Hot Dogs ¿Comiendo con el enemigo?, lea esto atentamente

Hot dogs, comiendo riesgos. Comprender cómo se produce lo que comemos: nos sorprendería descubrir que estamos deteriorando nuestra salud cada día
Hot dog, cuidar la salud es necesario

Regeneración, 10 de julio del 2019. Hot dogs. Pensar sobre el contenido de los tan mundialmente populares hot dogs, nos llevará a descubrir que este alimento muy querido por muchos es super peligroso para la salud.

¿Qué son los embutidos?

Buena pregunta y para averiguar tenemos que buscar los indicios en la historia, de cuándo los humanos comenzaron a conservar la carne, para que durara más tiempo, para ser consumida sin que se pudriera.

Entonces apareció la sal, ese producto tan apreciado a lo largo de las culturas y en especial de las civilizaciones como la egipcia y la maya, a partir de salar y secar al sol la carne que comían los humanos de tiempos remotos.

Aquí comienza la cultura culinaria de los embutidos, encontramos algunas referencias en griegos y romanos, Homero relata sobre una tripa rellena con sangre y grasa que ponían a asar sobre el fuego.

A los embutidos generalmente los conocemos como salchichas, aunque hay de salchichas a salchichas, crudas, escaldadas, cocidas, de carne, viseras o sangre, también encontramos los curados, que se elaboran con grasa y carne, se ahúman y se conservan en lugares frescos para su maduración.

Los embutidos son parte de la cultura gastronómica en países como Alemania, España, México, Argentina; en la actualidad se pueden encontrar regiones en donde se sigue elaborando embutidos de forma tradicional, pero su costo es poco accesible para la mayoría.

Nueva York y la era industrial de los alimentos.

Alimento de origen alemán, se atribuye el inicio de la venta de hot dog a Charles Feltman en Coney Island, alrededor de los años de 1920, mientras que uno de sus empleados hizo famoso el alimento, un inmigrante alemán que resulto un astuto comerciante, su nombre Nathan Handwerker, quien puso grandes letreros anunciando sus productos y ofreciendo un mejor precio que su antiguo patrón, para 1950 Nathan crea una fortuna.

La forma industrial con la que se fabrican las salchichas, es una oferta muy poco saludable, se pueden ver en internet, algunos videos que abordan el tema.

LEER MÁS:  Cámara de Diputados aprueba en lo general la desaparición de siete organismos autónomos

Un estudio reporta: “El contenido de carne de una salchicha a través de un análisis de sección microscópica permite la observación de una variedad de tejidos y músculo esquelético que en muchos casos incluye huesos.

En estos términos, encontramos colágeno, vasos sanguíneos, material vegetal (debido a la alimentación del animal), nervio periférico, tejido adiposo, cartílago y piel.”

En realidad, las salchichas se fabrican con las sobras de estos ingredientes, como pies, cabezas, tejido o piel grasa del animal.

Se mezclan con grandes cantidades de agua, sal, nitratos y sustancias químicas similares, el producto final es una pasta muy poco saludable.

El segundo ingrediente más abundante en la producción de salchichas es el agua.

A grandes rasgos, la reglamentación sanitaria a nivel mundial establece que toda salchicha debe tener al menos un 10% de agua.

No obstante, numerosas investigaciones han encontrado salchichas de hasta un 50% de agua, que no coinciden con lo indicado en sus etiquetas.

El jarabe de maíz o almíbar es el siguiente ingrediente de mayor abundancia.

Este ingrediente se añade para brindar textura, consistencia y dulzura a la salchicha.

Por otra parte, está la sal. La sal común o sal de mesa, NaCl (cloruro de sodio), es un mineral necesario para la elaboración.

Los análisis han determinado que, en promedio, una salchicha tiene 480 miligramos de sal, un 20% de la cantidad diaria recomendada para consumir.

Los saborizantes son toda una cuestión y dependen de la reglamentación de cada nación.

Comúnmente se trata de agentes químicos, esencias (por ejemplo, de mostaza o carmín) y aromatizantes para dar sabor o hacerlos más picantes.

El uso de sales es controversial, principalmente porque sobrepasan los límites de consumo recomendados.

Se han enumerado las siguientes sales minerales en su fabricación:

Lactato de potasio es una sal potásica del ácido láctico que se utiliza como antioxidante y regulador de la acidez.

Los fosfatos sódicos (sales de sodio y ácido fosfórico); fosfato monosódico, disódico, trisódico y bifosfato de sodio.

LEER MÁS:  Zaldivar denuncia “amenazas” para evitar elección en el Poder Judicial; Noroña lanza llamado Piña

Así como Diacetato de sodio, eritorbato de sodio y nitrato de sodio.

El diacetato de sodio es una mezcla de acetato de sodio y ácido acético que resulta muy eficaz para combatir hongos y bacterias, además, estos compuestos químicos añaden sabor a vinagre.

Otras funciones de estas sales son, conservante de carne común, ya que tiene propiedades antimicrobianas y es capaz de matar las bacterias dañinas, reducen la pérdida del agua y aumentan su jugosidad.

A todo esto, agregue el uso de almidones y jarabe de maíz para darle mejor aspecto a este tipo de alimento industrializado, ¿se le antoja?.

Los perros calientes (hot dogs) son extremadamente famosos y consumidos mundialmente, de fácil preparación y de bajo costo, resultan caros para nuestra salud.

La Universidad de Hawaii proporciona una prueba, en la que los resultados fueron alarmantes.

Declararon que el consumo de esa carne aumenta el riesgo de cáncer de páncreas en un 67%.

Incluso los perros calientes orgánicos contienen nitrito.

Estos aditivos se combinan con aminas y el resultado es nitrosaminas, que está conectado con el estómago, la vejiga y el cáncer de páncreas.

Al consumir diariamente un perro caliente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 21%.

Esto se ha demostrado por el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer de EE.UU. quien estima que un 35% de todos los tipos de cáncer en el mundo están relacionadas con la nutrición.

En el informe Alimentos, Nutrición y Prevención del Cáncer: Una Perspectiva Global asegura que un cambio en la dieta puede reducir la incidencia global de la enfermedad entre un 30 y un 40%.

Lo que equivale a casi 4 millones de casos anuales en el mundo.