La Revolución boliviana (contada por el vicepresidente Álvaro García Linera)

Lo colectivo y lo individual.

Nuestra revolución democrática y cultural vive una tensión entre lo colectivo y lo individual, que nace de comunidades donde el aprovechamiento en común del agua y las tierras de pastoreo, se combina con la parcela familiar. Una tensión vivificante y creativa de la que surge su capacidad de resistir y de expandirse. También en el gobierno de Evo Morales está presente esa tensión.

El Estado no puede crear lo comunitario, es tarea de las propias comunidades, pero sí puede crear condiciones para que pasen de la propiedad en común a la producción en común. Sin embargo, necesitaremos un tiempo para aprender a gestionar lo comunitario productivo, con base en proyectos sostenibles. Esa será la toma del poder económico por las comunidades.

Que lo colectivo es mejor que lo individual hay que demostrarlo en la práctica. La revolución es una revolución porque no hay recetas.

Estado plurinacional

Lo más importante son los grandes cambios simbólicos. Pero la mudanza más significativa, más profunda, de la plurinacionalidad, es que hoy en el horizonte de vida de un indígena campesino boliviano está ser canciller o albañil, ser comerciante en pequeño o presidente. Esto es lo más revolucionario de Bolivia: que un indígena pueda ser ministro o legislador sin necesidad de teñirse la piel o cambiarse el apellido.

Otra aspecto es el presupuesto público, cuya distribución pasa por estructuras comunitarias y sindicales que son expresiones de la plurinacionalidad.

Vivir bien como modelo de desarrollo

El tipo de desarrollo que alcancemos dependerá de la correlación de fuerzas. Tenemos varios sectores de la producción: están las empresas grandes, medianas y pequeñas, está la pequeña producción que simplemente se reproduce, está la producción comunitaria y está el Estado. Quisiéramos impulsar todo lo comunitario, pero tenemos que impulsar el fortalecimiento económico del Estado como medio para generar excedentes que nos permitan apoyar a la producción comunitaria.

El paradigma “Vivir bien” nace de la comunidad, donde hay mecanismos de desarrollo que no están basados en la rentabilidad sino en la producción de satisfactores armoniosa con la naturaleza. Pero el Vivir bien no se sostiene sobre la miseria. Necesitamos educación, salud, carreteras, agua potable, electricidad sin destruir el entorno.

Las comunidades no piden recursos para acumular capital sino para mejorar sus condiciones de vida. Y para esto, el Estado necesita excedentes económicos. ¿Cómo generar los recursos públicos que garanticen a la población las condiciones básicas mínimas sin afectar a la naturaleza? Equilibrio es la clave.

Son tensiones que se dan en la comunidad y le toca al Estrado buscar que se pueda hacer un desarrollo productivo y proteger a la naturaleza: eso es Vivir bien.

Movimientos sociales y Estado

En las últimas décadas, los movimientos indígenas y campesinos pasaron de la resistencia a la oposición, del asedio al Estado neoliberal construyeron una correlación de fuerzas que les permitió volverse Estado, y convertir su proyecto y programa en políticas de Estado.

De la posibilidad de volverse Estado se dan cuenta primero los quechuas y aymaras del altiplano y los valles, mientras que los pueblos del oriente han seguido luchando desde los márgenes.

El problema ahora está en que después de haber construido las grandes demandas universales, en los momentos de ascenso, los movimientos se están replegando a los particularismos, al localismo, al individualismo comunitario, al corporativismo.

Existe el derecho a la consulta informada que tienen los pueblos originarios cuando se quiere utilizar un recurso natural no renovable ubicado en su territorio. Si el pueblo decide que un recurso que es de la nación no se toca, no se toca…

Hasta 2008, el interés general lo representaba el movimiento y el Estado iba a la zaga. Ahora es al revés. Debido al repliegue de ciertos sectores, el Estado debe asumir la representación del interés general. Pero debe ser temporal. No hay revoluciones permanentes, son por oleadas. Esperamos una nueva oleada de movimientos que pasen por encima del Estado, que vayan aun más allá que el hermano Evo.

(Transcripción, Armando Bartra).