Estados Unidos advierte acción militar contra Corea del Norte

Corea del Norte se está portando muy mal, advirtió Donald Trump 

kim jong-un corea del norte

Regeneración, 17 de marzo del 2017.-Estados Unidos dio por terminada este viernes la «paciencia estratégica» con Corea del Norte y le advirtió que no descarta una acción militar si continúa con sus ambiciones nucleares.

El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, hizo esta dura declaración tras una visita a la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas, y tras haber constatado el fracaso de 20 años de esfuerzos diplomáticos para detener el programa de armas nucleares de Pyongyang.

«Desde luego que no queremos (…) un conflicto militar», dijo Tillerson a la prensa, antes de añadir sin embargo: «Si (los norcoreanos) elevan la amenaza de su programa de armas nucleares a un nivel que consideramos que requiere una acción, entonces esa opción está sobre la mesa».

«La política de paciencia estratégica se ha acabado» aseguró el secretario de Estado en conferencia de prensa con su homólogo surcoreano, Yun Byung-Se. «Estamos estudiando nuevas medidas diplomáticas, de seguridad, económicas. Todas las opciones están sobre la mesa», insistió sin dar más detalles.

Se trata de un claro cambio respecto a la política llamada de «paciencia estratégica» que llevó a cabo el predecesor de Donald Trump en la Casa Blanca, Barack Obama.

Washington descartó dialogar con Corea del Norte hasta que no se comprometa de forma clara a desnuclearizarse, con la esperanza de que las tensiones internas en este aislado país puedan generar cambios.

Trump acusó este viernes a China de no hacer suficiente para ayudar a contener las ambiciones nucleares de Corea del Norte.

 

 

«Corea del Norte se está comportando muy mal. Han estado ‘jugando’ con Estados Unidos durante años. ¡China ha hecho poco para ayudar!», escribió el mandatario en Twitter.

El jefe de la diplomacia estadounidense, ex director ejecutivo de la empresa petrolera ExxonMobil, efectúa una gira por Asia, su primera experiencia diplomática en la gestión de crisis.

Tillerson prevé reunirse con el presidente surcoreano interino, Hwang Kyo-ahn, al tiempo que Pekín exige a Washington que busque otra forma de gestionar el conflicto con Corea del Norte.

En este contexto, Tillerson visitará el sábado China, principal aliado diplomático y socio comercial de Pyongyang, para pedirle a su vez que acentúe su presión sobre Corea del Norte.

Una ambición nuclear

Corea del Norte aspira desde hace tiempo a convertirse en una potencia nuclear. Llevó a cabo su primer ensayo nuclear subterráneo en 2006, ignorando por completo la oposición internacional. Desde de entonces ha realizado otras cuatro pruebas, dos de ellas en 2016.

El Norte quiere poner a punto un misil intercontinental balístico (ICBM) capaz de alcanzar el continente americano. Aunque Trump prometió que ello no ocurriría, los expertos creen que China quizá sea el último país con influencia sobre el hermético régimen de Kim Jong-un.

«Sabemos que otros países pueden tomar medidas» para presionar a Corea del Norte, aseguró Tillerson, refiriéndose al «nivel máximo de acción posible en el marco de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU», que han condenado reiteradamente a Pyongyang.

El jueves, Tillerson prometió en Tokio -primera parada de su gira- que presionará China para que contenga a su aliado norcoreano. Afirmó también en la capital japonesa que 20 años de diplomacia y sanciones no tuvieron ningún efecto sobre Pyongyang, por lo que era necesario encontrar «un nuevo enfoque».

Durante su campaña electoral, el presidente Donald Trump generó inquietud en la región al dar a entender que Japón y Corea del Sur debían hacer más por su propia defensa, pero desde su victoria, Trump se ha reunido en dos ocasiones con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y ha hecho hincapié en el apoyo total de Washington.

No desestabilizar a Kim

Por su lado, el Gobierno chino es reticente a cualquier acción que pueda desestabilizar el régimen de Kim Jong-Un.

Además, Pekín criticó públicamente la decisión de Estados Unidos de desplegar en Corea del Sur el escudo antimisiles THAAD (Terminal High-Altitude Area Defense).

Tanto Seúl como Washington aseguran que el despliegue tiene por única finalidad defenderse de cualquier amenaza de Corea del Norte, pero Pekín considera que el THAAD y su potente radar podrían reducir la eficacia de sus propios sistemas de misiles.

China reaccionó airadamente, imponiendo una serie de medidas que Seúl interpretó como represalias económicas.