Los colombianos votaron este domingo por el «no» a los acuerdos de paz firmados por el gobierno y las FARC.
El 50,2% decidió votar en contra del acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC, por el 49.7% que se decantó por el ‘sí’.
Otro dato es la abstención, de más del 60%, de la pobación y la pésima imagen de la guerrilla han sido determinantes en el resultado de la votación, que ninguna encuesta supo predecir.
Regeneración, 3 de octubre del 2016.-Colombia no salía de su asombro este lunes tras el plebiscito que inesperadamente dijo «No» al acuerdo de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), asestando un duro golpe al gobierno de Juan Manuel Santos y poniendo en entredicho el proceso para superar medio siglo de violencia.
El cerrado resultado que arrojaron las urnas -50, 21% para el «No» frente al 49, 78% para el «Sí»- evidencia un país dividido sobre cómo alcanzar una paz que todos dicen anhelar pero que resulta esquiva.
«Colombia está en la incertidumbre», dijo a la AFP Angelika Retteberg, directora de la maestría en Construcción de Paz de la Universidad de los Andes, sobre los interrogantes que se abren en torno al fin del conflicto con las FARC.
El revés, inesperado tanto para el presidente Juan Manuel Santos como para el jefe máximo de las FARC, Rodrigo Londoño (‘Timochenko’), redobló sin embargo la voluntad de ambos de buscar una salida política al conflicto armado.
«No me rendiré», enfatizó Santos el domingo en un discurso televisado desde la presidencial Casa de Nariño, flanqueado por su equipo negociador de paz.
«Seguiré buscando la paz hasta el último día de mi mandato, porque ese es el camino para dejarle un mejor país a nuestros hijos», dijo, con talante sombrío.
Casi al mismo tiempo, desde La Habana, sede de las negociaciones de casi cuatro años, ‘Timochenko’ aseguró que los rebeldes «mantienen su voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro».
Santos, empeñado desde siempre en legitimar por voto popular el acuerdo de paz, anunció para este mismo lunes una convocatoria a todas las fuerzas políticas, «para escucharlas, abrir espacios de diálogo y determinar el camino a seguir».
«En dialogo político anunciado por @JuanManSantos las FARC-EP debemos tener un asiento como fuerza política que trabaja por la paz del país», tuiteó ‘Timochenko’.
Alta abstención
Ninguna encuesta anticipó este resultado casi una semana después de la firma de la paz, sellada por Santos y ‘Timochenko’ en una solemne ceremonia en Cartagena, ante 15 jefes de Estado y el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon.
Unos 34, 9 millones de colombianos estaban convocados a pronunciarse. Pero la votación no era obligatoria y la participación, de apenas el 37, 43%, fue inferior a la ya baja media histórica del 40 y 50%, según varios analistas.
Para Carlos Malamud, investigador de América Latina del Real Instituto Elcano, la alta abstención se explica por varias razones: las fuertes lluvias por el huracán Matthew, que complicaron la jornada electoral, el triunfalismo de la campaña del «Sí» y «una cierta soberbia de sus propuestas».
«El mensaje de los partidarios del ‘No’ acerca del exceso de impunidad caló profundamente», escribió en Infolatam, y explicó la victoria del «No» como un éxito de la campaña de miedo del líder de la oposición, el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), para quien el acuerdo encaminaba al país hacia el «castrochavismo» de Cuba y Venezuela.
El resultado «se puede ver como un triunfo de Uribe», dijo a AFP la analista política Arlene Tickner, de la Universidad del Rosario, sobre el actual senador y feroz opositor a Santos, quien fuera su ministro de Defensa y a quien considera un «traidor» por negociar con la guerrilla.
«Queremos aportar a un gran pacto nacional, nos parece fundamental que en nombre de la paz no se creen riesgos a los valores que la hacen posible: la libertad, la justicia institucional, el pluralismo», dijo el jefe del «No» desde su bastión en el noroeste del país.
«Guerra civil»
El desprestigio de las FARC pesó en la votación, más allá de las recientes peticiones de perdón a las víctimas y a su compromiso con la reparación material, la destrucción de su armamento y la reconciliación del país.
«Se salvó la democracia, se salvó el futuro de mis hijos, de mi familia y se le dijo ‘No’ al comunismo», dijo Jesús Vivas, un pensionista de 58 años que celebraba el rechazo al acuerdo.
El pacto con las FARC, de 297 páginas, buscaba terminar el principal y más antiguo conflicto armado de América, un complejo entramado de violencia entre guerrillas, paramilitares y agentes estatales, con un saldo de 260.000 muertos y 6, 9 millones de desplazados.
«Colombia ha estado en una guerra civil, profundamente dividida, y nos hemos negado a reconocerlo», dijo a la AFP el analista Jorge Restrepo, director del centro de análisis Cerac.
El acuerdo preveía el ingreso de las FARC en la política de forma legal. Sus 5.765 combatientes, según las cifras de la guerrilla, iban a concentrarse en 27 sitios para su desarme y posterior reinserción a la vida civil. Pero esto es ahora un interrogante.
«La voluntad de paz entre las partes es muy fuerte y el apoyo de la comunidad internacional también», con lo cual de alguna forma se buscará implementar lo acordado, opinó Tickner.
En tanto, el guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), segunda guerrilla de Colombia, llamó el domingo a seguir buscando una «salida negociada» al conflicto armado.
La paz con el ELN es otro pendiente del gobierno, que impone la liberación de todos los rehenes para lanzar un diálogo formal.
(Agencia AFP)