Cuestiona Fernanda Campa “progreso” con armadoras automotrices extranjeras

La industria automotriz perjudica el campo y el subsuelo: Campa Uranga

Regeneración, 19 de mayo 2014.-La doctora María Fernanda Campa Uranga cuestionó el concepto de “progreso” que autoridades de diversas entidades expresan para fomentar la llegada de industria automotriz, pues ofrecen sueldos muy bajos, consumen y contaminan los mantos acuíferos, además de ocupar grandes extensiones de tierra fértil, condiciones que pueden reducir la calidad de vida de las personas a mediano y largo plazo.

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María Fernanda Campa, primera geóloga mexicana, participante en las movilizaciones del 68, militante política y defensora de las riquezas del subsuelo nacional, ofreció una conferencia en la Universidad de Guanajuato campus Celaya – Salvatierra, en la que expuso algunas de las prácticas gubernamentales que ponen en peligro la soberanía sobre el subsuelo, pero también el futuro ecológico del mismo, tales como la relajación legislativa en materia ambiental, las enormes facilidades otorgadas a la industria extranjera, el “fracking” y el propio desconocimiento de estos temas por parte de la población.

La geóloga hizo reflexiones al respecto, pues aunque los gobiernos federal y estatales presentan una idea de empleo y mejora en la calidad de vida con la llegada de este tipo de empresas, como los recientes casos de Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato, en realidad esto es bastante cuestionable, pues las armadoras automotrices japonesas, estadounidenses o alemanas no implementan los sueldos que se acostumbran en sus países de origen, sino que se adaptan a los bajos sueldos que  la falta de previsión social ha vuelto usuales en México.

Con ello el gobierno llena cifras de generación de empleo, por lo que para lograrlo ofrece condiciones regaladas a estas empresas, agua y energía gratuitas, terrenos baratos, accesibilidad creada con dinero público, e incluso capacitación a los trabajadores.

María Fernanda Campa señaló que con esto también se dilapida el campo, pues tras varias décadas de no impulsarlo, finalmente se catalogan grandes extensiones como “ociosas” aunque no lo sean y conserven riqueza para producir, y son vendidas a bajos precios y expropiadas.

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El agua, recurso cada vez más escaso, es regalado a las empresas para sus procesos industriales, y aunque cumplen con estándares y legislaciones, esto todavía es muy relajado, permitiendo opacidad y con ello filtraciones de químicos peligrosos a la tierra, que terminan llegando a los mantos acuíferos que consumen los habitantes del asentamiento donde esté la armadora automotriz.

Con el consumo de agua y terreno se comprometen recursos para producir alimento, y se trata de una situación que ocurre en varias partes del país, por lo que pueden predecirse repercusiones en el futuro alimentario del país.

Consideró que las leyes holgadas y en muchas ocasiones imprecisas u opacas en el tema ambiental, han permitido que muchas empresas contaminen con una gran diversidad de químicos venenosos el subsuelo y el ambiente en general.

Por otra parte recordó que durante los sexenios de Vicente Fox Quesada y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, se entregaron más de 96 millones de hectáreas del territorio, es decir, más de la mitad de México, a empresas mineras, particularmente a canadienses, sin consecuencias al día de hoy.

Asimismo consideró que PEMEX tuvo una época distinta en su historia, sin embargo las distintas administraciones federales han hecho “negocios” particulares multimillonarios a partir de la paraestatal, tales como en el caso de Oceanografía, que son enormes al lado de las corruptelas “negocios taqueros” del sindicato petrolero.

Lo anterior como cúspide de una tendencia de dos décadas para desnacionalizar los recursos naturales, en este caso la minería.

Ejemplificó también con empresas de la Ciudad de México, petroquímicas que tienen más de cincuenta años en funcionamiento y cuyas instalaciones son obsoletas, cuyas condiciones de tecnología de hace medio siglo en mal estado generan un peligro ambiental visible, sin embargo no hay actuación de autoridad alguna, situación que no es ajena al resto del país.

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En cuanto a las fracturas hidráulicas o “fracking”, expresó que se trata de una práctica devastadora ambientalmente, prohibida en varias entidades de Estados Unidos, y de la cuál en realidad se extrae poco gas, pero que sin embargo puede contaminar con químicos mortales los mantos del subsuelo, que llegan posteriormente al consumo humano y al ganado.

A estor problemas se suma una actitud clientelar y cortesana de las y los legisladores, así como en toda la cúpula del poder mexicano, quienes aunque tienen esa obligación, difícilmente representan la voluntad de los mexicanos en cada materia que aborda.

En esto último comentó que también es un agravante el desconocimiento popular en temas de soberanía, legislación, e historia de los energéticos mexicanos, pues esta ignorancia permite que quienes tienen intereses personales los puedan consolidar a costa de la soberanía en el petróleo en las cámaras de representación, sin consecuencias legales o mediáticas.

Con todo y esto, la geóloga e hija del sindicalista Valentín Campa se consideró optimista, y cree que toda la situación energética del país es reversible si hay un manifiesto claro por parte de la ciudadanía.

Finalmente Fernanda Campa firmó la solicitud de consulta popular para la reforma energética que pretende consolidar Enrique Peña Nieto, para que sea la opinión de las y los ciudadanos la que rija sobre el petróleo mexicano.

Cabe mencionar que la experta fue invitada para esta ponencia por los comités de base celayenses “morena Roja” y “morena ¡Bravo!”.

 Información: José Juan Mendoza González