Los recientes procesos electorales en Nayarit, Coahuila, y sobre todo, en el Estado de México, confirman que en nuestro país es prácticamente inexistente la democracia.
La degradación de la vida pública de México avanza en todos los frentes. El retroceso democrático se evidenció recientemente con las prácticas fraudulentas del PRI en las elecciones locales de 2011, que le garantizan su predominio a la minoría que controla el poder económico y político en el país.
En el Estado de México fue una lucha más que desigual, el candidato del PRI, Eruviel Ávila, sacó ventaja con el uso de miles de millones de pesos del erario público, la compra de votos y el condicionamiento de programas sociales; así como la intervención de 6 mil maestros operadores de Elba Esther Gordillo; además del apoyo descarado de Televisa, la corrupción de las autoridades electorales y la intimidación a la oposición. En realidad, en el Estado de México ganó el abstencionismo, 57% de los ciudadanos no acudió a votar por indiferencia o como una forma de rechazo al sistema político corrupto.
Al hacer un balance del proceso electoral del Estado de México, Andrés Manuel López Obrador acusó a Carlos Salinas, a Enrique Peña Nieto, a Elba Esther Gordillo y a Televisa, “de aprovecharse de la pobreza del pueblo y de la ignorancia de amplios sectores de la sociedad para terminar de implantar una dictadura encubierta”.
El dirigente de MORENA exhortó a los mexicanos conscientes a mantener la moral en alto, a no caer en la desesperanza y pensar que en la lucha por la transformación de México, se tienen que enfrentar obstáculos, por lo que hay que redoblar esfuerzos con la convicción de que luchamos por una causa justa, y con la seguridad de que el país no podrá salir de la decadencia y la violencia, si no hay un verdadero cambio”.
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