Decenas de códices de culturas indígenas mesoamericanas se exhiben por primera vez al público de la capital mexicana con descubrimientos poco difundidos, como otra versión de cómo habría muerto Moctezuma, uno de los últimos emperadores aztecas.
11 de octubre de 2014.-Integrada por 44 manuscritos, algunos escritos sobre piel de venado, la exposición del emblemático Museo de Antropología muestra cómo los antiguos mayas, purépechas, zapotecos, entre una gran variedad de culturas, escribían dibujando sus conocimientos en geografía o incluso herbolaria.
Se trata de «la exposición más grande de códices» en México, que ofrece un recorrido por «el valor de la identidad» de este país, dijo a la AFP el curador y director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Baltazar Brito.
Los códices, escritos por tlacuilos (que en maya significa el que labra la piedra), representan una visión de la historia «de los pueblos que tras la conquista (española) fueron sometidos», añadió el experto durante un recorrido por la exposición.
«Son una muestra muy importante del conocimiento adquirido por los pueblos indígenas mesoamericanos a lo largo de su historia», enfatizó.
La muestra, que es parte de los eventos del 50 aniversario del museo, tiene como pieza principal el códice Chimalpáhin, que el gobierno mexicano compró en mayo por un millón de dólares a la Sociedad Bíblica de Londres para evitar su inminente subasta.
Este manuscrito fundacional, realizado por los historiadores de ascendencia indígena Domingo Chimalpáhin (1579-1660) y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (1578-1650), retrata la vida cotidiana de la hegemónica cultura mexica en el centro del país y también después en la llamada Nueva España.
¿Apedreado o asesinado con espada?
Otra de las joyas es el Códice Moctezuma, elaborado en papel amate de unos 25 centímetros de ancho por unos dos metros de largo, que muestra escenas de la vida de ese emperador azteca en pequeños dibujos.
Las crónicas antiguas dicen que Moctezuma (1466-1520) murió apedreado por los indígenas que lo consideraron un traidor por entregarse a los españoles.
«Pero este códice nos muestra cómo fue apresado por un español y luego lo muestra muerto, ensangrentado con una espada. Esta es otra versión de la historia que tiene mucho valor porque los códices se consideraban obras hechas por el pueblo para el pueblo», manifestó Brito.
Una compilación de una amplia variedad de plantas y recetas que la Corona española obligó a los indígenas a elaborar después de conocer sus efectivos remedios médicos también figura entre los códices, algunos de más de 10 metros cuadrados.
Los indígenas antiguos se esmeraban en elaborar con rigurosidad sus códices porque también los usaban para reclamar sus derechos o privilegios ante la Corona.
También los había genealógicos como el Códice García Granados, que representa el árbol familiar «de los señores de Tenochtitlán y Tlatelolco» dibujado en parte en las ramas de un nopal.
Sin dejar de ser objeto de estudio, por su potencial de albergar todavía grandes secretos, «el mensaje de los códices todavía no ha sido descifrado del todo», aseguró el curador.
En el mundo hay alrededor de 650 códices mexicanos, de los cuales unos 16 son prehispánicos. México tiene en bóvedas del Museo de Antropología e Historia unos 200 de estos documentos, incluidos los de esta exposición que se extenderá hasta el 11 de enero de 2015.