Donald Trump amenaza: ‘México no querrá jugar a la guerra con nosotros’

Trump estaría dispuesto a ir a la guerra con México si el país no paga por el muro fronterizo

Donald Trump speaks during the family leadership summit in Ames, Iowa Saturday Aug. 10, 2013. Republican presidential hopefuls are hoping to impress conservative voters at the conference organized by an influential Christian group. The daylong event will be one of many candidate cattle calls in the grueling run-up to the 2016 presidential election. None of the potential contenders appearing Saturday has declared candidacy. Conservative voters could be key to a 2016 victory in Iowa's caucuses, the nation's first presidential nominating event. (AP Photo/Justin Hayworth)

Regeneración, 7 de septiembre del 2016.-Donald John Trump, quien continúa avanzando en su aspiración para representar al Partido Republicano en la carrera hacia la Casa Blanca, estaría dispuesto a ir a la guerra con México si el país no paga por el muro fronterizo que el magnate ha prometido construir en la frontera sur de Estados Unidos.

Trump fue cuestionado esta mañana por el reconocido periodista Bob Woodward sobre qué medidas tomará para obligar a México a pagar los 8 mil millones de dólares que según sus cálculos constará construir los 3 mil 200 kilómetros de barda.

“Quiero preguntarle sobre la pared que va a hacer a México construir”, le dijo el periodista galardonado con el premio Pulitzer. “Mis colegas dicen que usted no ha respondido a la pregunta de cómo vas a hacer eso, y usted sabe, de los negocios, que alguien puede tener una buena idea, pero ¿cómo la va a hacer? ¿Nos puedes dar alguna idea?”, prosiguió Woodward en la entrevista pública en NBC.

En respuesta, Trump dijo que “en primer lugar, México no va a construir, nosotros vamos a construirlo”; aseguró que “la razón por la que van a pagar y la forma en que tendrá que pagar es la siguiente: tenemos un déficit comercial ahora con México de 58 mil millones al año y la pared va a costar 10 mil millones al año”.

Sin embargo, Woodward interrumpió y presionó al republicano al cuestionarle sobre cómo iba a tomar el dinero de México para edificar la barda fronteriza.

“Son una nación soberana ¿Cómo se puede convencer a una nación soberana que dice que no quieren pagar, a pagar?”, dijo Woodwar . Y agregó: “Si dicen que no, ¿estaría dispuesto a ir a la guerra para pagar por este muro?”.

El republicano dijo de inmediato: “Créeme, cuando rejuvenezca a nuestros militares, México no querrá ‘jugar’ a la guerra con nosotros, que te puedo decir, no querrá jugar a la guerra con nosotros”

Distintos periodistas y analistas políticos han planteado la posibilidad sobre si Donald Trump cumplirá su promesa de construir un muro a lo largo de los 3 mil kilómetros de frontera entre Estados Unidos y México para impedir la migración irregular. Y lo que es más, ¿puede hacer que México lo pague?

Levantar el muro es una iniciativa muy festejada en los actos de campaña del magnate. Es una empresa compleja y rodeada de dificultades. En su camino se alzan numerosos obstáculos burocráticos, diplomáticos, ambientales, monetarios y logísticos.

Y obligar al Gobierno mexicano a pagar la factura no será sencillo. El Presidente Enrique Peña Nieto, así como sus antecesores Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox Quesada han rechazado esa posibilidad.

No obstante, no es la primera vez que se intenta colocar una barrera física entre México y Estados Unidos. Durante el segundo mandato del Presidente George W. Bush, el Congreso autorizó  mil 200 millones de dólares para construir varias millas de cerca doble, pero el gobierno afrontó un sinfín de obstáculos. Propietarios privados que rechazaban las ofertas de compra de terreno. Preocupaciones ambientales y demandas.

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Ahora hay mil 46 kilómetros (650 millas) de cerca en la frontera, lo que incluye un valla de acero de 4 metros de altura en muchas zonas urbanas, diseñada para detener o reducir el número de personas que cruzan, así como barreras para vehículos, postes de acero más cortos llenos de cemento y plantados en el suelo.

Construir eso ya fue un desafío, y un nuevo muro más alto como el que quiere Trump afrontaría sin duda la misma oposición, si no más.

