Un joven mata y descuartiza a una mujer, poco después un periodista enaltece sus logros académicos y 4 años después los medios mexicanos repiten la historia.
Por: Brenda Covarrubias
Regeneración, 31 de mayo del 2017.-En junio de 2013, Javier Méndez Ovalle asesinó y descuartizó a Sandra Camacho de 17 años en un departamento de Tlatelolco en la Ciudad de México.
Tiempo después, ‘Emeequis’ publicó un artículo llamado “El joven que tocaba el piano (y descuartizó a su novia)” firmado por el reconocido periodista Alejandro Sánchez González. Sin embargo, la publicación de este artículo causó una gran indignación, pues palabras más palabras menos, el autor describe al asesino como un genio matemático, con un prominente futuro, gran estudiante, un joven ‘de mundo’, que ha viajado y que ganó una beca para estudiar en una prestigiosa escuela de otro país. La víctima, fue descrita como una jovencita que no había aprobado el examen de la universidad, que vivía en una zona pobre del país y que ‘su mayor sueño’ era ser edecán.
Además, el autor (desconozco si a propósito o no) termina dando a entender en su texto, que si el ‘genio matemático’ terminó asesinado a Sandra, se debió a la incredulidad de ella sobre sus logros. ¡Qué crimen!
Finalmente, el autor recolecta la opinión de la fiscal Claudia Cañizo, quien pese a que el joven es un asesino, decide que quiere que su hijo sea como él…
Tras la difusión de ese texto, la respuesta no se hizo esperar, ¿cómo era posible que un periodista justificara el asesinato de una joven de esa manera? ¿Cómo una revista y un editor lo publicaban sin siquiera repensar el mensaje que estaban mandando a la sociedad? ¿Qué es más importante contar, los sueños de la víctima frustrados por su asesinato, o los sueños de un asesino frustrados por él mismo? ¿Si eres un ‘genio’ entonces se justifican tus acciones por viles que sean?
Catalina Ruiz Navarro, una feminista y columnista, realizó una brillante respuesta al artículo original a la cual llamó “El joven que descuartizó a su novia (y tocaba el piano)” ahí, cuestiona el ángulo que el periodista decidió tomar para su crónica, además por supuesto, el lenguaje utilizado.
“Esta es mi lectura del artículo y no es una lectura sutil. No estoy ‘hilando fino’. Los juicios contra la mujer, todas las disculpas del crimen, como si ella le hubiera jodido la vida por ‘provocarlo’ (es la palabra que usa el autor) a matarla, son permanentes. Sin lugar a dudas, todo el texto es una apología al feminicidio. Es lo de siempre, echarle la culpa a la víctima, justificar al asesino. Decir que fue un “crimen pasional”. Otro lugar común es tratar de disculpar al criminal diciendo que es un loco, un esquizofrénico, que fue la enfermedad. Pues no todos los locos y todos los esquizofrénicos van por ahí matando mujeres, y aún si lo hicieran, la enfermedad no justifica de ninguna manera un asesinato. Los hombres que matan a las mujeres no son desviados ni anormales, la escalofriante verdad es que el feminicidio es de lo más normal”.
¿Por qué hay que resaltar que el asesino es un genio matemático y que la víctima no aprobó un examen? ¿Por qué exaltar los logros académicos de un asesino? ¿Importan? ¿Eso cambia algo del crimen que cometió? Bueno, pues parece que para los medios mexicanos así es.
Hace un par de días trascendió la noticia de que Javier Méndez recibió 50 años de prisión por su crimen, aunque fue por homicidio calificado y no por feminicidio.
¿Qué hicieron los medios de comunicación?
Nos recordaron (una vez más) que el joven era un ‘genio’ que tenía un gran futuro y que ha tenido muchísimos logros académicos. Sí, pero mató y DESCUARTIZÓ a una joven de 17 años, ¿de verdad sus logros académicos les parece lo más importante para rescatar de esta historia? Y qué tal si mejor hablamos de los sueños que arrebató o de lo que lleva a jóvenes ‘exitosos’ como él a matar mujeres sólo porque los cuestionan, porque piensan y opinan distinto a ellos….
Años después del escándalo desatado por el terrible artículo de Alejandro Sánchez González (que derivó en una suerte de disculpa pública), seguimos en el mismo lugar en muchos aspectos, los medios de comunicación siguen priorizando el amarillismo sobre la ética, las mujeres siguen siendo asesinadas a diario (en la mayoría de los casos impunemente) por hombres que eran sus parejas, ex parejas y en general, por hombres. Los gobiernos siguen negando que existe un problema, y existe una oleada de individuos que creen que la lucha feminista está acabada y que toda mujer que lucha por su vida y sus derechos es una ‘feminazi’.
Al menos, Sandra tuvo un poquito de justicia.