«Mosta uan mosta tikpia tepitsin at.
Mosta uan mosta tikpia tepitsin tal.
Maki tachialiske amo tech ajtsi,
kipia tik paleuiske uan pouitaste».
(Voz Náhuatl)
— Día con día tenemos menos agua.
Día con día tenemos menos tierras.
Cuidarlas no es suficiente,
tenemos que defenderlas y protegerlas.
Nuestras culturas originarias han considerado sagrada la relación entre la comunidad, el agua y la tierra, conceptos profundos que siguen vigentes hasta la fecha en nuestra búsqueda por contar con agua de calidad para las generaciones actuales y futuras. Para mencionar algunos.
Tláloc (“Néctar de la tierra”, de Tlalli, tierra, y octli, néctar) era la representación, entre los nahuas, del ciclo vertical del agua que empieza con la evapotranspiración, y pasa por las nubes para generar la lluvia. Su dualidad, Chalchiutlicue (“La de las faldas de jade”) representaba el ciclo horizontal del agua sobre el territorio; regía los arroyos, ríos y lagos.
Su dualidad, Chalchiutlicue (“La de las faldas de jade”) representaba el ciclo horizontal del agua sobre el territorio; regía los arroyos, ríos y lagos.
Entre los mayas, al ciclo de lluvia se le conocía como Chaac (o Chaahk).
Para los zapotecos era Cocijo (o Cociyo)
Los mixtecos lo llamaban Dzahui (o Savui).
Los totonacas lo llamaban Tajín (o Aktsini).
La Jornada del Campo