En primer lugar, un acuerdo de fronteras de 1970 regula la construcción de estructuras a lo largo de los ríos Colorado y Bravo en la frontera mexicana. El texto indica que las estructuras no pueden perturbar el flujo de los ríos, que pasan por Texas y 38 kilómetros (24 millas) en Arizona y definen la frontera entre ambos países, según la Comisión Internacional de Fronteras y Agua, una agencia conjunta estadounidense y mexicana que administra el tratado.

Trump dijo que su muro no tendría que cubrir toda de la frontera, pero aunque se excluyan los tramos bloqueados por accidentes geográficos, sigue habiendo graves problemas. En algunos lugares, las obligaciones del tratado y las zonas de inundación designadas en el río requerirían levantar el muro bien entrado el territorio estadounidense, lo que sería incómodo si el gobierno mexicano paga y supervisa el proyecto.

Además de crear una especie de tierra de nadie entre el muro y la frontera real, un gobierno o el otro tendría que comprar grandes extensiones de propiedad privada, así como tierras de al menos una tribu indígena con territorio a ambos lados de la frontera en el sur de Arizona.

En zonas donde la frontera es tierra seca en New Mexico, la mayoría de Arizona y California, habría que construir estructuras para que el muro no obstruya rutas de paso naturales ni provoque inundaciones. Construir en estas zonas puede ser complicado y caro.

En las sensibles dunas de arena del sur de California, por ejemplo, habría que instalar una “cerca flotante” que permitiera el movimiento natural de las dunas.

Después están las cuestiones de conservación del medio ambiente. Grupos como Defenders of Wildlife y el Sierra Club presentaron demandas por algunos tramos de la cerca parcial que existe ahora. Y en algunos lugares, la regulación federal podría impedir, o al menos retrasar de forma considerable o aumentar los costes del proyecto.

En diversos tramos de la frontera de California pueden encontrarse un total de 18 especies protegidas a nivel federal y en Arizona viven al menos 39 clasificadas como amenazadas, en peligro o aspirantes a obtener protección, según el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos.

Suponiendo que Trump pueda sortear todos estos problemas, también debe lidiar con el costo y las consecuencias diplomáticas.

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Muchas organizaciones que monitorean datos han cuestionado la estimación de Trump sobre que el muro podría construirse por entre 10 mil y 12 mil millones de dólares. Y han rechazado su afirmación de que podría financiarse reduciendo el déficit fiscal de Estados Unidos con México.

Cifras proporcionadas por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y el Servicio de Investigación del Congreso indican que el precio total de la actual cerca de 650 millas fue de 7 mil millones de dólares. Y eso no incluye el mantenimiento.

Trump ha insistido en que México pagará el muro, quizá con comisiones sobre el dinero que los migrantes envían a sus familias, con aranceles o por otros medios. Esas comisiones serían muy impopulares y probablemente los aranceles chocarían con el Acuerdo Norteamericano de Libre Comercio. En definitiva, el costo de esos aranceles también repercutiría en los consumidores estadounidenses.

Conseguir que el gobierno mexicano pague la obra directamente es casi con certeza una ilusión.

El Presidente Enrique Peña Nieto, dijo el lunes que no había ninguna situación en la que México pudiera pagar el muro, y comparó la retórica de Trump con la de Hitler o Mussolini.

El ex Presidente Vicente Fox fue más directo, y empleó una palabra soez para afirmar en una entrevista que su país no tiene la menor intención de pagar el muro prometido por Trump. Tanto Fox como otro expresidente, Felipe Calderón, han comparado a Trump con Hitler.

De modo que hay una mala reacción diplomática a los planes, una cuestión que planteó en 2009 el Servicio de Investigación del Congreso.

“¿Superan los beneficios en seguridad de fronteras el riesgo de enemistarse con México y Canadá?”, preguntó la agencia. “¿Deben las opiniones o deseos de los gobiernos de México o Canadá tomarse en cuenta en lo referente a cercas fronterizas? Dada la necesidad de coordinar actividades de espionaje y seguridad en la frontera, ¿debe imperar el mantener una relación de trabajo cordial con México y Canadá sobre la protección de la frontera con barreras físicas?”.

Y el miércoles pasado, un grupo de miembros de una comunidad nacional republicana sobre seguridad, entre los que había ex miembros del gobierno, criticó duramente la idea.

“Controlar nuestra frontera y evitar la inmigración ilegal es un tema serio, pero su insistencia de que México financie un muro en la frontera sur aviva pasiones de escasa ayuda y se basa en una absoluta malinterpretación y el desdén sobre nuestro vecino del sur”, indicaron en una carta abierta.

(Agencia AP)