El Observatorio de Redes y Derechos Digitales registró que, «al menos medio millar de cuentas que ‘se montan’ en tendencias para realizar ataques de odio», buscaron legitimar el uso de la fuerza pública durante el paso de la Caravana Migrante
Regeneración, 23 de octubre de 2018. La caravana migrante está cruzando el territorio mexicano con dificultades. Probablemente su primer encuentro con “autoridades mexicanas” fue con la Policía Federal que recibió con gases lacrimógenos, escudos y toletes a niñas, niños, madres, padres e incluso menores que viajan rumbo a Estados Unidos.
En su camino también han encontrado a otro tipo de expresiones. Este fin de semana rumbo a la ciudad chiapaneca de Tapachula, el defensor de derechos de los migrantes, Rubén Figueroa, documentó cómo la Banda Latina «Frontera Hidalgo» recibía con una cumbia el paso de los migrantes.
Las expresiones de solidaridad y respaldo a esta caravana han tenido ejemplos innumerables en reportajes y videos que se han subido a la red. Por otra parte, las expresiones xenófobas, clasistas y racistas manifestadas en las redes sociales virtuales como Facebook y Twitter también han ganado terreno.
¿Acaso como mexicanos estamos por defecto resueltos a repeler los esfuerzos, el origen de clase y color de piel de quienes se ven orillados a migrar?
Por lo pronto, parece ser que las expresiones de odio a la caravana migrante, y nocivas a nuestra condición humana, solo tienen cabida en las redes sociales virtuales.
Puede resultar hasta esperanzador saber que una parte de las expresiones de odio manifestadas en Twitter estuvieron vinculadas a bots y a trolls. En su portal Homozapping, Jenaro Villamil reportó la detección, por parte del Observatorio de Redes y Derechos Digitales, de «al menos medio millar de cuentas que tradicionalmente ´se montan´ en tendencias para realizar ataques de odio».
Llama la atención, siguiendo el reporte de Villlamil, que el Observatorio señaló que algunos de esos ataques iban dirigidos a legitimar el uso de la fuerza pública. Ese discurso se empalma oportunamente en el que utilizaron Denise Maerker y Ciro Gómez para tildar de «invasión» a la irrupción de quienes luchan por sus derechos sin mirar en qué tierras ponen sus pies, de los migrantes.
Dentro de este remolino de opiniones, la portada de la revista Proceso que comenzó a circular este domingo consigna “México se doblega ante Trump”. Sin embargo, algunos pensaríamos que sería más preciso el encabezado “El gobierno mexicano se doblega ante Trump” porque las expresiones del pueblo han sido contrapuestas a la actuación servil del gobierno saliente.
Pienso, puede ser útil para evitar la reacción fácil y la epidemia xenófoba -respaldada por bots-, que es necesario tener claro por qué los migrantes deciden emprender la partida de sus países de origen. A juzgar por las apariencias, llevar al hombro una mochila con quizá dos mudas de ropa y arriesgarse con niños a cruzar una frontera no se asemeja en lo absoluto a un deporte, como han querido caricaturizar algunos.
La desesperación, la falta de empleo, la inseguridad y la esperanza de un mejor futuro son algunas de las razones y testimonios que dan los migrantes a su paso por territorio mexicano. Si su entorno les expulsó por falta de garantías para una vida digna, no decidamos expulsarlos con odio, no son extraños, luchan por una mejor vida y además habilitan la lucha que nuestros connacionales han llevado a cabo desde hace tiempo contra las políticas migratorias estadounidenses.
Si somos un México xenófobo o solidario está por verse. El tramo que le falta a la caravana para llegar a Estados Unidos es enorme y en su paso han encontrado al Instituto Nacional de Migración y a la Policía Federal, acompañados de camiones disuadiéndoles de desistir, bandas de música, familias dispuestas a alimentarles y puestos de atención médica que les ayudan a continuar sus extenuantes caminatas.
¿Qué se encontrarán a su paso cerca de nuestros pueblos y ciudades? ¿Calor y solidaridad o desconfianza y odio?
El martes 23 a las 16:00 horas se realizará una protesta en la Ciudad de México que irá de la embajada de Estados Unidos rumbo a Relaciones Exteriores. La propuesta es exigir al gobierno mexicano que garantice los derechos humanos de la caravana migrante.
Mientras tanto, la solidaridad florece en sitios donde ni siquiera ha llegado la caravana -ni se sabe si llegará- pues se preparan recibimientos en ciudades fronterizas, Oaxaca y la Ciudad de México.