Este 28 de septiembre pero de 1810 se realiza la gesta de Miguel Hidalgo que duró 3 días para avanzar en la independencia de México
Regeneración, 28 de septiembre de 2019. La Toma de la Alhóndiga de Granaditas fue un episodio bélico que tuvo lugar el 28 de septiembre de 1810 en la ciudad de Guanajuato, en México, como una de las primeras acciones en el marco del conflicto independentista.
La Alhóndiga era, como indica su nombre, un edificio construido para servir de almacén y para la venta de granos, tuvo lugar un asedio a los habitantes de la ciudad por parte de las tropas insurgentes.
Una vez declarada la rebelión en la ciudad de Dolores, los insurgentes tuvieron una seguidilla de acciones bélicas de las que emergieron victoriosos, y que les fueron sumando adeptos.
San Miguel el Grande, Celaya, Atotonilco y Salamanca fueron testigos del avance de los independentistas.
Es así como Hidalgo y sus hombres se dirigen a Guanajuato, importante centro minero del virreinato, donde Juan Riaño fungía como intendente.
Riaño e Hidalgo habían sido amigos, ya que se habían conocido años antes, durante la construcción de la Alhóndiga.
Al enterarse de la inminente llegada de los insurgentes a la cuidad, Riaño decide resguardar a los peninsulares y a sus familias, así como a la tropa bajo su mando, en la Alhóndiga.
Éste edificio, que fungía como depósito de grano, tenía la estructura de una fortaleza.
Hidalgo envió un emisario a la ciudad para negociar con Riaño una rendición pacífica de la ciudad, pero el intendente reafirmó su fidelidad al Rey.
Desarrollo de los acontecimientos
La respuesta de Riaño fue la señal de inicio al acoso de la Alhóndiga. El edificio resultó ser una notable y resistente defensa contra los ataques independentistas.
A los hombres que ya venían con Hidalgo se sumaron mineros y gente del pueblo, que ayudaron en el sitio, proporcionando información sobre las personas que se habían resguardado en la Alhóndiga.
Sin embargo, el acoso se prolongaba y no había progresos. Ante esto, Riaño reunió un grupo de sus hombres, saliendo de la Alhóndiga a enfrentar a los sitiadores.
Esta acción fue contraproducente, ya que los atacantes le reconocieron y le dieron muerte.
Dentro de la Alhóndiga las posiciones eran encontradas, entre los civiles que deseaban rendirse y los militares que estaban decididos a continuar el combate.
Fuera del edificio, Hidalgo y los sublevados no encontraban la manera de entrar.
El minero Juan Martínez, llamado “El Pípila”, que se había sumado a los insurgentes, se ofreció entonces para una acción temeraria.
Cargado con una losa de piedra que le servía de blindaje contra los disparos que provenían de la Alhóndiga, se pudo acercar hasta la puerta de la misma para prenderle fuego.
Destruida la puerta, la gente de Hidalgo pudo vencer la resistencia y entrar.
Una vez dentro, los hombres de Hidalgo y los que se les habían sumado en Guanajuato cometieron toda clase de desmanes: