Carta de Ricardo Pérez Avilés, detenido por oponerse a los proyectos de muerte

Para mis colegas, mis

estudiantes, amigos y familia.

Regeneración, 21 de abril 2014.- Escribo invisible, escondido como si fuera un delincuente, que no lo soy, y sí como una persona amenazada, preocupado e indignado por la artera agresión que sufrió un miembro de mi familia, una persona con problemas de salud, a la que le pueden agravar sus males, ya que fue víctima de violencia física al entrar sujetos ar-mados a mi casa de manera prepotente y sin identificarse, intimidándola con el encañonamiento de pistola, con jaloneos e insultos y de-jando amenazas para mi persona, con el fin de que no me metiera en nada del gasoducto. La dejaron solo por el desmayo que le causaron, afortunadamente se fueron.

Ricardo-Pérez-Avilés

Todo me hace temer por su seguridad y por la mía; me preocupo porque según la Secreta-ría General del gobierno del estado no hay orden de aprehensión contra mi persona, entonces, si no fue policía ¿quiénes fueron los agresores?

Se pide en ese comunicado de prensa que presente la demanda respectiva. No lo voy a hacer, rechazo tal emplazamiento, porque sería someter a mi familia a un nuevo martirio y arriesgar más su salud, dadas las condiciones actuales de detenciones ilegales y violentas en contra de líderes sociales, de amenazas de más órdenes de aprehensión y de violencia de grupos empistolados.

En todo caso, a las autoridades gubernamentales, a los agresores y a quienes están di-rectamente detrás de ellos los hago responsables de la seguridad de mi familia y de la mía, yo los acuso ante el mejor juez, la opinión pú-blica, mi Universidad, mis colegas y alumnos de aquí y de todo el país quienes me están brindando su solidaridad.

Escribo también para remarcar mi papel de profesor–investigador de la Benemérita Univer-sidad Autónoma de Puebla (BUAP), dedicado a la investigación y la docencia. Esto regularmente no lo hago, pues parecerían autoalabanzas, mis estudiantes y colegas lo saben, lo vivimos juntos, pero hoy ante la situación que vi-vo, tengo que subrayarlo.

El papel que yo desarrollo está sustentado en mi formación académica que fue realizada en la Licenciatura en Sociología en la UNAM, mi Maestría en Desarrollo Rural efectuada en la Universidad Autónoma Metropolitana Uni-dad Xochimilco (UAM–X) y el Doctorado en Sociología nuevamente en la UNAM.

En estos niveles he recibido menciones ho-noríficas en los exámenes de grado e inclusive el Premio al Mérito Universitario en la UAM–X, y un reconocimiento por mis estudios del doctorado, entregado por el rector Juan Ramón de la Fuente.

Por lo desarrollado hasta el momento la Secretaría de Educación Pública me ha otorgado el reconocimiento de Perfil Promep desde el año 2001, mi Universidad me ha catalogado en el Padrón de Investigadores desde el año 2002 y hoy, en 2014, el Programa de Estímu-los al Desempeño me ha otorgado el máximo puntaje por lo realizado en 2012 y 2013.

Los esfuerzos en capacitarme me han permitido desde 1983 incorporarme plenamente en el Instituto de Ciencias (ICUAP), del que forma parte el Departamento Universitario pa-ra el Desarrollo Sustentable (Dudesu), donde laboro y en donde he puesto mi mejor desem-peño para el desarrollo de la investigación in-terdisciplinaria que requiere la comprensión de la compleja problemática ambiental y la construcción del desarrollo sustentable. De un desarrollo que tenga avances económicos, sí, pero con equidad y justicia social y, sobre todo, con respeto al medio ambiente, porque al planeta y al país lo estamos destruyendo por una avaricia desmedida. Esto, quede claro, no es una provocación, sino un plan mundial de nue-va vida promovido por la ONU y que México con la firma de su Presidente se ha obligado a cumplir.

Para eso estamos trabajando sobre el tema, investigando y formando nuevos cuadros de profesionales, para proponer formas de cumplir con el Desarrollo Sustentable y generar in-vestigadores que entiendan este objetivo que es claro y contundente, ya que está de por medio el planeta y con ello la sobrevivencia humana.

No estamos creando los problemas estos ya están, los estamos estudiando y trabajamos for-mando científicos para comprenderlos e intentar su solución. La BUAP debe sentirse satisfecha por eso.

Dicho compromiso me ha demandado promover el Desarrollo Sustentable (por eso el nombre del departamento en donde trabajo, Dudesu), un compromiso firmado por el go-bierno mexicano en 1992 en la Agenda XXI y del que se deriva parte de mi actividad docente, ya que en 1995, como Secretario de Inves-tigación y Posgrado del ICUAP, me fue encargado, como compromiso de la BUAP y del país ante la Agenda XXI, coordinar un equipo inter-disciplinario para organizar y formar el Pos-grado en Ciencias Ambientales del ICUAP, que funciona desde 1996.

Desde finales del siglo pasado y en el presente, la investigación y la docencia se han reo-rientado por una compleja red de causas, entre ellas la modificación de la realidad mundial, nacional y estatal, a ello debe uno estar atento desde la academia.

Por eso con un equipo pequeño de colegas, pero entusiastas, con compromiso y con gran capacidad, propusimos la formación del Du-desu, con el fin de que el Desarrollo Sustenta-ble, como búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo, se difunda y se promueva, pero: ¿có-mo hacer esto sin saber y entender qué es?, ¿cómo hacer algo que debe construirse porque Naciones Unidas no da recetas para esto? Pues solamente estudiando los avances teóricos y a la realidad misma, haciendo propuestas, cotejándolas y comprobando que lo que hacemos va por el camino correcto para lograr la sustentabilidad. Es una búsqueda responsable des-de los marcos de la ciencia.

En mis actividades docentes la Sociología y el Desarrollo Sustentable siempre han sido mis ejes, por eso agradezco que el Colegio de His-toria hace años me haya permitido dar clases e inclusive dirigir tres tesis sobre historia agraria. Además de que haya sido jurado en la presentación de la primera tesis de Historia Ambiental.

También participé en la carrera de Inge-niería Ambiental de la Facultad de Ingeniería Química, impartiendo la materia de Desarrollo Sustentable y dirigiendo tres tesis sobre esta temática. Formando ingenieros que pugnen ante sus empresas por la sustentabilidad industrial, como lo hacen otros países, que marcan la responsabilidad social de las empresas.

También agradezco a la Facultad de Dere-cho y Ciencias Sociales, en especial a su Aca-demia de Sociología, que me permita ser colaborador en esta carrera, en donde últimamente imparto las materias de Sociología Rural, y en su recientemente creada terminal de Sociología Ambiental, imparta las materias de Paradigma Ambiental I y II; porque los sociólogos no pue-den estudiar la sociedad sin la naturaleza. Por-que la sociología tiene la obligación de aportar elementos para comprender y resolver los problemas ambientales.

Mi preocupación por los problemas ambien-tales de Puebla, del país y del mundo no son un capricho o una distracción ajena a mi labor, me interesan porque participo en un departamento que investiga sobre ello y porque soy de la plan-ta docente de un posgrado y de una licenciatura que me ha obligado a estudiarlos, para enseñar sobre eso.

Los caminos de la investigación general en el país nos han guiado por ese sendero, por in-dicaciones de la SEP también nos organizamos como cuerpos académicos, en el que participo también se llama Desarrollo Sustentable (No. 165), estamos en consolidación, y junto con 11 cuerpos académicos de seis universidades pú-blicas formamos la Red de “Calidad Ambien-tal y Desarrollo Sustentable”, obteniendo finan-ciamiento para ello los últimos tres años.

En esa red interinstitucional y multidisciplinaria, para el caso de mi cuerpo académico, hemos investigado y publicado el libro titulado Contaminación ambiental y políticas públicas en la zona conurbada de la ciudad de Puebla, México. Un estudio integrador desde el enfoque de la sustentabilidad’, editado por la BUAP y graduando a tres maestros en Ciencias y un li-cenciado. Este año estamos trabajando la contaminación ganadera en la zona conurbada de Puebla y planeamos titular igual número de estudiantes.

Hemos participado en investigaciones grandes, de importancia científica, por invitación de la Comisión Nacional para el Conoci-miento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), junto con 164 investigadores de universidades y colegios de la entidad, realizamos el estudio, hoy convertido en libro, titulado Biodiversidad en Puebla. Estudio de Estado. Ante el deterioro y la destrucción de la entidad, las propuestas emergen, el libro anterior se complementa con otro publicado en 2013 titulado Estrategia para  la conservación y uso sustentable de la biodiversidad del Estado de Puebla. Igual lo hicimos con el sector rural, se publicó un libro titulado Problemas del campo poblano. Pro-puestas para su solución’, en el que participaron más de 40 investigadores de la BUAP, Col-pos, Ibero e inclusive de Tlaxcala, dedicados a los problemas rurales.

Hacer investigación para llevarla a la docen-cia, requiere de trabajo teórico y de investigación de campo, porque no se puede hablar de una mina a cielo abierto sin ver la realidad por la polémica que despierta, pero esto pasa con cualquier proyecto económico que implica afec-taciones sociales y ambientales; ya que su realización debe responder al desarrollo sustentable, o bien, como lo indica la ley, suspenderse.

Estudiar los Movimientos Sociales Ambien-talistas (objeto de la sociología y las ciencias ambientales) no se puede hacer en el escritorio, sino asistiendo como observador y a veces como invitado, a los encuentros que campesinos e indígenas realizan para analizar los procesos que enfrentan.

En esos eventos, como observador o po-nente, nunca faltan las preguntas de los campesinos o indígenas, tan simples que ponen a pensar a cualquiera: ¿qué es una mina?, ¿que es una presa? o ¿que es un gasoducto? ¿Cómo pueden darse esas preguntas?, cuando las co-sas ya están en sus parcelas y en su territorio, nadie les ha informado y menos consultado. Y ante eso uno no puede cerrar la mente y ver de lado, pues científica y moralmente estamos obligados a responder con nuestras herramientas académicas, con lo que se maneja, principalmente en las instancias oficiales y de acuerdo a sus mismas leyes. No más, respondiendo solo con información verídica, nunca para arries-gar irresponsablemente a los campesinos. Por-que uno espera que el marco legal exista.

