Los colombianos están atesorando en alcancías monedas de 1.000 pesos, las de mayor denominación en el país, lo cual dificulta su circulación y complica la actividad económica, dijo este jueves el titular del gremio de los comerciantes.
11 de septiembre de 2014.-«Las personas están acumulando en las alcancías monedas de 1.000 pesos», dijo el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Guillermo Botero. «Eso crea una presión sobre el resto de la moneda fraccionaria, (…) pues cubrir una moneda de 1.000 que escasea equivale a recopilar cinco de 200, 10 de 100 o 20 de 50».
Según Botero, «esto es crítico para el comercio», pero también está complicando a choferes de autobuses, taxistas y cobradores de peajes. Citado por medios locales, recordó que por ley las tiendas deben disponer de cambio para sus clientes.
Ante esta situación, no es raro escuchar en Bogotá la frase: «Vamos a tener que romper los marranitos», como son popularmente conocidas las alcancías en Colombia, cuando un cajero no encuentra monedas de 1.000 pesos y debe devolver a su cliente varias de 200 o 100 pesos.
«Se acabó la moneda fraccionaria y eso coincide con la suspensión del billete de 1.000 (pesos). La escasez podría estar explicada por el atesoramiento de las monedas en las alcancías de los colombianos, pero eso no esclarece del todo la escasez», dijo Botero, quien pidió al ente emisor volver a imprimir billetes de ese valor.
El Banco de la República (central) dejó hace pocos meses de emitir billetes de 1.000 pesos, luego de reintroducir la moneda de esta denominación en 2012, por la mayor duración del metal sobre el papel.
Sin embargo, según el ente, en agosto circulaban 185,6 millones de monedas de 1.000 pesos frente a las 67,7 millones disponibles hace un año.
Este incremento debería suplir la salida de circulación en los últimos 12 meses de 107,6 millones de billetes de 1.000 pesos y alimenta la teoría de que las barrigas de los «marranitos» esconden lo que falta en las calles.
(AFP)