Mujeres guatemaltecas declararon haber sido violentadas sexualmente por soldados o paramilitares durante la dictadura de Ríos Montt. Aseguraron que si una mujer era soltera, la violaban más soldados que a una mujer casada.
Regeneración, 3 de abril de 2016.– El pasado martes, en una sesión sobre el juicio de genocidio contra el ex dictador guatemalteco, Efraín Ríos Montt, los testimonios de mujeres de la etnia Ixil, víctimas de violaciones masivas durante la incursión militar en las comunidades, remembraron una vez más, las historias aterradoras que vivieron entre 1982 y 983.
La primera en declarar, narró que su historia comenzó cuando dos parejas de soldado tocaron a su puerta. Entraron por la fuerza cuando apenas se asomó y “lo primero que preguntaron fue si les dábamos comida a los guerrilleros. Les respondí que ni siquiera los conocía”, dijo la testigo. “En la casa estaba mi hija, de unos 17 años, y dos de sus hermanos pequeños. Los soldados la desnudaron, le separaron las piernas con fuerza y empezaron a violarla, enfrente de los niños, quienes lloraban de miedo”.
La mujer dijo que cuando quiso auxiliar a su hija, uno de los soldados la golpeó en la boca del estómago y en la cara, golpes que la hicieron caer. Su hija fue violada por los cuatro soldados mientras en medio de la agresión, sus otros hijos pudieron huir y buscar refugio en las montañas.
Otra de las declarantes, dijo que soldados arribaron a su domicilio alrededor de las nueve de la noche, la llevaron a un “descampado”, la violaron y abandonaron desnuda. Ellos, quemaron su casa y dentro, su hijo de apenas 30 días de nacido, murió calcinado. “Ni siquiera pude enterrarlo, porque la casa estaba en cenizas y yo tenía mucho miedo”, añadió.
Hechos como estos, se repitieron cientos de veces contra la población campesina en diversas zonas donde el ejército sospechaba de la existencia de campamentos guerrilleros y aplicaba la “doctrina de la tierra arrasada”.
Según el informe de Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi), de la Conferencia Episcopal Guatemalteca (CEG), “Las mujeres fueron utilizadas como instrumento de tortura y esclavitud sexual, con la violación reiterada de la víctima”. Los casos de violencia sexual contra mujeres se dieron en uno de cada seis casos en las masacres perpetradas por parte de paramilitares Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) o soldados.
A pesar que existen denuncias documentadas de 149 víctimas, se cree que hubo más pero los sentimientos de culpa y/o vergüenza no permitieron que fueran denunciados.
Una de las mujeres que testificó, pidió no relevar su identidad pues aseguró que su familia ni su ahora esposo, saben que fue violada.
“Si tenés marido, entonces te violan entre cinco y diez soldados. Si sos soltera, entonces son 15 o 20”, dijo una. “Mi tío iba por un camino con su hija y una nieta, cuando se toparon con una patrulla militar. Lograron agarrar a las muchachas. A la niña, de siete años, la mataron, porque fueron muchos los soldados que pasaron sobre ella”.
Pero la violencia sexual, por demás brutal, llevaba añadidos de crueldad. “Algunos soldados estaban enfermos de sífilis o gonorrea. La orden fue que estos pasaran los últimos, cuando los sanos ya habían violado a la víctima”. A ello, se suman los embarazos no deseados. Los testimonios de las mujeres coinciden en señalar a los autores como miembros del Ejército, o de las PAC.
Con información de El País.