Francia: un recuerdo y preguntas al tribunal

Por Guillermo Almeyra*

Cuando a fines de los 70 colaboraba en París con Ahmed Ben Bella, ex presidente argelino exiliado en Francia, sacábamos una revista que la policía prohibía regularmente y reaparecía enseguida con otro nombre y en la cual yo participaba con un seudónimo árabe variable.

El verdadero animador de las publicaciones era Gilbert Marquis, un abnegado y viejo militante trotskista, muy cercano a Michel Raptis, Pablo, quien había sido asesor de Ben Bella.

Un día los Servicios franceses convocaron a Gilbert y le dijeron: “Ud. Es un hombre honesto e íntegro que lucha por sus ideas, pero en el Comité de redacción hay cuatro miembros ( nota mía: sobre siete, incluyendo a Gilbert y Ben Bella) que trabajan para nosotros y dos de ellos, seguramente, también para los Servicios argelinos”.

Ya sospechábamos de algunos, pero no de los cuatro y la advertencia –destinada a desmoralizarnos, pero también a poner sobre aviso a los “franceses honestos”- nos demostró cuán profundamente están infiltrados desde siempre los grupos árabes o musulmanes por la experta policía francesa.

Eso me hace preguntarme:

¿No es demasiado oportuno para Hollande el atentado contra Charlie Hebdo, que distrae de la crisis, permite intentar aplastar aún más a los árabes y musulmanes, moviliza el chauvinismo francés y le roba el terreno bajo los pies a los nacionaL-fascistas de Le Pen?

Si los dos hermanos terroristas eran muy conocidos por la policía (y uno de los cuales ya había estado preso) y eran raperos y ladronzuelos de poca monta ¿cómo es posible que la policía no supiera nada del atentado ni lo hubiese impedido? ¿No los habrá querido manipular y la cosa se les escapó de las manos?

¿Cómo hicieron esos dos pobres diablos para comprar auto, ropas, armas pesadas, y su amigo Coulibaly, moto, armas, explosivos?

¿No es demasiada casualidad que los hermanos terroristas hayan olvidado en el auto sus documento permitiendo así su rápida identificación?

¿Es usual que alguien deje un auto con las puertas abiertas en la calle frente a una redacción custodiada, entre, asesine y se vaya con tanta facilidad?

¿Por qué hace unos meses la policía retiró un coche-custodia frente a Charlie Hebdo? ¿Por qué no había más vigilancia?

¿Por qué tanto empeño en matar a quienes hasta entonces era sólo sospechosos, en vez de buscar apresarlos vivos y hacer un juicio ejemplar?

¿Por la necesidad de tener todo resuelto, a cualquier costo, antes de la manifestación reaccionaria e islamófoba del domingo 11 o para evitar que pudiesen hablar?

¿Por qué los hermanos Kouachi y Coulibaly, cada uno por su parte, confesaron por radio su pertenencia, recíprocamente, a Al Qaeda y al Estado Islámico, que se matan entre sí en Medio Oriente? ¿Por qué esperaban morir como mártires?

¿Por qué un coronel de gendarmería, encargado de investigar este caso, acaba de suicidarse?

Hay muchas más, pero me hubiera gustado que un juez francés al menos nos aclarase estas “rarezas”.

*Publicado en la página del autor con el título: UN RECUERDO Y ALGUNAS PREGUNTAS QUE DEBERÍA HABER RESPONDIDO UN TRIBUNAL
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