Desde 2016, cientos de niños toman clases apretujados en aulas móviles en comunidades de la Sierra Norte de Puebla; sus escuelas fueron dañadas por la tormenta Earl y no han sido reparadas aun. El gobierno estatal ha reconstruido dos de 18 escuelas dañadas.
Leticia Ánimas
Regeneración, 27 de octubre de 2017. Sierra Norte, Puebla.- Apretujados en un área de unos 500 metros cuadrados, más de 700 niños de la primaria Ignacio Zaragoza y del preescolar Xochicalli de Chicahuaxtla, en Tlaola, toman sus clases en 16 aulas móviles colocadas en el patio frontal y trasero de la presidencia auxiliar de la comunidad que fue devastada el año pasado por la tormenta tropical Earl, sin que sepan cuándo iniciará la reconstrucción. “Menos ahora que hay tanto damnificado en el país”.
Como ellos, una cantidad similar de estudiantes en algunas comunidades de Huauchinango como Papatlazolco y Xaltepec, siguen tomando sus clases en los camarotes de policarbonato y aluminio con los que el CAPCEE salió al paso luego de las lluvias que en agosto de 2016 dañaron 18 escuelas, seis de las cuales requieren ser reubicadas.
La entrada al sitio donde están –uno tras otro- los 16 camarotes para la primaria y cinco para el kínder de Chicahuaxtla, está cercada con una malla ciclónica. Dos enormes tanques plásticos colocados a un costado abastecen de agua a la cocina escolar, a unos 10 sanitarios móviles que hay en la parte trasera del terreno –sólo a un metro de distancia de las aulas- y también de ahí beben los niños.
Los más grandecitos, más de 400, pasan ahí ocho horas diarias, de las ocho de la mañana a las cuatro de la tarde, porque la escuela primaria es de las llamadas de “tiempo completo”, pero en estas condiciones, ni pensar que pueda lograrse el objetivo para el que fue creado este programa: reforzar la convivencia escolar y los procesos de inclusión a través de actividades artísticas, culturales o de desarrollo físico. No hay espacio.
Que los tengan ahí encerrados, opinaron algunos padres, parece un castigo para los niños. No hay lugar para hacer estas actividades. “Lo único disponible son los pizarrones. No se puede trabajar ni en el piso.”
A las 11 o a las 12 del día, ya nadie quiere estar en las aulas. “Quieren pararse, jugar, pero no hay espacio. Sólo van al comedor. La situación que estamos viviendo es muy trágica, en cada grupo hay 37, 40, 45 alumnos y, se imagina… todos amontonados. Siempre tienen que estar con las puertas abiertas porque el calor es insoportable. Aunque deben estar cerradas, el aire acondicionado, cuando sirve, no alcanza a llegar hasta atrás y no queda de otra. En tiempo de lluvias todo que gotea”, dijeron al tiempo de pedir su derecho al anonimato porque la “indicación que tenemos es no hablar, ni permitir la entrada a los medios de comunicación.”
Cuentan que a finales del pasado año escolar hubo crisis por el aseo de los sanitarios. La empresa que los alquila, no había llegado a vaciarlos. “Los niños iban al baño y estaban llenos de excremento, hasta había gusanos. Los maestros tuvieron que reportarlos. Vinieron a arreglarlos y trajeron otros nuevos”. Mientras que en agosto de 2017, cuando reanudaron las labores escolares, pasaron casi un mes sin energía eléctrica, hasta que llegaron los de la Comisión Federal de Electricidad a repararla.
Pero lo más grave, aseguraron, es que a la fecha desconocen cuándo se iniciará la construcción de los nuevos edificios escolares. “Sabemos que el director gestiona, pero en la SEP del estado le han dicho que le corresponde al gobierno federal. El presidente municipal, Abdías Castillo Castillo, dice que como es programa federal a él no le sueltan el presupuesto”.
Los profesores, ya hasta se quieren ir de este pueblo, aseguraron al tiempo de señalar que cada vez ven más difícil que se logre la reconstrucción de estas escuelas “luego de tantísimo damnificado que ya hay en nuestro país”.
Durante las lluvias de agosto de 2016 en la Sierra Norte se registraron daños a más de 18 escuelas de las que al menos seis requieren reubicación como la primaria Cadete Vicente Suárez de la colonia Chapultepec en Huauchinango; el bachillerato Hueyi Tlatoani en Xaltepec; la telesecundaria Frida Kahlo de Nopala y la primaria federal Amado Nervo de Papatlazolco que sirvió de refugio en esa contingencia, además de la escuela primaria Ignacio Zaragoza y el preescolar Xochicalli de Chicahuaxtla en Tlaola y el bachillerato de la cabecera de ese mismo municipio.
Con daños que podían ser reparados quedaron en Huauchinango el Plantel 10 del Colegio de Bachilleres; el preescolar Salvador Díaz Mirón de La Morena; el Conalep ubicado en El Potro y la primaria Benito Juárez. Y en las comunidades el preescolar de Papatlatla y el de San Miguel Acuautla; además de las telesecundarias de Huilacapixtla y Cuaxicala.
A la fecha el gobierno estatal ha reconstruido dos escuelas: la Telesecundaria Emperador Cuauhtémoc de Patoltecoya –con 47 alumnos- donde se invirtieron cuatro millones de pesos y el bachillerato EMSAD de Tlaola.
De acuerdo con la titular de la SEP, Patricia Vázquez del Mercado Herrera la reparación de las demás instituciones educativas se le asignaron a la federación y tendrán que esperar a la aplicación de los recursos del FONDEN, por lo que muchas siguen funcionando en aulas móviles.