precio de los cereales. Cada estudio está diseñado para informar las nuevas leyes que preparan lo s políticos de la Unión sobre organismos modificados genéticamente o la recientemente aprobada política agraria común, por ejemplo.
Adaptación y clima
El estudio sobre el cambio climático es uno de los más complejos realizados por el IPTS. En él han participado 40 investigadores de varios centros durante 2 años. El estudio ha calculado qué sucedería en la Unión en dos escenarios diferentes. Uno, no hacer nada y dejar que el calentamiento global siga su curso sin medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto conllevaría una subida media de las temperaturas de 3,5 grados en 2100. El otro supone tomar decisiones “ambiciosas” para reducir las emisiones y que estas queden a cero en la década de 2050. En este escenario las temperaturas medias suben dos grados. Para dibujar el futuro de Europa en ambos escenarios primero se aplica un gran modelo informático que reproduce la evolución del clima en base a los dos escenarios, y después otros que hacen los mismo por sectores: agricultura, costas, inundaciones, turismo…
Una de las conclusiones principales es que los daños del peor escenario pueden reducirse con medidas dirigidas a la adaptación, explica Císcar. Por ejemplo, el coste total del calentamiento puede reducirse hasta los 130.000 millones de euros. El mayor impacto del cambio climático será en la salud, costes sanitarios y muertes por el calentamiento, y en este campo, estar en el escenario de los dos grados puede salvar 20.000 vidas, según explicó Císcar durante la presentación. “El trabajo pone de manifiesto en qué regiones y sectores hay que priorizar la adaptación”, detalló.
Lo peor viene cuando uno se pone en la piel de un político que tiene que usar estos datos para tomar decisiones. El propio trabajo predice que en más corto plazo el cambio climático traerá beneficios para algunos sectores analizados. Esto pasa, por ejemplo, con la agricultura en España y el resto del sur de la UE. En las décadas de 2020 y 2030, el calentamiento hará crecer la producción agrícola en estas regiones, admitió Císcar. Después, a medida que avance el tiempo y el cambio global, sos beneficios irán disminuyendo hasta ser totalmente contrarrestados por los impactos negativos.
Proyectar el impacto del cambio climático a más de 70 años es un ejercicio de riesgo. La acumulación de factores impredecibles es tan grande que los modelos pueden pintar escenarios alejados de la realidad. Sin embargo, Císcar dice que su trabajo “se equivoca por defecto”, es decir, da escenarios mejores de lo que pueden llegar a estar. Por ejemplo no se ha considerado el impacto de la migración, ni la posibilidad de cambios abruptos en el clima. Tampoco cómo el impacto del calentamiento en el resto del mundo pueden afectar a Europa. Todo esto lleva a una “subestimación de los daños climáticos”, según Císcar. Lo que sí se ha hecho es contabilizar cómo los impactos en unos países dela UE revierten en otros, y el resultado es que los daños pueden ser hasta un 25% mayores por impactos adicionales en el comercio.
También hay un margen de error al alta. En 70 años la tecnología puede cambiar sustancialmente la producción agraria, la medicina y los tratamientos para las dolencias más relacionadas con el cambio climático y la producción de energías limpias. Todos esos factores quedan fuera de los modelos del estudio, reconoce Císcar, lo que influye en que la foto final sea más incierta de lo que debería.
Información: Esmateria