Por eso ante petición de la comunidad indígena de Cuacuila y comisionado oficialmente por mi Institución he participado como perito en el proceso que siguen ante el gasoducto Tux-pan–Atotonilco, que atraviesa su pueblo. Fui acreditado ante la ante un juez federal, personal y académicamente, para intentar apoyar con argumentos científicos su petición de que el gasoducto no pase cerca de su pueblo, y me-nos a 180 metros de su jardín de niños.

El informe fue entregado al juez que atiende el asunto y se espera la resolución correspondiente. Lo que tenía que hacer como investigador académico lo he hecho bajo el marco de la ley.

Lo de Atlixco me interesa, porque es mi municipio y es mi pueblo, y comenzaba (porque no lo había hecho) a estudiar el caso del Proyecto Integral Morelos, para que si se me so-licitaba hacerlo por la misma vía pudiera ha-cerse con esa seriedad con la que deben tratarse esos casos.

Todo esto es lo normal en el trabajo de campo, no solo de mí, sino de cientos de investigadores interesados en el sector rural y en los problemas ambientales que se están generando en el país, por la exclusión de la gente y la afectación a su vida. Como lo están haciendo con la mía y la de mi familia.

No comprender lo anterior significa no en-tender lo que es la investigación científica en el campo y en el ambiente. No solo peligro yo, sino todos los investigadores que realizan esta actividad.

Desde la invisibilidad a la que me han obligado, (porque ahora ya no es una orden de aprehensión, sino la posibilidad de mi desaparición), les envío un agradecimiento a mis apre-ciables colegas, mis entrañables estudiantes y amigos, que desde sus espacios académicos han manifestado su preocupación y su indignación.

Sé de sus apoyos y de la difusión que le han dado a mi caso, gracias por estar informando al mundo.

En lo que respecta a mi estudiante de sociología (el mi no es posesivo, sino de identidad y afecto) Alberto Melchor Montero me indigna, porque él desea hacer su tesis sobre las radios comunitarias, tema que no manejo y por eso la dirige otro colega. Simplemente a mis alumnos les comento de mi participación en Axo-cotzin Radio, una radio comunitaria, e invité a Alberto a visitarla por si le servía para su tesis. Como los jueves en la mañana es el día del programa, es el día en que asiste y se nos ocurrió que participara brevemente haciendo algunos comentarios, de ahí salimos corriendo a la facultad para la clase que tenemos.

El programa citado se titula “El campo y la ciudad: un diálogo necesario”, como ven es un tema de reflexión sobre la relación sociedad–na-turaleza. Para el programa recopilo información con base principalmente en La Jornada de OrienteLa Jornada del Campo y otras fuentes locales, comentamos las noticias de la se-mana de jueves a miércoles, todas las que tengan que ver con el campo.

Comentamos las notas económicas, las de cultura (que en nuestros campesinos e indígenas es grande y profunda) y también sobre los hechos y programas que violentan su vida, que los campesinos han llamado “Proyectos de Muerte”.

Como ven lo que se dice no es invento, está en la prensa estatal y claro que a veces, al ver notas preocupantes, mi crítica es fuerte. Nunca de agitación, como le dicen a Alberto en las amenazas que le han hecho.

La familia de Alberto debe estar clara de que ni lo mal encamino y él tampoco transita por el lado de la violencia, no ha hecho nada malo, más que irse preparando como un sociólogo con solidez, practicar la exposición oral es parte de la enseñanza.

Nuestra clase que compartimos es teórica, se titula Paradigma Ambiental II, por favor, ahí leemos y discutimos sobre la forma en que la sociología debe aportar su contribución para entender la problemática ambiental que es, co-mo les digo a mis estudiantes, un asunto eminentemente social. Teoría sociológica, epistemología y metodología son los temas de discusión de las lecturas del curso.

Por lo anterior, solicito a las autoridades de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, en donde se encuentra la licenciatura en sociología, que conozcan este proceso y que estén claros de que no hay infracción alguna. Por eso solicito su protección y apoyo para Alberto Mel-chor Montero.

Por favor dejen en paz a mis estudiantes, entiendan qué es la sociología y la ciencia ambiental.

También envío un saludo a quienes sufren consecuencias graves por sus acciones en de-fensa de la tierra, el agua y la vida toda. A esos campesinos y luchadores sociales hoy presos y/o en lucha que buscan defender la naturaleza, en beneficio no solo de ellos, sino de todos los mexicanos.

Ojalá el mundo urbano entendiera que el de-sarrollo sustentable es una necesidad de todos.

No sé lo que siga, el futuro para mí y mi fa-milia parece incierto, pero en verdad gracias, muchas gracias por todo lo que están haciendo por mi libertad y mi vida.

 

Desde la invisibilidad

a la que me han obligado.

Dr. Ricardo Pérez Avilés

Profesor–investigador del Dudesu-ICUAP–BUAP

20 de abril de 2014