Día de la cerveza: así es el museo de Heineken en Ámsterdam

Desde 1988, la antigua fábrica de la cerveza Heineken, una de las más vendidas en el mundo, se convirtió en un popular y obligado museo en Holanda.

Desde 1988, la antigua fábrica de la cerveza Heineken, una de las más vendidas en el mundo, se convirtió en un popular y obligado museo en Holanda.

Por Karla Trejo

RegeneraciónMx. Ámsterdam, 5 de agosto de 2022.- El cruce de las calles Standhoudeskade y Ferdinand Bolstraat es, quizás, uno de los más concurridos de Ámsterdam, Holanda. Las razones podrían ser varias, ya que ahí se encuentra la estación de salida de uno de los cruceros que recorren los fríos canales de la ciudad, pero también un llamativo edificio de paredes cafés con grandes letras doradas: el museo Heineken Experience.

Este lugar fue hasta 1988 la fábrica original de la cerveza Heineken, una de las más consumidas y populares en Europa y el resto del mundo. De tal manera que quien viaje a Ámsterdam y sea amante de la cerveza, tiene que visitarlo.

El boleto más barato cuesta 21 euros (435 pesos mexicanos) y permite la visita a todo el museo, a la fábrica de elaboración original y dos cervezas para disfrutar en el Best ‘Dam Bar (el bar al final del museo). La espera para entrar es breve, a pesar de que es uno de los atractivos turísticos de la ciudad. Y, como su nombre lo dice, es toda una experiencia estar ahí.

Desde 1988, la antigua fábrica de la cerveza Heineken, una de las más vendidas en el mundo, se convirtió en un popular y obligado museo en Holanda.

Después de las taquillas, la primera parada es un pasillo enmarcado por un colorido mural, con barriles cerveceros y algunas botellas. La gente observa y empiezan las primeras fotos mientras un joven, que viste jeans azules, camisa negra y un moño verde al cuello, revisa los boletos de entrada.

Las salas

La primera sala del museo –la única de la planta baja– está adornada con barriles, diversas máquinas de madera, los famosos cartones de cerveza y muchos costales de malta. Ahí empiezan a contar la historia de esta rubia bebida. “Estamos en la primera fábrica de Heineken, una cerveza que al inicio sólo podía beberse en Ámsterdam, pero que pronto se propagó a París, a Londres y, ahora, está en todo del mundo”, narra uno de los guías.

Todo empezó gracias a Gerard Adriaan Heineken, quien a los 22 años compró una vieja fábrica de la cerveza De Hooiberg. Era un gran desconocedor de esta industria, pero su visión empresarial lo impulsó a acrecentar su negocio”, continúa.

“Así, el 15 de febrero de 1864 nació en Ámsterdam la compañía Heineken, justo en la esquina  donde estamos parados. Con el tiempo y gracias al sabor que dio una levadura especial y su proceso de fermentación baja, esta cerveza adquirió popularidad y Gerard abrió más fábricas en otras ciudades”, dice el guía.

Después hay que subir una angosta escalera hacia el resto de las salas, donde hay desde documentos oficiales de la creación de la fábrica hasta posters de la publicidad al paso de los años. Dicen que fue con Fredy Heineken, nieto de Gerard, que inició la peculiar identidad de esta cerveza: fondo verde con una estrella roja.

Desde 1988, la antigua fábrica de la cerveza Heineken, una de las más vendidas en el mundo, se convirtió en un popular y obligado museo en Holanda.

Después de esta fase hay un pasillo largo y en penumbras que se convierte en uno de los más fotografiables. Ahí hay cajas de cristal colgando con todas las botellas que ha tenido Heineken y en el piso están marcados los años en que fueron apareciendo. Al fondo, en una imagen tridimensional y con su voz real, da la bienvenida Charlene de Carvalho-Heineken, hija de Fredy Heineken y única heredera de este imperio cervecero.

Zona interactiva

Al terminar las salas de historia sigue una zona interactiva. Se trata de una sala amplia, muy iluminada y con cuatro largos y anchos cilindros llenos de agua, cebada, lúpulo y la famosa levadura “A” (el ingrediente estrella y que han usado por más de 100 años) que son nuevamente un escenario perfecto para las fotos del recuerdo. Mientras tanto, otro guía explica el proceso de elaboración de la cerveza.

Sigue la sala de producción, con majestuosos recipientes de cobre y enormes vidrieras. Este sitio es el más importante de todo el museo, puesto que aquí no sólo se fabricaron miles de litros de cerveza, sino que también se desarrollaron tecnologías y mejoras a la fórmula.

También hay una zona que exhibe el proceso de embotellado. Pero, antes de llegar a ella, el museo invita a divertirse un poco. La primera aventura inicia con la degustación de un vaso de cerveza muy, muy fría, mientras otro rubio y alto guía explica que allá, en Holanda, no se dice “¡Salud!”, sino “¡Proost!”, para brindar.

Desde 1988, la antigua fábrica de la cerveza Heineken, una de las más vendidas en el mundo, se convirtió en un popular y obligado museo en Holanda.

A continuación, es hora de disfrutar de más escenarios para fotografiarse, cantar, subirse a bicicletas estáticas y jugar con cervezas virtuales. Así hasta llegar a una de las salas que más sonrisas y comentarios arrancan entre los visitantes: la dedicada al rugby y al futbol. ¡No podía faltar, siendo Holanda una de las potencias en este deporte! Hay botellas conmemorativas, futbolitos y objetos (como playeras y balones) autografiados por diversos jugadores que alguna vez patrocinó Heineken, como Luis Figo y Ronaldo Nazario.

Desde 1988, la antigua fábrica de la cerveza Heineken, una de las más vendidas en el mundo, se convirtió en un popular y obligado museo en Holanda.

Finalmente, es hora de disfrutar de unas cervezas en el bar del museo. Curiosamente, suenan canciones como Colegiala, de Margarita La diosa de la cumbia que, a pesar de estar en español, los visitantes europeos cantan con singular alegría, mientras se escucha “¡Proost!”.

EN MÉXICO

  • Heineken es uno de los grupos cerveceros con mayor presencia en el país.
  • Seis plantas productoras.
  • Más de 16 mil empleados.
  • Cuenta con 13 marcas y más de 20 productos.
  • Entre las cervezas que distribuye están Bohemia, Tecate, Indio, Carta Blanca, Amstel, XX Lager y Sol.  

Los caballos de Heineken

Antes del siglo XIX, las cervezas Heineken se transportaban en carretas y caballos a lo largo y ancho de
Ámsterdam, por ello estos animales son los consentidos de la empresa. En el museo hay un pequeño establo, y sí, tienen caballos, que salen dos veces por día a pasear por las calles de la ciudad.