La ubicación del router y la posición de las antenas son factores que definen la cobertura
La señal de wifi ha pasado a ser un mueble más en las casas. Sin embargo, puede pasar que el router parezca que está cortado o fallado. Con simples pasos, se puede lograr que el router rinda todo lo que tiene que rendir.
Primero hay que prestar atención al lugar donde está ubicado. Es fundamental tener el router en un lugar que reparta de manera uniforme la señal de wifi.
Colocar el dispositivo en el extremo de la casa es darle la mitad de la señal al vecino y perder recepción de la señal en el otro lado de la casa.
También se debería considerar que los elementos que causan mayores interferencias son el metal, el cristal (blindado o de doble lámina), el hormigón y el yeso. Ubicar el router cerca de ellos es oprimir el wifi.
Se debe tomar en cuenta que la antenas son totalmente omnidireccionales y que, aunque envían la señal exactamente igual en todas las direcciones, las ondas emitidas por el router tienen forma de disco, es decir, que desde el punto en el que se emiten se expanden de forma perpendicular a la antena. Colocar correctamente las antenas es clave para lograr que el wifi cubra el mayor espacio posible.
Deben estar siempre en ángulo de 90 grados respecto al suelo, así no llega con más intensidad la señal al techo y el suelo, dos planos en los que seguramente no tiene ningún aparato conectado. Dejarlas tumbadas o plegadas degradará la señal.
Eso no es todo. En caso en el que el router esté en una esquina o sobre alguna pared detrás de la cual nadie utiliza el wifi, puede optimizar su alcance sin necesidad de cambiarlo de lugar.
Existe un truco sencillo para optimizar la señal que consiste en colocar papel de aluminio tras el punto de acceso en forma de u, dejando cada antena en el medio de manera que parezca una antena parabólica. Así se logra un «efecto rebotador» de las señales para que se intensifique la señal.
Vía El Observador