“No hay necesidad de convertirse en cardenales para creerse príncipes. Basta ser clericales. Esto es lo peor en la organización de la iglesia”, aseguró.
Regeneración, 09 febrero 2017.- El pasado 25 de noviembre, en una conversación con superiores de las órdenes y congregaciones de religiosos, el Papa Francisco reconoció que existe corrupción en el Vaticano pero afirmó que él “duerme en paz”, la transcripción de esta declaración será publicada en la revista “Civiltà Católica” en su próximo número.
El Papa dijo que en las congregaciones generales previas al cónclave se hablaba de reformas. “Todos las querían. Hay corrupción en el Vaticano. Pero yo vivo en paz”, soltó ante una de las preguntas de los religiosos en una conversación de la que hoy publica una pequeña parte el diario “Corriere della Sera”.
Señaló que en las estructuras de la Iglesia se puede encontrar “una atmósfera mundana y principesca” y añadió que los religiosos “tienen que contribuir a destruir este ambiente nefasto”.
“No hay necesidad de convertirse en cardenales para creerse príncipes. Basta ser clericales. Esto es lo peor en la organización de la iglesia”, aseguró.
Insistió en señalar que vive en paz. “No tomo tranquilizantes”, bromeó, y aseguró que en Buenos Aires “era más ansioso”, pero tras ser elegido Papa sintió una paz interior que le acompaña. Yo duermo bien. Duermo seis horas y rezo (…) Esta paz es un regalo del Señor. Espero que no me la quite”, apuntó.
Para vivir en paz, continuó Bergoglio, se necesita un poco de “pasotismo” (indiferencia) pero “nunca lavarse las manos de los problemas”.
Francisco reconoció también que “en la Iglesia hay muchos Poncios Pilatos que se lavan las manos para estar tranquilos, y un superior que se lava las manos no es padre y no ayuda”, afirmó.
También dijo que no le importan las críticas pues “hace bien que le critiquen a uno”. Además, la vida está llena de incomprensiones y tensiones, “y cuando son críticas que sirven a crecer, las acepto, respondo”.
Francisco admitió también que las preguntas más difíciles las hacen los jóvenes, no los religiosos. También se refirió a los abusos sexuales cometidos por religiosos, hechos que atribuyó a antecedentes semejantes sufridos por los sacerdotes, a una “enfermedad” y “al diablo”.
Con información de Aristegui Noticias